Mes: julio 2010

PENSAMIENTOS 6. Epicteto

Epicteto nacio en torno al año 50 d. C. en la Frigia Epicteto, lugar del que tomó su nombre. Esclavo de nacimiento, fue trasladado a Roma cuando era niño. Fue esclavo de Epafrodito, el secretario particular de Nerón. Se cuenta que en una ocasión en que Epafrodito sometía a suplicio a Epicteto maltratándole la pierna, Epicteto, con la serenidad propia del estoico, le hacía ver: «Me la vas a romper. Y así fue, de tanto insistir en el suplicio, se la acabó rompiendo. A lo que Epicteto sólo añadio de forma imperturbable: «¿no te lo había advertido?». También fue esclavo del estoico Musonio Rufo, quien le permitió asistir a sus enseñanzas y le concedió, al fin, la libertad. Posteriormente a este periodo de aprendizaje, Epicteto abrió su propia escuela de filosofía en Roma, hasta que tuvo que abandonar la metrópolis ante el decreto de expulsión de los filósofos. Hasta su muerte entre 120 y 130 d. C, vivió en Nicópolis, lugar al que acudían numerosos jóvenes de otras ciudades, atraídos por su fama de retórico y filósofo. Allí completaban su formación, mientras Epicteto leía en sus clases  pasajes de los principales filósofos de la escuela (Zenón, Cleantes, Crisipo) y los explicaba. Esta formación también se llevaba a cabo mediante la elaboración de composiciones sobre distintos temas indicados, las cuáles, además, servían a los alumnos como ejercicio filosófico y retórico. 

Paloma Ortiz García, a quien se le debe la traducción de éstas máximas, ha resumido lo esencial de la filosofía de Epicteto en la siguientes palabras: «La facultad racional, que nos distingue de los animales, es un don de providencia divina: ésta ha concedido a los seres vivos la facultad de uso de las representaciones, es decir, de considerar o imaginarse en su interior las cosas como bienes o como males y, de acuerdo con eso, desearlas o rechazarlas. El hombre no sólo dispone del uso de las representaciones, sino que además, gracias a la facultad racional, tiene también la capacidad de comprender ese uso, es decir, de distinguir lo correcto de lo incorrrecto en el uso de las representaciones. Ese uso tiene lugar fundamentalmente tres terrenos, el del deseo, el del impulso y el del asentimiento intelectual: son los llamados tres tópicos del estoicismo tardío, en los que esta escuela consideraba que radicaba el acierto o el desacierto del comportamiento moral. Usar correctamente las representaciones nos llevará a desear y rechazar acertadamente, de manera que deseemos sólos los bienes y rechacemos sólo los males; a sentir impulsos de actuar sólo hacia el bien y experimentar la repulsión sólo ante el mal; nos llevará, en lo conceptual, a aceptar lo verdadero y rechazar lo falso: ése es el camino que nos puede conducir a la felicidad y a una vida libre de frustraciones. Y eso depende de nosotros, porque así lo quiso la providencia: luego ser felices depende de nosotros. Si uno cifra su felicidad sólo en eso, en el uso correcto de las representaciones, podrá ser feliz.»

 – Es propio del profano reclamar a los otros por lo que uno mismo ha hecho mal; el reclamarse a sí mismo, propio del que ha empezado a educarse; propio del instruido, el no reclamar ni a los otros ni a sí mismo.

– No pretendas que los sucesos sucedan como quieres, sino quieres los sucesos como suceden y vivirás sereno.

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POETAS 59. Idea Vilariño II (Poemas de amor)

Idea Vilariño publicó «Poemas de amor» en 1957 y se lo dedicó a Juan Carlos Onetti. En una entrevista a Elena Poniatowska comentó: «Aunque este libro está dedicado a J.C.O., no todos los poemas son suyos. Lo son, sin duda, los más dolorosos o desolados. No porque aquel amor fuera así, sino porque fueron escritos en momentos así». En la misma entrevista, hizo la siguiente reflexión sobre el amor: «El amor y la muerte nos son [mis] obsesiones sino certezas. Y creo que la actitud más lúcida, más sana, es tener presente que la vida y que el amor se acaban. Ver a los otros y a uno mismo caminando a la muerte, vivir el amor a término, tal vez hagan el amor y la vida más terribles, pero también digo que los hacen más intensos y más hondos».

