Mes: noviembre 2013

POETAS 97. Jorge Guillen II (Clamor)

Jorge Guillén nace en Valladolid en 1893, donde realiza sus primeros estudios hasta que se traslada a Madrid para comenzar la carrera de Filosofía y  letras. En esta ciudad comienza a la vez una estrecha relación con la residencia de Estudiantes, en donde más tarde conocerá a alguno de los miembros más destacados de la generación  del 27. Entre 1909 y 1911 viaja por Suiza e Italia. Desde 1917 a 1923 sucede a su amigo Pedro Salinas como lector de español en La Sorbogne. Es en uno de esos frecuentes viajes que hace por Europa conoce en la localidad de Trégastel (Bretaña) a la que más tarde será su primera mujer, Germaine Cahen, con la que tendrá dos hijos. Al año siguiente de obtener en 1924 su doctorado en Madrid con una tesis sobre Góngora, ocupa la catedra de literatura en la Universidad de Murcia hasta el año 1929, y allí funda junto a unos amigos  la revista «Verso y Prosa». Es también, durante este periodo, cuando comienza a mandar a  revistas sus primeros poemas, que culminan con la publicación en el año 1928 de su primer libro, “Cantico”, que en una primera edición constaba sólo de 75 poemas, lejos todavía de su magna versión definitiva. Desde 1929 a 1931 hace un lectorado  en la Universidad de Oxford y más tarde se incorpora como catedrático en la Universidad de Sevilla hasta el año 1936. La guerra civil provoca su encarcelamiento en Pamplona y precipita su exilio en el año 1938.  Durante su etapa fuera de España ejercerá su labor docente en las Universidades de Middlebury, McGill (Montreal) y en el Wellesley College. Después de la muerte de Germaine y de jubilarse en el Wellesley College en 1957, marcha entonces a Italia, donde conocerá en el año 1958 a su segunda mujer,Irene Mochi-Sismondi, con la que regresa durante un breve periodo de tiempo a la ciudad de Malaga. Harvard y Puerto Rico son sus nuevos destinos docentes, hasta que una caída con rotura de cadera lo aparta definitivamente de la enseñanza. Durante los últimos años de su vida radicó su residencia definitivamente en la ciudad de Málaga donde le fueron llegando multitud de premios como reconocimiento a su categoría como poeta y ensayista, entre ellos el premio Cervantes en 1976 y el Alfonso Reyes en 1977. Murió en Málaga el 6 de febrero de 1984. A Jorge guillen se le ha considerado como discípulo de Juan Ramon Jimenez por su inclinación a la poesía pura, que el definía como «todo lo que queda en el poema después de haber eliminado todo lo que no es poesía». Jorge guillen comienza tardiamente su carrera poética con la publicación de los 75 poemas de Cántico en 1928, que será ampliada con sucesivos poemas hasta alcanzar los 334 en su versión final publicada en Mexico en 1950. Obra de actitud optimista en donde exalta el deleite de existir, la armonía cósmica y la plenitud de ser. Jorge Guillen concibió siempre su obra como un todo orgánico que se iría completando con más libros: Clamor (1963), Homenaje (1967), otros poemas (1973) y final (1982). Se ha considerado a Jorge Guillen como uno de los poetas más clásicos de la generación del 27, pero también como uno de los más herméticos, en la línea gongorista. Su ideal de poesía pura puede resumirse en la supresión de lo anecdótico, la precisión en las palabras y la concentración en los temas. Abundan las oraciones exclamativas, sin verbo,  y los versos de arte menor. Se dejan aquí una selección de poemas de su segundo libro: “Clamor”. Clamor es un libro compuesto por tres apartados aparecidos en intervalos de tres años en Buenos aires entre 1957 y  1962: «Maremagnum» , «Que van  a dar en la mar» y «A la altura de las circunstancias», con 285 poemas, alguno de ellos en prosa. En este libro el optimismo de «Cántico» es matizado por los desastres de la guerra civil y la posterior desesperanza del exilio, que provoca cierto compromiso político, ausente hasta entonces. El caos de la amenaza atómica, la grisura de la dictadura y el dolor de la muerte de su primera esposa en 1947 truecan sus preocupaciones existenciales por una visión crítica de la Historia que ahonda en la alienación del hombre contemporáneo.

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MUERTE DE UNOS ZAPATOS

¡Se nos mueren! Han vivido
con fidelidad: cristianos
servidores que se honran
y disfrutan ayudando,

Complaciendo a su señor,
un caminante cansado,
a punto de preferir
la quietud de pies y ánimo.

Saben estas suelas. Saben
de andaduras palmo a palmo,
de intemperies descarriadas
entre barros y guijarros.

Languidece en este cuero
triste su matiz, antaño
con sencillez el primor
de algún día engalanado.

Todo me anuncia una ruina
que se me escapa. Quebranto
mortal corroe el decoro.
Huyen. ¡Espectros-zapatos!

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Otoño

Otoño

Suena el viento en la chopera
castañuelas livianas
que amarillean y desaparecen.
Y el frío sorprende a mi cara.
¿Otoño?
Seguramente sí.
Sobre todo por la lejana esperanza
de vivir otro verano.

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