Mes: noviembre 2008

LA SONRISA

Había perdido el conocimiento y me recogieron de la acera de una calle en donde estaba tirado; y luego me llevaron al hospital, en una ambulancia, supongo, porque eso no lo he preguntado. Ellos si, las enfermeras, los celadores, el médico que me ha cosido la frente me han preguntado cómo me había hecho aquella herida. Pero yo no me atrevo a contarles la verdad. Me da vergüenza. Digo que no me acuerdo. Pero creo que llegaré a contarlo, que voy a contar como sucedió todo. (más…)

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LOS DIARIOS DE TOLSTOI V (EL EVANGELIO SEGÚN TOLSTOI)

En 1919 Bertrand Russell escribe a su amante lady Ottoline una carta en la que le refiere un hecho crucial en la vida de Wittgenstein. “Sucedió algo curioso. Estaba Wittgenstein de servicio [durante la primera guerra mundial] en la ciudad de Tarnow en Galitzia y se encontró por casualidad con una librería que, a pesar de su condición, parecía tener a la venta únicamente tarjetas postales. El entró en el establecimiento y se encontró con que el negocio sólo tenía a la venta un único libro. Y lo compró simplemente porque era el único libro que había. Lo ha leído y releído una y otra vez y desde entonces la ha llevado consigo siempre, incluso cuando en el fragor de la batalla, silbaban las balas”. Por aquella época, en 1914, Wittgenstein cree volverse loco, constantemente piensa en el suicidio y todo hierve violentamente dentro de él. Tal como escribiría en una carta a Russell desde el frente “algo cuece en el fondo de mi alma sin descanso como si se tratase del fondo de un géiser. Deseo de continuo que se produzca finalmente una erupción definitiva y pueda convertirme en otro hombre”. Por aquel año confiesa a su amigo Von Ficker que ese único libro con el que se había topado en una librería de Galitzia “lisa y llanamente me mantuvo con vida”. Se trataba de la “Concordia y traducción de los cuatros evangelios” que Tolstoi había realizado 20 años antes. (más…)

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