Mes: septiembre 2014

PENSAMIENTOS 13. Novalis

Friedrich von Hardenber nació el 2 de mayo de 1772 en Oberwiedertedt (Turingia) y murió de tisis a la edad de 29 años, el 25 de marzo de 1801 en Weissenfels. “Novalis”, el apelativo con el que es conocido literariamente, lo comenzó a usar a partir de 1798, tomándolo del nombre de una posesión familiar que significa: el que construye el nuevo país. Su familia pertenecía a una antigua estirpe nobiliaria y fue educado por su padre – director de las minas de sal de Sajonia- en la tradición pietista, asesorándole también para que se formase como administrador de las minas de sal. En 1790 se matriculó en las facultades de Filosofía y de Leyes de la Universidad de Jena, donde asistió a las lecciones de Schiller, con quien llegaría a intimar hasta el punto de seguir su consejo de trasladarse a Leipzig para continuar sus clases de derecho. Allí acaba llevando una vida desordenada, contrae deudas, se enreda en lances amorosos y se rezaga en sus estudios. En 1794 supera al fin los exámenes de Derecho y se emplea como pasante en Tennstedt. Justo en esta época va a conocer a una mujer que cambiará su vida y que provocará uno de los gestos más estridentes del romanticismo. Se trata de Sophie Von Kühn, una adolescente de 12 años a la que pronto se promete, pero que al morir tres años después provocará en Novalis una honda desesperación. Atraído por la nostalgia de la mujer amada, va a visitar a diario el sepulcro donde yace y se encierra durante días en su antigua habitación sólo para tener más vivo su recuerdo. Novalis creía que la muerte de Sophie podría ser revocada mediante una aproximación mágica al invisible mundo de ultratumba. Esta experiencia le conduce a escribir en 1997 “los himnos de la noche”, publicados en la revista “Athenaum” en 1800, alternando la prosa con el verso. La noche es identificada con el misterio de la muerte y elevada a símbolo de la verdadera vida, en sintonía con la concepción cristiana que hace de la superación de la muerte un símbolo primordial de redención. En contraste con el reino de la luz que representa lo diurno, la noche es símbolo del amor creador, de la libertad –al romper las ataduras de la existencia diurna- y de lo infinito. Pero también representa una nueva fase de la humanidad, una edad de oro que supera la edad de hierro en que cohabitaban los dioses y los hombres. Una edad aurea marcada por la aparición de Cristo, que se convierte en símbolo victorioso de la muerte y es garantía del tránsito hacia la otra vida, donde al fin puede ser saciada la sed de amor infinito y puede ser sofocado el sufrimiento. “Los himnos a la noche”, al igual que los fragmentos filosóficos que publicaría más tarde en la revista Atenaum, llevan la influencia de la filosofía de Fichte, al que había comenzado a estudiar el mismo año que conoce a Sophie. Fichte había proclamado como primer principio creador el yo trascendental, con una actividad ilimitada. Para la toma de conciencia de un yo que obra contra lo que se le resiste, tenía una importancia extrema la imaginación productiva. Pero este poder de la imaginación que en Fichte