EL AMOR

Un pájaro me canta
y yo le canto
me gojea al oído
y le gorjeo
me hiere y yo le sangro
me destroza
lo quiebro
me deshace
lo rompo
me ayuda
lo levanto
lleno todo de paz
todo de guerra
todo de odio de amor
y desatado
gime su voz y gimo
río y ríe
y me mira y lo miro
me dice y yo le digo
y me ama y lo amo
-no se trata de amor
damos la vida-
y me pide y le pido
y me vence y lo venzo
y me acaba y lo acabo.

(1961)

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LOS DIARIOS DE TOLSTOI VI (La vida según la razón)

(Ahora que se celebra en este año 2010 el centenario de la muerte de Tolstoi, y aprovechando que está actualmente en cartel una película sobre el último periodo de su vida -«la última estación», se titula esa película-, se deja aquí otra entrega sobre los diarios de Tolstoi. En breve, se continuarán las siguientes entregas. Aunque queda subrayado que lo que con estas entregas se buscaba no era una reseña de la vida de Tolstoi, sino más bien una difusión de su pensamiento. Al final de cada entrega se hace una selección de los pensamientos que Tolstoi iba apuntando en los diarios. Los pensamientos es lo que importa; lo demás, seguramente, sobra. Pero como, tal vez, tantos pensamientos podrían hacerse difíciles de digerir por sí solos, se ha preferido introducirlos con una breve reseña de la vida de Tolstoi, tal como aparece reflejada en estos diarios. Se ha tratado de esbozar los acontecimientos y los sentimientos vitales de Tolstoi siguiendo un hilo cronológico. Quien no está al tanto de la figura y vida de Tolstoi, puede consultar aquí – en el apartado «Los diarios de Tolstoi»- las entregas desde el comienzo. O si no, creo que ahora mismo hay unas cuantas biografías en el mercado. En las próximas entregas, se tratará de abreviar la introducción e ir directamente a los pensamientos. También nos acercaremos ,paso a paso, a los últimos años de Tolstoi, que seguramente son también los más interesantes. Un folletín, quizás; no es de extrañar que diesen lugar a una película, a más de una novela.).

En 1891 Tolstoi tiene 64 años y sigue escribiendo intensamente. Acaba de publicar la novela «Sonata a Kreutzer» y está «ocupado terriblemente» en la redacción de algunos artículos sobre arte, ciencia y religión, etc. En Tolstoi, la escritura siempre es un etcétera. Día tras día, retoma por la mañana lo que tiene entre manos, revisa lo que ha escrito, corrige su última redacción y va avanzando, aunque sea poco. Tolstoi es todo un maniático de la corrección; no cesa de revisar sus textos por décima o vigésima vez. Después se toma un descanso, da un paseo, trata con la familia, atiende a los visitantes que acuden a su casa para pedirle consejo o, simplemente, conocerle, cumple con su régimen de lecturas. Aún así, Tolstoi se queja en su diario de que escribe a duras penas y se empieza a cernir sobre él la sospecha de que su carrera de escritor acaso esté acabada. «Se podrían reforestar de nuevo -observa Zweif en su biografía sobre Tolstoi- los bosques de Yasnaia Poliana, si todo el papel empleado para imprimir los recuerdos sobre Tolstoi se conviertiese de nuevo en árboles. Jamás un poeta vivió a conciencia tan abiertamente, pocas veces uno se abrió a los hombres con ese deseo de comunicar». Pronto va a descubrir que esta esterilidad para escribir le puede ahorrar el error de llevar una vida no dedicada a servir a Dios y a los demás. Tolstoi escribe una carta a los periódicos en la que declara conceder a todo el que quisiera el derecho a publicar gratuitamente en Ruisia y en el extranjero, en ruso o en traducción, todas las obras escritas después del años 1881, así como todas las obras que puedan aparecer en lo sucesivo.

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POETAS 59. Idea Vilariño I (Nocturno)

Idea Vilariño, (Montevideo 1920-2009). Hija del poeta y anarquista gallego Leandro Vilariño, de quién aprendió poesía, ritmos y prosodias. Su infancia trascurrió rodeada de música, junto a sus hermanos Alma, Azul, Poema y Numen. Virtuosa del violín desde pequeña, su hermano Numen alcanzó gran celebridad como pianista. A los once años, Idea sufrió una profunda conmoción al descubrir sus ojos ya adultos en un espejo, su primera experiencia de autopercepción personal y que más tarde va a poetizar en alguno de sus libros: «Cuando compre un espejo para el baño/voy a verme la cara/voy a verme/ pues qué otra manera hay decidme/que otra manera de saber quién soy». Comienza a escribir poesía en su adolescencia y en 1945 publica su primer libro «La suplicante». Su obra poética la integran: El paraiso perdido (1949); Nocturno (1955); Poemas de amor (1957); Pobre Mundo (1966) y No (1980). Desde 1952, Idea Vilariño trabajó como profesora de Literatura de enseñanza secundaria hasta el golpe de Estado de 1973 en Uruguay. Son célebres y reconocidas en el mundo académico latinoamericano sus traducciones y trabajos sobre Shakespeare. En 1985, una vez caída la dictadura, se incorporó a la Cátedra de Literatura Uruguaya en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Intervino como compositora en dos temas míticos dentro de la canción latinoamericana. «A una paloma» (Daniel Viglietti), y «La canción y el poema (Alfredo Zitarrosa).

