Mes: noviembre 2012

Docemil amados

Doce mil amados

El Aline zarpaba cada día a las 6.
Hacia el paraíso.
O yo me lo imaginaba:
en el otro lado de la frontera
está el Paraíso.
¿Cómo no soñar
con su suma de bienes?
Cómo no detenerme a pensar,
al borde del muelle,
que mi puesto estaba allí.
Allí pero inalcanzable.

Y cómo no unir
mis fantasías tempranas,
estando en aquella frontera,
con la conciencia presente
de la realidad del límite.
De mí límite.
Pequeño era entonces
y más pequeño soy ahora,
y al otro lado de la frontera
sigue estando el paraíso:
todo hecho.
Todo deseo evaporado
al calor del amor perfecto.
Pero mis deseos, añoranza
de todo lo amado, hambre
de presencias,
de todas las presencias que ya no son,
esa angustia, negrura de las ausencias
ese dolor no se calma
al pasar una frontera:
¡Qué interesante será encontrarse allí,
guiado por Sócrates, con Parménides!

Pero no me imagino esa escena:
Poseída la sabiduría, es el amor
quién pide satisfacción.
Y esa está mucho más allá
que el estado en acto perfecto.

Y veo a doce mil amados
vestidos de blanco deslumbrante
esperándome sin tiempo.
Disfrutando de mi llegada.
De mi estar presente.
De mi pasado.
De mi futuro.
De mi segura compañía.
El segundero de su reloj
marcando siempre,
delante o atrás,
el segundo deseado,
mientras yo espero
cerca del abismo,
en el reino de los relojes,
que se abra mi frontera.

El Aline ya no zarpa a las 6,
y yo no necesito un barco.

Loading

Sin querer

Sin Querer

Tan cerrada parecía la Amazonía,
tan oscura,
que hasta los exploradores
que habían luchado por llegar hasta allí
se detenían sólo con ver la frontera.

Nosotros nacemos en la frontera,
sin querer. Pero no la vemos,
no la miramos,
y cuando se nos muestra,
sin querer, apartamos la vista:
Nos sospechamos inmortales.
Los muertos que vivimos,
sin querer, los olvidamos.
No vinimos, nos pusieron
y cubrieron con un velo
el reloj que marca nuestra hora.
Hasta que sentimos, sin querer
la inevitable llamada próxima
que nos lleva, enmudecidos,
a hundirnos en la selva: sin querer.

Loading

[Arriba]

La V

La Uve

Deslizarse

La frontera no es una alambrada.
Es el ángulo de la V.
Trampa del espíritu
de la que nada escapa,
quintaesencia de la finitud.

Por ella estoy resbalando, sin sentir,
desde que existo.
Sin saber.

Y el alma se hace dúctil
y se estira con el tiempo
como un hilo bien fino,
como un cabello liso y brillante
que se hunde en lo desconocido,
perforando el umbral del espíritu.
Pero no ve.

Y por esa mínima fibra
me llega el eco del universo,
la música de las esferas,
el destilado del Todo,
que se llama ansiedad: Falta de amor.

Y por ese estrecho umbral
busca su camino mi espíritu.

Dolor de la incapacidad de comprender
el significado de la débil música
que me llega por encima
de la inútil necesidad creada sin razón.

He ignorado el ritmo y la melodía
en tanto me sentía inmortal.
Si alguna vez me llegaba alto y claro
volvía la mirada.
Pero el fin se aproxima,
ya veo el fondo de mi uve,
Ya comienzan
a perder importancia las cosas,
y poco a poco aquella suave música
me adormece y me resigno
en la esperanza de alcanzar,
por una vez, eso que imagino
Amor perfecto.

Loading

[Arriba]

Pequeños objetos

Pequeños objetos olvidados

Guardé un pensamiento bonito
en una cosa,
como si fuera un objeto con significado.
Nada importante.
Sólo la memoria de un instante
de felicidad, pequeña o muy grande.

Pero tenemos tantos sitios
donde dejar los recuerdos,
o tantos recuerdos en busca de sitio,
fotos viejas,
flores secas entre unas páginas,
una carta, una piedra
de color o forma curiosa.
Una bagatela.
Dos entradas de teatro.
Un trozo de papel arrugado
donde alguien dejó un beso...
Al fin, sin su intérprete, yo, tú o él,
todas vuelven a ser lo que eran:
motivos de asombro para un extraño
sin significado en el recuerdo.

No voy a dejar atrás tanto hueco...
Es un propósito a no cumplir.

Todo es relativo, es decir, sin mensaje,
Y para los objetos pequeños
su viaje se agotó
cuando el viajero cruzó la frontera
y dejó todo lo material acá de la orilla.

Y ahora, quien lo amó se pregunta
qué habría detrás de esa presencia inane,
en un segundo de vacilación,
antes de depositarla,
cuidadosamente, en la basura.

Loading

[Arriba]