Mes: enero 2012

Rompiendo

La nada

Quieta, la luna quieta
va llorando sus lamentos.
Negra, la noche negra
va cruzando el firmamento.
Lenta, mi vida lenta
va rompiendo los silencios,
las sonrisas, los minutos,
las horas que pasaron
lentas, de mi tiempo lento.

Loading

POETAS 95. John Donne I (Sonetos y canciones)

 John Donne (1572-1631) estudió derecho en Oxford y en Cambridge, y siendo muy joven viajó por Italia y España. Proveniente de una familia archicatólica en tiempos de persecuciones, Donne se convirtió al anglicanismo para poder continuar con su ambiciosa carrera cortesana. Enrolado como soldado al servicio del Conde Essex, participó en las expediciones contra Cadiz y las Azores. Poco después de su conversión de conveniencia, hacia 1601, contrae matrimonio, sin haber obtenido el consentimiento paterno, con Ann More,  joven de 17 años, bien situada socialmente. Tras el ostracismo provocado por el escándalo social de su matrimonio, se ve alejado de la corte londinense y obligado a ganarse la vida como simple abogado. Poco a poco, va granjeándose el favor de la corte, se arrima a protectores como el terrateniente Sir Henry Goodyer, y tiene amoríos con la condesa de Bedford, intima amiga de la esposa del rey Jacobo, y a la que dedicó alguno de sus poemas. El cariz laudatorio que tomaron muchos de sus composiciones con el fin de encontrar valedores para su carrera cortesana, le llevó a escribir elegías de ocasión, género en el que se hizo célebre, especialmente por las elegías  dedicadas a la hija, muerta prematuramente, de Sir Robert Drury. Fueron años éstos en los que recorrió el continente europeo formando parte del séquito de Sir Robert, antes de lograr instalarse en su añorada Londres. Ante la insistencia de la corte por hacerle ingresar en la carrera eclesiastica, única vía ya que le quedaba para  seguir medrando, el 23 de enero de 1615 se ordena sacerdote anglicano en la catedral de San Pablo. A partir del nombramiento de capellán real por parte del rey Jacobo, Donne sienta la cabeza y trueca sus poemas amorosos por otros de índole religiosa, volcándose con especial energía en la oratoria sagrada, que pone a prueba desde el púlpito. Pronto se gana fama como orador barroco y efectista hasta el punto de que su fama más temprana va ligada más a esta faceta que a su original poesía amorosa y metafísica.  Su célebre meditación XVII «¿Por quien doblan las campanas?», escrita con motivo de una epidemia de peste que asolaba Londres, y que a punto estuvo de acabar con la vida del poeta,  fue utilizada por Hemingway como  sugerente título para una de sus novelas, mientras que los ecologistas la han utilizado como una»cita aldabón» para golpear las conciencias: «Nadie es una isla, completo en si mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad. Por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti». Convertido ya en teólogo oficial de la corte, acaparador de dignidades eclesiásticas, y tan temido como admirado por su inflamada y barroca oratoria -T. S. Eliot le llegará a definir como «hechicero de una orgía de emociones»-, en 1621 es nombrado Deán de San Pablo.  Enfermedades y tribulaciones hacen que dedique sus últimos años a centrarse en temas como Dios, la muerte, el pecado y las vanidades humanas. Su último sermón -se dice que con lágrimas en los ojos, voz cavernosa y cara macilenta-, lo pronunció ante la corte en el invierno de 1631. Su poesía, para su tiempo incomprendida, resulta ahora paradójicamente contemporánea y de gran estima por los poetas modernos. El doctor Johnson consagró el desdeñoso término de «poeta metafísico» por adscribirse a una poesía a la que reprochaba unir conceptos díficilmente emparejables. Estas contradictorias ideas metafísicas que salpican profusamente sus poemas, son concretadas por una experiencia personal que logra dar materia a la palabra lírica. Despreciando la fluidez musical de sus antecesores renacentistas -Spenser y Sydney-, logra dar a sus versos una expresión directa y casi coloquial, con encabalgamientos y rupturas rítmicas que convierten sus poemas en dramáticos diálogos apasionados. Pese a que su poesía puede  parecernos un tanto oscura y desmañada, casi sin desbastar, su espontaneidad y sus imágenes insólitas hacen que su voz alcance un tono que hoy nos resulta sugerente.