aparece contrapesado por la realidad de todo aquello que no es yo, en Novalis puede ser modificado a voluntad y usado con fines taumatúrgicos: es lo que llamó “idealismo mágico”. No hay nada más allá del absolutismo del yo que actúa y que conoce; para Novalis todo conduce hacia su interior: “el camino misterioso va hacia dentro”. Las fuerzas de la naturaleza ya operan en nuestro interior y quien conoce las leyes del mundo del espíritu puede domeñar la materia. Pero para adentrarse en los secretos del espíritu hay que conocer los arcanos de las ciencias naturales. A principios de 1798 comienza a enfrascarse en sus estudios en la Academia de Minas de Freiberg, a la vez que comienza a olvidarse de Sophie, prometiéndose con la hija de su mentor, Julie Von Charpentier. Comienza entonces a fraguar un ambicioso proyecto novelístico del que al final sólo nos ha quedado su inacabado Enrique de Ofterdingen”. “me gustaría dedicar toda mi vida a una novela, que llenaría por sí sola una biblioteca entera, y que quizá habría de contener los años de aprendizaje de una nación.” “Enrique de Ofterdingen” es su libro más autobiográfico. Contrapuesto al Wilhelm Meister de Goethe, su protagonista encarna al verdadero poeta romántico que sale en peregrinaje tras una flor azul que vislumbra en un sueño y que representa la imagen ideal de la poesía, lo único capaz de tender un puente entre el mundo visible y el invisible. Por la misma época en que escribe Enrique de Ofterdingen, Novalis comienza a publicar en la revista Ateneum unos fragmentos que son apuntes de pensamientos y que pretendía constituir con el tiempo “una biblia científica que fuera ejemplo y germen reales e ideales para todos los libros”. Se deja aquí una selección de estos pensamientos que representan su idealismo mágico. A menudo Novalis contemplaba la vida no desde el plano material, sino desde el espiritual. Buscaba la espiritualización de la vida entera, o por lo menos trataba que lo espiritual no estuviera soterrado por lo material. El sentido de la vida del hombre estaba para Novalis en expandirse hacia el infinito, y ese infinito sólo podría ser ahondado por el camino interior, estableciendo un vínculo entre el microcosmos que representa el hombre y el macroanthropos que postula el universo. Ser hombre para Novalis es tanto como ser universo; sólo si el hombre se concibe como microcosmos puede elevarse a una condición sobrehumana.  El mundo no es más que “un índice enciclopédico y sistemático de nuestro espíritu, una metáfora universal, una imagen simbólica de éste”, y por lo tanto es posible transforma el mundo por medio del sentimiento moral y una libertad creadora que nos podría asemejar a Dios. Y este arte infinitamente creador que puede convertir al hombre en mago, Novalis lo ve en la poesía, un grado por encima de la filosofía, porque el poeta puede traducir en sentimientos lo que el filósofo piensa y con este sentir moral puede obrar milagros, porque conoce mejor que el sabio la correspondencia entre su espíritu y la naturaleza, y puede restablecer así la salud que ha ido perdiendo al romperse la armonía entre ambos mundos.