Para Idea, la poesía es una forma de ser: «Todo lo demás son accidentes- concede en una entrevista-. Pude ser profesora o no. Sóla o no. Música o no. Traductora de Shakespeare o no. Estudiosa de la prosodia o no.  Todas las cosas que amé y que realicé en la medida que pude. La poesía no fue accidente. Mi poesía soy yo. Por eso no me interesaba  publicar; es más, deseé no haber publicado nunca. (…) Escribir poesía es el acto más privado de mi vida realizado siempre en el colmo de la soledad y del ensimismamiento, realizado para nadie, para nada. (…) Sé que desearía no haber publicado nunca. No me importa ya cuando se trata de reediciones. Pero dado el carácter de dolorosa intimidad de la mayor parte de mis poemas, sentí, después, cada libro como un acto de impudicia, de exhibicinismo. Hay poemas que nunca publiqué ni mostré a nadie. Eso debería haber hecho con todos».

Y SEGUIRÁ SIN MÍ

Y seguirá sin mí este mundo mago
este mundo podrido.
Tanto árbol que planté
y versos que escribí en la madrugada
y andarán por ahí como basura
como restos de un alma
de alguien que estuvo aquí
y ya no más
no más.
Lo triste lo peor fue haber vivido
como si eso importara
vivido como un pobre adolescente
que tropezó y cayó y no supo
y lloró y se quejó
y todo lo demás
y creyó que importaba.

                                  (Las Toscas, 1979)

SI MURIERA ESTA NOCHE

Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.

                                      (5 de septiembre de 1952)

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POETAS 58. Antonio Machado I (Soledades)

Nací en Sevilla una noche de julio de 1875, en el célebre palacio de Las Dueñas, sito en la calle del mismo nombre.

Mis recuerdos de la ciudad natal son todos infantiles, porque a los ocho años pasé a Madrid, adonde mis padres se trasladaron, y me eduqué en la Institución Libre de Enseñanza. A sus maestros guardo vivo afecto y prfunda gratitud. Mi adolescencia y mi juventud son madrileños. He viajado algo por Francia  y por España. En 1907 obtuve cátedra de Lengua Francesa, que profesé durante cinco años en Soria. Allí me casé: allí murio mi esposa, cuyo recuerdo me acompaña siempre. Me trasladé a Baeza, donde hoy resido. Mis aficiones son pasear y leer.

                                                                                1917

De Madrid a París a los veinticuatro años (1899). París era todavía la ciudad del «affaire Dreyfus» en política, del simbolismo en poesía, del impresionismo en pintura, del escepticismo elegante en la crítica. Conocí personalmente a Oscar Wilde y Jean Moréas. La gran figura literaria, el gran consagrado, era Anatole France.

De Madrid a París (1902). En este años conocí en París a Ruben Darío.

De 1903 a 1910, diversos viajes por España: Granada, Córdoba, tierras de Soria, las fuentes del Duero, ciudades de Castilla, Valencia,  Aragón.

De Soria a París (1910). Asistí a un curso de Henri Bergson en el Colegio de Francia.

De 1912 a 1919, desde Baeza a las fuentes del Guadalquivir y a casi todas las ciudades de Andalucía.

Desde 1919 paso la mitad de mi tiempo en Segovia y en Madrid la otra mitad, aproximadamente. Mis últimas excursiones han sido Ävila, León, Palencia y Barcelona (1928).

                                                                            1931

LXXVIII

¿Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,

la voz que fue a tu corazón, la mano
que tu querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?

¿Y ha de morir contigo el munto tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?