*****

EL CÁLCULO

Han pasado veinte años desde ayer
sin apenas creer que me dejaste;
cuarenta más pasaron, y viví
del recuerdo de aquel amor de antaño,
y durante cuarenta que siguieron
de esperanzas de que ibas a volver;
otro siglo se ahogó en mis propias lágrimas
y aventaron dos siglos más suspiros.
Luego pasó un milenio y nada hice;
nada pensé, no me ocupé de nada,
dedicado a pensar tan sólo en tí;
tampoco te olvidé en mil años más.
Pero a eso no llames larga vida,
ya que soy inmortal por estar muerto.
¿O crees que también mueren los fantasmas?

(más…)

Loading

[Arriba]

Incógnito

Incógnito

Está bien el poeta en el incógnito.
O, de otro modo, cegado por la luz
de las candilejas de la vida.
Así se desnuda sintiéndose seguro
o ignorando adrede que le ven.
Prenda a prenda, como delante de la amada,
se queda sólo en su verdad profunda.
Acto de amor por aquellos que no lean
una línea suya, que ya no lo es.
Acto de amor por quienes no encuentren error
o escándalo en esa apariencia nueva
tan distinta de la que se ve, se oye, se toca.
Acto de amor por él mismo que, sin armadura,
quiere hacerse uno con el universo
a pesar de sus miserias.

Loading

[Arriba]

PENSAMIENTOS 9. Esquilo

Esquilo fue hijo de un distinguido hacendado y  nació en Eleusis, cerca de Atenas, hacia el año 525 A.C. En esta última ciudad pasó su infancia y adolescencia bajo el poder de los tiranos Pisístrato e Hipias, hasta que en el año 510 acabó restaurándose la democracia en Atenas. La acción de estos tiranos fue trasladada más tarde a sus tragedias en las figuras de un Agamenón o un Eteocles, por ejemplo. También de estas mudanzas de la política surgió parte de los temas que nutrieron sus tragedias, y que giran en torno a las luchas por el poder: la grandeza y caída, la relación del tirano con sus súbditos o la expulsión de personajes abominables. Esquilo participó como soldado en la guerras médicas que se libraron ante el invasor persa -luchó en la batalla de Maratón y en la de Salamina-, y esto también halló eco en obras como «Los persas». La posterior instauración de la democracia por obra de Clístenes tuvo su correspondencia en la trilogía de la «Orestiada» o en su «Prometeo encadenado», donde puede observarse el dominio de un nuevo orden divino y humano. Sobre Esquilo nos ha llegado la noticia, no suficientemente demostrada, de que fue absuelto en un proceso de impiedad por violar el secreto de los Misterios. También se sabe que viajó varias veces a Sicilia para representar alguna de sus obras, y que, finalmente, en uno de estos viajes, hálló la muerte hacia el año 456 A. C., convirtiéndose su tumba en Gela en un santuario visitado por poetas. En el epitafio que dejó inscrito se gloriaba de haber sido soldado, sin hacer ninguna mención a su labor de poeta trágico, a pesar de que ya desde muy joven se había llevado el primer premio en los concursos de tragedias, llegando a competir con su sucesor Sófocles, que en el año 468 lo desbancó con una de sus obras. Esquilo fue el fundador de la tragedia griega, llegando a componer cerca de 90 obras, de las que sólo se conservan 7. Usando  los mitos como materia poética, Esquilo centra gran parte de sus tragedias en la antigua creencia de que existen maldiciones que causan la ruina de una familia, transmitiéndose de padres a hijos, de generación en generación, y de culpables a inocentes. El acento de la tragedia no recae tanto en las figuras humanas individuales como en las fuerzas sobrehumanas, que confunden  la conducta del hombre por medio de la «Ate», le impulsan a obrar con desmesura, atacado de hybris, teniendo luego que expiar su culpa. Para Albin Lesky (Historia de la literatura Griega) las obras de Esquilo ponen en escena el drama consustancial al hombre, que ha de vivir constantemente bajo el imperativo de obrar, lo que le expone a un peligro continuo y a un callejón sin salida: su acción significa necesidad, deber y mérito, pero al mismo tiempo conlleva la mayor culpa. Para Werner Jaeger toda la fuerza de la tragedia se halla en el hecho de que la inexorable causalidad de la antigua culpa arrastra a la ruina a un hombre que hubiera merecido otro destino por su alta virtud como señor». Pero para Jaeger la tragedia griega es más bien expresión de un sufrimiento que de una acción, y coincide con Lesky en que uno de los «leitmotivs» de la obra de Esquilo -tal como aparece en una de las citas aquí elegidas- es el aprendizaje por medio del sufrimiento: «El camino del hombre atravesando el crimen y el sufrimiento es el camino que lo lleva a la comprensión de la ley», dice Lesky. Al final, lo que se representa en las tragedias griegas de Esquilo es la ineluctable ejecución del destino, basado en la creencia de que la divinidad siempre actúa con arreglo a una justicia (dike) última fundada  en el orden del mundo. Y la fuerza de esta ley, tal como nos hace saber Esquilo en su «Agamenón» , sólo puede ser presentida mediante el sufrimiento que promueve cada acción humana: Zeus ha abierto el camino al conocimiento de los mortales,  «cuando estableció con fuerza de ley que se adquiera la sabiduría por medio del sufrimiento». (Las citas seleccionadas siguen la traducción realizada por Bernardo Perea Morales)