*****

 

El lenguaje significa para la filosofía lo mismo que para la música o para la pintura: de ninguna manera es el medio adecuado de la representación.

La vida es una enfermedad del espíritu, una acción apasionada.

El espacio traspasa al tiempo como el cuerpo al alma. (más…)

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POETAS 106. Guillaume Apollinaire (traducido por Octavio Paz)

Guillaume Apollinaire (Seudónimo de Wilhelm Apollinaris de Kostrowitzki; 1880-1918) nació en Roma de una noble polaca cuyo apellido tomó el hijo al no ser reconocido por el padre, presuntamente un conde vaticano. Su madre, adicta a los juegos de azar y de costumbres relajadas, abandonó Italia para establecerse con sus hijos en París, después de vivir una temporada en Mónaco, donde Apollinare haría sus primeros estudios. Desde muy joven supo aprovechar su bagaje cultural para ganarse la vida como preceptor en casas de familias ricas, que le dieron la oportunidad de conocer Centroeuropa. Cuando contaba 22 años, siendo preceptor de una noble familia alemana, mandó cuentos y poesías a la Revue Blanche que llamaron la atención de Alfred Jarry. En 1902 regresó a París y se colocó en un banco, para más tarde subsistir como editor de una revista, le festin d’Esope, donde publicó alguno de sus primeros escritos. En París traba  pronto amistad con André Salmon, Max Jacob y Picasso y comienza a respirar el ambiente de ebullición artístico que se estaba cociendo en París a principios de siglo, y que va a influir en su búsqueda de formas nuevas. En 1905 escribe «Picasso pintor», convirtiéndose en el primer libro en la historia de la pintura dedicado a un todavía desconocido Picasso. En 1911 protagoniza otro episodio en el que también se ve mezclado Picasso, cuando es acusado de llevarse del Louvre «la Gioconda» robada el 21 de agosto de aquel año, llegando a pasar varios días en la cárcel. En 1913 Apollinaire se adhiere pasajeramente al futurismo de Marinetti, de quien va a acusar influencias en sus posteriores caligramas.  1913 es también el año en que publica «Alcools», libro de poemas que recogen quince años de escritura y que denota la influencia de Jules Laforgue, con un predominante tono de canción y humor. En este libro se pueden atisbar una de las notas predominantes de la literatura de comienzos de siglo, que es la ruptura con un yo íntimo y romántico fuerte, lo que se consigue acumulando imágenes sin apenas relación para dar la sensación de collage, siempre al servicio de un tono bonachón y despreocupado y de una voz que no se detiene en decir lo que le sale al paso y a menudo sin ninguna ilación lógica. En 1914 Apollinaire se alista como voluntario a la gran guerra y dos años después  recibirá  una herida en la cabeza por metralla de un obús, que a la larga iba a costarle la vida. Durante esta época, escribirá unos poemas de tema bélico «poemas de la paz y de la guerra», en muchos casos utilizando el caligrama, buscando mediante la disposición tipográfica que la forma del poema imité el tema evocado en él, un artilugio más propio de la pintura que de la literatura, pero que iba a tener una secuela de continuadores en toda la vanguardia.  Antes de morir infectado por la gripe española un día antes de que se firmara el armisticio, probablemente a consecuencia de que la trepanación que se le había practicado en la cabeza le había predispuesto a contagiarse, Apollinaire aún tuvo tiempo de rebuscar como un poseso en la biblioteca Nacional de Paris mamotretos de la literatura libertina y renovar el género con dramas como «Casanova» o con conjuntos de relatos como «Heresiarca y compañía» o novelas como «Las once mil vergas».  Y también a escribir encendidos manifiestos cubistas que sirvieron para crear un estado de ánimo proclive a las vanguardias artísticas, predicando por medio del ejemplo que supone el llevar a la poesía el mismo temple que animaba a otras disciplinas artísticas.  Los poemas aquí expuestos proceden de un libro de Octavio Paz titulado «Versiones y diversiones», donde recoge sus intentos por verter al castellano poetas de otras lenguas.  Guillaume Apollinaire fue uno de los poetas más versionado por él y  de los  que más prestó atención, hasta el punto de que el último poema aquí seleccionado «la linda pelirroja» contiene los versos que dio título a uno de sus libros: «Ya viene el verano la estación violenta/mi juventud se ha muerto como la primavera».

EL PUENTE DE MIRABEAU

Bajo el puente pasa el Sena

También pasan mis amores

¿Hace falta que me acuerde?

Tras el goce va la pena

 

La noche llega y da la hora

Se va la hora y me abandona

 

Pongo en tus manos mis manos

Y con los brazos formamos

Un puente bajo el que pasan

Onda mansa las miradas

 

La noche llega y da la hora

Se va la hora y me abandona

 

Amor es agua corriente

Y como el agua se va

Agua de la vida lenta

Y la esperanza violenta

 

La noche llega y da la hora

Se va la hora y me abandona

 

Pasan días y semanas

Pasan y jamás regresan

Días semanas amores

Bajo el puente pasa el Sena

 