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POETAS 57. Blas de Otero II («Hojas de Madrid con La galerna»)

 Se deja aquí una selección de poemas de un libro inédito de Blas de Otero que acaba de editar Galaxia Gutetenberg titulado «Hojas de Madrid con La galerna». Durante diez años, después de su regreso a Madrid desde Cuba en 1968, Blas de Otero fue acumulando en una carpeta, a la que había colocado el rótulo de Hojas de Madrid, los poemas de su último libro, que fue finalmente ampliado con otro libro posterior al que dió el titulo de Galerna. A éste último libro le fue dando forma y nombre Blas de Otero respondiendo a un motivo temático: la descripción de los estados depresivos, a los que se refería bajo el nombre simbólico de «galerna» A estos estados depresivos que se le venían apareciendo ciclicamente desde su juventud, y que se le agudizaron entre los años 72 y 73, logró sacarles  provecho poético. «Algunos de estos poemas- explica Sabina de la Cruz, son muy duros, pero enfrentarse literariamente a la depresión fue la mejor medicina que pudo tomar». Este periodo viene, además, a coincidir con la larga convalencia a la que le somete un cancer de pulmón que le acabará enfrentando con la realidad de la muerte, y que se va a convertir en una constante dentro del poemario. Se trata, pues, de dos poemarios en un solo volumen, con un total de 306 poemas, de los cuales 161 habían permanecido inéditos hasta ahora.

«Diversos avatares biográficos e históricos -escribe Sabina de la Cruz, viuda de Blas de otero, y también autora de la edición de este libro- retrasaron su publicación, a pesar de la insistencia de los editores. Pero Blas de Otero, en estos diez años, tuvo que vencer una grave enfermedad, y rehacer su vida después de un penoso divorcio, luchar de nuevo con la censura que le cortó el proyecto de «poesía e historia» (1960-1968), fruto de sus últimos viajes por el mundo, y, sobre todo, quiso participar en los acontecimientos que trajeron la democracia a España. Urgente era, en aquellos momentos, editar sus libros anteriores, prohibidos durante tantos años en su tierra».

Tal como sigue refiriendo Sabina de la Cruz, «Blas de Otero escribía manualmente su poesía en cuadernos o folios sueltos, y él mismo los pasaba a máquina en varias copias con papel-carbón. Las correcciones aparecen en estas copias, y, excepcionalmente, en algunos manuscritos. Pero Blas de Otero era un poeta que nunca daba por terminada su obra, y que volvía una y otra vez sobre ella… (…) No sólo en las pruebas de imprenta, sino en los libros ya publicados, aparece en ocasiones la corrección autógrafa de un verso». «Era poco libresco, pero muy lector, -nos recuerda su amigo Mario Hernández, quien también se ha encargado de realizar el prólogo para este libro-. Tenía una memoria prodigiosa. Le gustaba jugar a citar versos y a ver quién adivinaba el autor». Su viuda, Sabina de la Cruz, lo corrobora: «Siempre ganaba él. Y eso que la profesora de literatura era yo». A través de estas páginas resuenan poetas como Machado, Becquer, Quevedo, Neruda, Fray Luis de León, León Felipe, Vallejo, Lorca, Garcilaso, Manrique, Rilke, Rimbaud y Wittman. 

 «ERGO SUM»

A los cincuenta y dos años sigo pensando lo mismo que a los siete.
Que las nubes son grandes, los monopolios enormes, los vietnamitas chiquitos
e invencibles.
A los cincuenta y dos años sigo pensando lo mismo que Carlos Marx,
con la única diferencia de que le copio un poco pero lo digo más bonito.
A los cincuenta y dos años, me planto
en medio de los hombres y les espeto que me engañaron a los siete años, a los diecisiete y casi a los veintisiete.
A los cincuenta y dos años, escribo
y no escarmiento y me dedico exclusivamente a pasear, a leer, a trasladar maletas de un país a otro, y a conspirar.
(Esto lo digo para confundir a la policía.)
A los cincuenta y dos años sigo enamorado de Carmencita, de Merche, de Carmela y de la Niña de los Peines.
A los cincuenta y dos años, Málaga.
Y escribo como un autómata, corrijo como un robot, y publico lo que pienso (es un decir).
A los cincuenta y dos años, ni tengo bicicleta, ni televisor, ni ganas de dormir, ni cuenta vulgar y corriente.
A los cincuenta y dos años, chufas.
A los cincuenta y dos años, escucho el agua de los montes, el fuego de los campos y el ruido de las batallas.
Y sigo pidiendo la paz y, de momento, me la conceden en parte; y la palabra, y me mutilan la lengua.
A los cincuenta y dos años, los caramelos son de más vivos colores y la bandera, más destñida.
Y me dedico fundamentalmente a silbar, a deambular y a pensar que existo puest
o que pienso que existo.  (más…)

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