– «Zeus puso a los mortales en el camino del saber, cuando estableció con fuerza de ley que se adquiera la sabiduría por el sufrimiento».

– «De los vanos pensamientos que tienen los hombres es su propia lengua un verdadero acusador».

(más…)

Loading

[Arriba]

Duelo

Duelo

La pérdida de algo amado
es como una marea
que inunda todo el sentimiento.

Cosas nimias, un rumor de agua,
que es como suena el olvido deseado,
apresurado.
Pequeños amores
apenas una humedad
que se manifiesta como
un brillo en los ojos.

Hijos y hermanos en busca de otra vida,
el adiós último antes de un largo viaje
tal vez sin retorno, pero con esperanza.
También tambores de guerra
que aturden el alma,
que suenan y suenan,
como si no pasara el tiempo.
El recuerdo macha y remacha
y de vez en vez de los ojos
surge una lluvia mansa.
Y no se olvida.

Alguien que no es dios,
me arrebata eso que más quiero,
y al dolor del duelo
se añade la incomprensión.

Loading

[Arriba]

Olvido

Olvido

Lo que queda después del olvido,
sea en saber o en amar,
es la huella del tú en el ser propio,
es, tal vez, la verdad.

Pero tanto he olvidado
que no encuentro mi «por qué» en el recuerdo,
he perdido la realidad,
y los tus de mi pasado me parecen mentiras
y mi yo un sueño de ayer
del que me han forzado a despertar.

Dicen que soy libre,
pero  no me acuerdo
de una decisión pura:
escoger entre bien y mal
es ya estar determinado:
¿No habrá otra cosa?
algo que no sea ni bueno ni malo,
que sea yo, o tú,
o algo que no es ni tú ni yo
sino partes de ambas cosas
y un mucho de abandono,
todo junto,
esperando la luz que nos reviva
enseguida, después del olvido,
si es que queda algo.

Loading

[Arriba]

El aguardo

El aguardo

El aguardo es un chozo de jara
al borde de una charca,
silente al amanecer.
Espera a la presa,
el cazador al aguardo,
y cuando se acerca a beber
la muerte estalla.
Su eco se oye hasta tres veces
el tiempo, lento, detenido.
Pero enseguida vuelve
el ruido del amanecer.
En la balanza del bien y el mal
la muerte de la presa
¿quién está triste?
compensa el gozo del cazador.

¿Que otra cosa podría suceder
si somos presas con sed
y el destino es acechador?

Loading

[Arriba]

POETAS 94. Joaquín Pasos (Canto de Guerra de las Cosas)

