Mes: abril 2014

POETAS 5. Octavio Paz V (Piedra de sol)

En 1958 Octavio Paz publica en México el libro titulado la «Estación violenta», donde recopila nueve poemas extensos, apareciendo por primera el poema «Piedra de sol», una de sus obras maestras. El título de «estación violenta» deriva de un verso de Apollinaire -«ya viene el verano, la estación violenta/mi juventud ha muerto como la primavera»-, que el propio Octavio Paz tradujo para una serie de programas de radio de la Universidad de México, y que más tarde aprovecharía para su libro «Versiones y Diversiones». Piedra de sol, el último poema seleccionado aquí, es un largo poema compuesto por 590 endecasílabos que dibujan una estructura circular: los 6 últimos versos replican los 6 primeros. Su estructura circular está inspirada en la estructura del calendario sagrado de los aztecas. El poema propone un viaje circular que termina donde empieza. También propone la experiencia de vivenciar el mundo desde el sacrificio de la personalidad, el encuentro con la otredad. Uno no se salva si no salva su circunstancia y su otredad: «Nunca la vida es nuestra, es la de los otros,/la vida no es de nadie, todos somos/la vida -pan de sol para los otros/los otros todos que nosotros somos».

HIMNO ENTRE RUINAS

Coronado de sí el día extiende sus plumas.
!Alto grito amarillo,
caliente surtidor en el centro de un cielo
imparcial y benéfico!
Las apariencias son hermosas en esta su verdad momentánea.
El mar trepa la costa
se afianza entre las peñas, araña deslumbrante;
la herida cárdena del monte resplandece;
un puñado de cabras es un rebaño de piedras;
el sol pone su huevo de oro y se derrama sobre el mar.
Todo es dios.!
Estatua rota,
columnas comidas por la luz,
ruinas vivas en un mundo de muertos en vida! (más…)

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wwv 1

La cinemática del conocimiento, lectura de WWV Tomo II parágrafo 30

 El título global del apartado es “DEL PURO SUJETO DEL CONOCIMIENTO”

 La Cinemática[1] es la rama de la física que estudia las leyes del movimiento de los cuerpos sin considerar las causas que lo producen.

 Es la cinemática del conocer lo que aborda Schopenhauer aquí, movimientos de los pensamientos independientemente de las causas. El punto de vista es el de alguien externo. Primero, para evitar la trampa de las causas del conocimiento, lo define como un acto de “autonegación” que produce un desprendimiento de la propia voluntad.

Esto nos conduce a otra aporía: He aquí que algo fundamental, el conocimiento, es independiente de la Voluntad, siendo ésta el motor de toda evolución. Dice que esta negación de la voluntad es el único camino para adquirir un conocimiento verdadero: “… solo de este modo se convierte el conocimiento en espejo de la esencia objetiva de las cosas.”[2] Y, aunque esté fuera de contexto fundamenta “toda auténtica obra de arte”  en la aproximación al conocimiento de todas las cosas «como si» no le interesaran en absoluto: Un calco del interés desinteresado de Kant.

 Volviendo a la cinemática del proceso de conocer, el cambio fundamental se realiza en el sujeto, con la eliminación de todo querer, o sea con la negación de la Voluntad, como si durante el instante de la aprehensión, la razón o intelecto, de cualquier ser cognoscente, dominara a la Voluntad… la correspondiente supresión del deseo conduce o acerca a la felicidad. Puede entenderse aunque me he adelantado un poco a los acontecimientos. Esta cesión de protagonismo de la Voluntad socava su imagen de castillo inconquistable. Ya no puede ser el Uno, ni la cosa en sí, ni la Idea platónica, ni el noúmeno: todas estas entelequias son inamovibles. No puede concebirse la negación del Uno o de la cosa en sí, etc. Incluso sería difícil comparar la Voluntad con el Absoluto hegeliano que al final de la historia será también un castillo inexpugnable, pero durante el proceso es algo dinámico, en crecimiento y dirigido hacia algo con connotaciones positivas, la síntesis de toda la historia anterior.

 Arturo considera en este parágrafo un esquema tradicional del proceso de conocer, hay un sujeto que conoce y un objeto que es conocido, pero vuelve a realizar un proceso de contracción de lo individual a lo básico… no me atrevo a decir expansión a lo genérico, pero la voluntad vuelve a ser única e infinita cuando dice de ella que el escurridizo sujeto “…es la conciencia del propio yo que es la voluntad.” Mientras, por otro lado está “la conciencia de otras cosas”, conocimiento del mundo externo y captación de los objetos: genérico pero “objeto”.  surgen dudas: ¿Cómo la conciencia del propio yo puede ser la Voluntad rectora de todas las historias del devenir del sujeto? Que el proceso de conocer modifica al sujeto cognoscente es evidente, pero es difícil admitir que esa modificación sea autónoma y suspenda el dominio de la Voluntad porque choca frontalmente con la primera y simple entelequia de aquella.

 


[1] Del griego κινεω movimiento.

[2] WWV , edic. Citada, II §30, pag. 413.

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El aguardo

El aguardo

El aguardo es un chozo de jara
al borde de una charca,
silente al amanecer.
Espera a la presa,
el cazador al aguardo,
y cuando se acerca a beber
la muerte estalla.
Su eco se oye hasta tres veces
el tiempo, lento, detenido.
Pero enseguida vuelve
el ruido del amanecer.
En la balanza del bien y el mal
la muerte de la presa
¿Quién está triste?
compensa el gozo del cazador.

Que otra cosa podría suceder
si somos presas con sed
y el destino es acechador.

 

 

 

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