Momento

(hypokeimenon))

(hypokeimenon))

En una fenomenología frívola quitaríamos a la palabra del título todo su sentido temporal, el momento al que me refiero no tiene nada que ver con el antes y el después, ni con la potencia y el acto, ni con otras cosas parecidas: Se refiere a ese no-temporal que no transcurre pero “esrae” entre aquellos pares de significados a los que tampoco puedo asignar un significante justo. Soledad de explorador en un universo ajeno al propio natural.

Trato de explicar o definir ingenuamente ese seudo universo al que me refiero: Imagino un punto adimensional y atemporal en un entorno en  el que, supuesta una transición “sui generis” de A a B, cómo de sujeto a objeto, no aparecen reflejadas propiedades de ninguno de los entes A o B… es decir que quizás no están presentes… pero A y B sí los admitimos como elementos del juego. Éste podría ser el comienzo de una historia cuántica, A y B no están pero su presencia sí. ¿Hay otro modo de entender?

No me cae bien Aristóteles[1] pero no podemos perderle de vista: Es el padre de la metafísica (Tal vez no):  El cuerpo real está formado, según el Hilemorfismo, en la conjunción de hýlē por “materia” y morphḗ por  “forma”, esta teoría aristotélica tuvo gran influencia en la Escolástica y  todavía produce en el presente un cierto desasosiego por no haber sido capaces de introducir[2]en el sistema una estructura  fundamental, aunque sea tan difícil de explicar cómo su porqué y su paraqué…

No están solos esos dos elementos, materia y forma: vuelve a aparecer la “Relación” como tercer actor imprescindible. Es el llamado hypokeimenon o substrato, que mantiene inalteradas (¿?) las propiedades ocultas de los actores[3] asegurando en la imaginación la forma durante el proceso y devolviéndola a la realidad sensible cuando éste finaliza. Comienzo y final hipotéticos, evidentemente e inexplicados aunque parece que el estagirita, por el camino de la filosofía, propone un modelo más atractivo.

El hupokeimenon vuelve a ser la manifestación de ese ente misterioso que ocupa, tal vez sin llenar espacio ni tiempo,  aunque sí el no tiempo y no espacio[4] que media entre el núcleo de los átomos y su corteza de electrones. Un hueco similar, pero más cercano a la materialidad puede imaginarse en las estructuras moleculares. Aristóteles lo hizo en su imaginación filosófica.

Para dar una imagen didáctica, ese centro geométrico en el que habitan A y B debe estar completado[5] con un “fluido”, real o soñado, el “éter” del XIX. Lo llamo así para diferenciarlo de un vacío inevitable e indefinible a cuyas propiedades podemos atribuir entre otras cosas la reproducción en B’ de los cambios sufridos por (en) B sin que aparezca un enlace de cualquier tipo entre ambos. Ésta es una de las particularidades asombrosas que exhiben los binomios de la mecánica cuántica (¿O no?).

El “éter” del XIX no era tan mal invento. Aunque el “fluido” tampoco calma las inquietudes de los que bucean más allá, por ejemplo dentro de la teoría de “cuerdas”, otro jardín muy lejos de lo que yo alcanzo a comprender. No parece que un desarrollo matemático, aunque sea de última generación, vaya a resolver todas las dudas cuánticas: Para seguir meditando sobre este tema deberé seguir un camino filosófico[6]… dejando en segundo plano formalidades, cómo si no fueran necesarias. Aparece la sospecha de que la Filosofía está por encima de la mecánica newtoniana y de otras cosas: ¿La lógica?, ¿La inteligencia?, ¿La intuición inmediata?, ¿La mecánica cuántica?, ¿El Dassein?, ¿La “Duración”?, ¿el “Interés desinteresado”? y más lejos o más ceca: el “Instinto”.

Intento hallar el parámetro común que liga Sujeto,   Predicado y Relación ¿Uniría también a los binomios díscolos?

Será un parámetro temporal como son: el Paso de la potencia al acto, el Tiempo, el Número…  Para seguir es imprescindible dejar volar la imaginación: filosofar y, por un momento, mirar para otro lado buscando otra verdad, suponiendo que la haya. Cómo ejemplo tenemos la desconocida ley de la gravedad.

En ese nivel “macro didáctico” podemos intuir nuestro fluido artístico, ya estabilizado, como un bloque de partículas mantenidas en sus posiciones por algo parecido a una “fuerza débil” mientras los intersticios entre ellas se han rellenado con una matriz, ni sólida ni liquida, quizás en un nuevo estado artístico de la materia… que tendría una manifestación dual: el producto resultante de la ejecución del proceso que estudiamos en cada intento y el enorme vacío intra atómico del párrafo anterior.