Joaquín Pasos nació en Granada, Nicaragua, el 14 de mayo de 1914, y murió prematuramente el 20 de enero de 1947. A pesar de que empezó a escribir poesía siendo adolescente, su obra no pudo ser publicada hasta que su amigo Ernesto Cardenal se empeñó en editar sus versos póstumamente, en 1962, bajo el título de «Poemas de un joven». Joaquín Pasos formó parte del movimiento de vanguardia que reaccionó ante la poesía modernista del patriarca Rubén Dario, y que también atacaba la vida y la cultura burguesa de la que la mayoría de poetas procedían. Junto a su amigo Pablo Antonio Cuadra fundó la Anti-academia de la lengua y firmaron un manifiesto en que se burlaban de cierta poesía retórica: «Si hacemos versos malos, los hacemos malos de ex-profeso. Quisiéramos hacerlos más malos aún, genialmente malos». Durante una época se ganó la vida como secretario de protócolo del dictador Somoza. Más tarde las burlas al mismo tirano, desde varias revistas de humor que había fundado, acabaron llevándole a la cárcel, donde pasó varias temporadas. Su amigo Pablo Cuadras lo  define como un personaje particular, desarreglado y bohemio. Derrochaba el dinero como derrochaba su vida. Según Ernesto Cardenal, aunque en los últimos años trató de llevar una vida más sería,  «su organismo ya lo tenía minado y empeoró brucamente unos días antes su muerte». La poesía que el propio Cardenal se encargó de reunir denota una insatisfacción hacia las cosas del mundo y de los hombres, siempre sazonada con ironía casi humorística. «Poemas de un joven que no ha viajado nunca», «Poemas de un joven que no ha amado nunca», etc. Aunque Pasos nunca tuvo un amor firme y duradero, y más bien sus anhelos amorosos se concretaban en el reino de la ensoñación y la fantasía, su poesía logró encadenar alguno de los poemas amorosos más logrados de la poesía centroamericana. Poco antes de morir, Joaquín Pasos se volcó en un largo poema de doscientos versos «Canto de Guerra de las Cosas» que en alguna ocasión ha sido comparado -Mario Benedetti- por su hondura con «El sermón sobre la muerte» de Cesar Vallejo, «Alturas del Machu-Pichu» de Pablo Neruda o el «Soliloquio del individuo» de Nicanor Parra. El mismo Pasos definió su poema como «el dolor humano provocado por el quejido de las cosas» y comentó a sus amigos que había compuesto su poema calcado en las reglas clásicas de la oratoria sagrada. Pablo Cuadra define «El canto de guerra de las cosas» como una cristiana defensa de la dignidad humana. «Asume el dolor del hombre, exalta la nobleza de ese valor, y levanta el valor de lo humano contra la guerra y contra todo lo que lo destruye y lo degrada, dándole además lenguaje al sentimiento de compasión y solidaridad»

CEMENTERIO

La tierra aburrida de los hombres que roncan
es aquella que habitan los pájaros pobres,
las gallinas que comen las piedras,
las lechuzas que braman de noche.
Una jaula de arena, una urna de lodo
es la tierra aburrida de los hombres que roncan.
Una jícara negra, una seca tinaja,
un carbón, una mierda, una cáscara.

Es la tierra aburrida de los hombres que roncan
donde viven los pájaros tristes, los pájaros sordos,
los cultivos de piedras, los sembrados de escobas.
Protejan los escarabajos, cuiden los sapos
el tesoro de estiércol de los pájaros pobres.
Los pájaros enfermos, los vestidos de sombra,
Los que habitan la tierra de los hombres que roncan.

Tengo un triste recuerdo de esa tierra sin horas,
la picada de pájaros, la que se desmorona.
Con murciélagos me persigue de noche
su horizonte de barro y su luna de broza.
En la tierra aburrida de los hombres que roncan
se hizo piedra mi sueño, y después se hizo polvo.

(más…)

Loading

[Arriba]

Titubeo

Titubeo

Detengo mis pasos.
Vacilo, titubeo.
No porque no sepa caminar
sino porque no sé a dónde voy.
Miro a mí alrededor
y sólo veo aguardarme muerte y pena,
dolor, ausencias y vacíos.

Embriagados de vida
ignoramos nuestra propia esencia.

Amor tan insatisfecho...
¡Tan capaces de amar y tan avaros de cariño!

Loading

[Arriba]

Alegría

Alegría (Seudo soneto)

Vida: rio que se lleva el agua,
rio extraño, que se está riendo,
rio tan loco que se va cayendo
en la historia seca de la fragua.

Mínima es mi piedra gris y dura
que alborota al monte y choca.
De un joven risa fresca y pura
como el agua en cascada loca.

Alto surtidor, oscura piedra,
que es alivio del calor, umbría,
murmullo suave entre la yedra,

descanso de mi caminar del día,
remanso en que el alma medra.
Risa, descanso y sombra: Alegría.

Loading

[Arriba]