Mes: diciembre 2009

POETAS 41. Francesco D´Assisi

 Al margen de ser uno de los primeros textos de la poesía italiana, la obra de Francesco D´Assisi es testimonio de una ética y de una estética; también de una manera global y radical de ser. Francesco D´Assisi fue el fundador de la espiritualidad franciscana, manifiesta en el «Cántico del hermano sol». Se dice que fue compuesto durante el invierno de 1224 a 1225, en la celda de San Damiano. Su tono, a la vez humanista y panteista, es clave dentro de la lírica universal y ha suscitado una gran cantidad de comentarios filológicos, literarios y religiosos. (Esta introducción y la traducción del poema es obra de Antonio Colinas, y han sido extraídos de su «Antología esencial de la poesía italiana»)

CANTICO DEL HERMANO SOL

Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y la bendición.

A tí solo, Altísimo,
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.

Alabado seas, mi Señor, por todas las criaturas,
especialmente mi señor, el hermano sol,
el cual proporciona el día y gracias al cual nos alumbras,
y el es bello y radiante y con gran esplendor:
y de tí, Altísimo, lleva la significación. (más…)

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¿SE PUEDE ESCRIBIR POESÍA DESPUÉS DE AUSCHWITZ? (Un poema de Wyslawa Szymborska)

En una entrevista reciente hecha a Wyslawa Szymborska en el diario “El país”, el entrevistador le hace a la poeta que nació a pocos kilómetros de Auschwitz quizás la pregunta más interesante de toda la entrevista: “¿Qué piensa de la idea de Adorno de que no se puede escribir poesía después de Auschwtiz?” Wyslawa, que es tan irónica y descreída como entrañable, acaba quitándole la razón a Adorno y remata que “eso lo pudo comprobar personalmente, porque él  vivió todavía más de veinte años después de terminar la guerra. En ese tiempo hubo poetas nada desdeñables que escribieron poemas nada desdeñables. Si ese trabajo hubiera carecido de sentido ¿Para qué habría servido?” Es cierto que adorno sobrevivió veinte años a la hecatombe de los judíos, pero todavía en ese tiempo, en los años 60, siguió combatiendo la barbarie nazi, y en 1966 emitió una conferencia por Radio Hesse titulada “La educación depués de Auschwitz”. Hasta tal punto le seguía obsesionando a Adorno la posibilidad de que Auschwitz se volviera a poblar de prisioneros y verdugos humanos. Una de las cosas que nos recuerda Adorno en esa conferencia radiada es que no debemos apartar este horror de nuestra vista y de nuestra memoria, si queremos que Auschwitz no se vuelva a repetir. Y, por supuesto, seguía viendo el peligro en todas partes. Llama la atención, precisamente, sobre la estructura de nuestra propia sociedad, que produce individuos incapaces de amar y que sólo se ven seducidos por las posibilidades de la técnica y “sus lindos aparatos”. “La sociedad actual -nos dice- se basa en la persecución del propio interés en detrimento de los intereses de los demás. Los hombres, sin excepción alguna, se sienten hoy demasiado poco amados, porque todos aman demasiado poco. La incapacidad de identificación fue sin duda la condición psicológica más importante para que pudiese suceder algo como Auschwitz entre hombres en cierta medida bien educados e inofensivos”. (más…)

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POETAS 40. Gustavo Adolfo Bécquer

Habría tantas razones para releer a Bécquer, que uno no sabe por donde empezar. Tal vez, el hecho de que sea uno de los poetas célebres peor leídos podría constituir ya una razón de peso. Sus versos se escuchan y se refieren mucho pero, por eso mismo, se les presta una atención escasa, como se le presta también atención escasa al refranero, pese a contener en su acervo aforismos que podrían poner envidiosos a los mejores aforistas. A la hora de dejar unos cuantos versos representativos, he tenido que optar por la rázón que más se acopla a internet: la de la  brevedad. No dejo aquí los mejores versos de Bécquer, sino los más breves, lo que no implica que sean los peores, aunque sí, probablemente, los que mejor se prestan a la caricatura de la cursilería. La poesía de Bécquer está tan condensada, que por fuerza tenía que tender a la brevedad. (Condensación en poesía es, por lo ordinario, sinónimo de calidad. Se acaba volviendo, por lo general, poeta, el que valorando en exceso la fuerza que tienen las palabras, no está dispuesto a hacer un dispendio de ellas). Pero bien se podría haber elegido otro modo de selección, otro orden distinto: el orden que el propio Bécquer impuso a sus poemas en su «libro de los gorriones», que es bien distinto al orden temático dado con posterioridad a su muerte. Doctores tiene la Santa Iglesía…, y el que esto escribe de esto entiende poco, pero ¿habría la posibilidad de empezar a leer el verdadero «libro de los gorriones» y no sus postizas «rimas»?. Creo que esta cuestión del título es uno de los factores que provocan un malentendido en el crédito que pueda ofrecernos Bécquer. Porque ¿a qué poeta que titule sus versos como rimas se le puede tomar en serio? El caso es que Bécquer es uno de los poetas más afortunados de la república hispana de las letras No sólo es uno de los poetas más dotados, sino también uno de los mejores prosistas: leer sus fantasmagóricas «leyendas» -acaba de ser incluido con toda justicia en una colección periódica de «libros de horror», una de sus muchas posibles lecturas- o sus «cartas desde mi celda» es uno de los mayores placeres en prosa que nos puede reportar la literatura en castellano. Pero si uno se atreve a leer los poemas de Bécquer sin atisbo de prejuicio y olvidándose del falso retintin que le ha quedado a la musicalidad de las rimas románticas -no hay cosa mejor para comprobarlo  que escuchar el estruendo de timbales y tambores de la canción del pirata esproncediano-, enseguida se descubre -como ya lo hicieran casi todos los poetas del 27- a uno de los poetas más profundos y delicados. Es preciso leer a Bécquer apagando el estrépito  aparatoso de su rima externa para poder acceder así a su ritmo y rima interiores. Hay que olvidarse de la fácil y aparente superficialidad bécqueriana y atisbar la profundidad desde la que él escribe. En Bécquer, facilidad significa capacidad para escribir afortunadamente. Y, en fin, me dejo de rollos y os dejo ya con unos de los poetas más afortunados de esta selección. Si alguien busca piropos -un poco cursis, por supuesto-en verso, que no se canse de fatigar internet: no tiene más que leer a Bécquer y se hará con un buen arsenal de fáciles conquistas. (Se ha conservado en esta selección el orden que sigue el «libro de los gorriones»)

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú. (más…)

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