La noche llega y da la hora

Se va la hora y me abandona

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POETAS 105. Lêdo Ivo

Lêdo Ivo fue un poeta y novelista brasileño, representante de la generación del 45, a la que pertenecía Guimaraes Rosa, y que proponía, entre otros temas, el regreso a la experiencia vital, el amor y la naturaleza. Nació el 18 de febrero de 1924 en Maceió, capital del estado de Alagoas, en el noreste de Brasil . En el año 1943 se trasladó a Río de janeiro donde terminó la carrera de Derecho, cuyo ejercicio cambiaría por el del periodismo, que era la carrera que mejor le iba a familiarizar, como dijo en cierta ocsión, con las miserias de la condición humana. Ese mismo año iba a publicar su primer libro de poemas “As imaginaçoes”. Durante el año 1953 viajó una larga temporada por diversos países de Europa. En el año 1963 una invitación del gobierno de EEUU le permitió visitar varias universidades del país. En 1980 pasó a ocupar un sillón en la Academia Brasileña de las letras. Autor prolífico, con más de veinte poemarios publicados, lanzó su ultimo libro, “Marmazo”, en 2011, poco antes de que la muerte le sorprendiera en Sevilla al año siguiente mientras hacia un viaje por el país que admiraba tanto por su poesía. Especial admiración sentía por Lorca y Machado. Entre sus libros de poesía se pueden destacar “Finisterra”, “A noite misteriosa” y O Rumor da noite”. Con su poesía ha intentado explorar los nexos irracionales entre sucesos y objetos sin relación aparente. Ya desde el principio de su obra se puede observar en muchos de sus poemas una conciencia del lugar que ha de ocupar el poeta en el mundo. Así mismo la muerte ocupa un lugar prioritario entre sus preocupaciones. Su poesía busca que vida y muerte hagan sus vasos comunicantes, consiguiendo de este modo extrañas notas surreales. Poesía que presta atención a los pequeños detalles y a las cosas humildes, y que en muchas ocasiones se convierte en una denuncia de un mundo deshumanizado que trata de monetarizar las relaciones humanas. Para Ledo el poeta debe hacer de la transgresión íntima un emblema personal y “la creación poética se inicia en la frontera misteriosa donde las teorías terminan”.

IDENTIDADES

Víctor Hugo tenía la absoluta certeza de que Víctor Hugo era un pseudónimo de Dios

Y se consideraba propietario del cielo, de la tierra y del océano.

Rimbaud no sabía que era Rimbaud, por eso abandonó

Los viejos parapetos de Europa

Y se fue a vivir a África.

Byron sabía que era Byron

Tanto así que abandonó Inglaterra

Y sedujo a su propia hermana.

Walt Whitman siempre se pensó Walt Whitman.

Amaba a América y a los penes erectos de sus camaradas

Como si fueran futuros rascacielos.

Baudelaire vio en un espejo el abismo que se lo tragó.

Paul Claudel pensaba que era el suplente de Dios

Y se derramaba en caudalosos versos blancos

Para celebrar la belleza del universo.

Tristan Corbière, en el lecho de muerte,

Oyó el graznido de las gaviotas en la playa de su infancia

Y se convenció de ser él mismo Tristan Corbière.

La duda de ser Paul Valéry

Persiguió a Valéry la vida entera

Especialmente durante las mañanas, cuando buscaba su yo perdido

Entre los enigmáticos sueños de la noche.

La convicción de ser T. S. Eliot

Brotaba de T. S. Eliot apenas despertaba

Por esa razón sus impecables camisas blancas y el aire doctoral.

La sospecha de ser Rainer maria Rilke

Acudía a Rainer maria Rilke en sus días finales

Cuando, en la soledad del castillo de Muzot,

Extendía su mano para tomar una rosa.

Para ser Mallarmé, Mallarmé se escondía como un fauno en el bosque de la página en blanco

Y escuchaba el llamado de las sirenas

Mezclado con el silbato de los trenes de la estación de Saint-Lazare.

A Paul Varlaine no le interesaba ser o no Paul Verlaine.

Él sabía que en el otoño las hojas de los árboles son

Arrastradas por el viento.

Y esto es lo esencial.

Lo demás es literatura.

 

(Mormazo, 2011)

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