También se incluyen en el sólido[7] acabado partes vacías (¿Vacías?) menores, usualmente llamadas “poros” y su conjunto “porosidad” que es decisiva en el comportamiento físico de los materiales. Sobre estas partículas y su no-relleno podría escribirse otra novela.

Este modelo simplificado es la traslación “artística” de un mineral natural o de una simple proposición, al espacio filosófico provisional, aderezado con unas gotas de cristalografía. Puede que los electrones se hayan ido con las variables no temporales y podamos disminuir la distancia entre núcleos atómicos[8].(¡!)Sería un punto de densidad cuasi infinita: todos los neutrones agrupados en espera del último que instaurará espacio y tiempo…

El modelo de cálculo ideal a ensayar que proponemos es un espacio, quizás volumen, N dimensional en el que intervendrían tantos parámetros como podamos imaginar, pero esto sería inmanejable, demasiadas variables independientes y no sabemos cuáles resultarán definitorias, es fundamental simplificar el algoritmo. Siendo optimistas podemos partir de un conjunto de cuatro variables: tres del espacio y el invitado tiempo. Otras no las consideramos. Menos de cuatro nos llevan a pensar escenarios divertidos. (¿Por qué no?) Tres podrían ser  es el “mesotes” aristotélico. De momento dejamos este campo para que lo pisen tantos como quieran: ¿Dos y el tiempo?

A partir de ahí, la eliminación de cualquier variable hace que todas las propiedades representadas en la superficie (¿?) correspondiente se reubiquen, como en una fotografía plana que se arruga, o el dibujo plano de la distribución de habitaciones en una casa en el que, por “plano”, ignoramos la altura… En la realidad todo lo que esté representado en el volumen (¿?) investigado aparecerá en las representaciones no modificadas del resto de dimensiones. Si esto pasara de la teoría a un suceso “normal” tendíamos, por ejemplo, una cocina cuyos muebles no sobresalen de la pared del fondo… o no tienen ancho, o alto… o están detenidas en un limbo atemporal.

Este juego de auto representación requiere un esfuerzo muy importante pero nos sirve de descanso, posibilita una sonrisa, e ilumina fugazmente el lugar al que nos puede conducir una teoría mal interpretada.

Un inciso: Salvo jugadas del destino, ¿Por qué detenerme en cuatro dimensiones o parámetros? Me gustaría hacer una regresión pseudo eidética fuerte… También sobran las dimensiones espaciales  (o alguna) si podemos sustituirlas por algo afín al tema, acudo al recuerdo del amigo Bergson (Mezclo, pero Husserl tendría que añadir algo… ) Todo el volumen fundido en uno al que se otorga el papel de generador de cuerpos tangibles pero atemporales. Los regulares no son tantos. Los no-regulares o irregulares están por definir. Por ejemplo: Los polígonos planos: ¿deberán ser “cerrados”?.

 ¿Y el tiempo? Nada mejor que un tiempo relativo al que llamamos juntos con Bergson “Duración” Aunque no se sabe exactamente cómo y dónde se mide.

La conclusión inmediata es que, entre los cuatro seleccionados,  sólo hay un parámetro asequible aunque sea inmanejable: es el “tiempo”, que hace rato que se ha colado en la meditación. Además quien lo imaginara habría definido un sistema de dos parámetros: “Volumen-Duración” que aporta una novedad al proceso… ¿Quién no siente la atracción de las coordenadas polares?

La meditación provisional sobre el volumen espacial lleno de un poco de materia  y mucho de aquel “éter” (aunque de baja densidad) resulta muy atractiva pero a la imaginación le cuesta manejar espacios rellenos de poco ser o mucho humo.

La supresión del tiempo como variable no aplasta los muebles pero conduce a una inmovilidad parmenídea. No hay cambio… pero, si esto es cierto, deberá haber un punto detenido “antes”. Merece la pena meditar un poco sobre las consecuencias que podría tener un tiempo (¿eternamente?) detenido… las moscas nunca llegarán a estrellarse contra el vaso.[9] Quizás el tiempo se detuvo antes de que se fabricara el vaso…

Hace un siglo que nos lo advirtió Bergson: mientras estemos empeñados en medir el tiempo[10] con variables espaciales no lo entenderemos. Viceversa: Los resultados de todas las medidas del tiempo, basados en determinaciones espaciales son imperfectas. Se podrá afinar el proceso hasta altos grados de pureza, pero nunca se obtendrá un elemento “absoluto”. Absoluto es también un concepto y por eso inalcanzable. La duración bergsoniana soluciona el problema[11] del tiempo en los esquemas poli vectoriales y atisba la posibilidad de usar una magnitud seudo temporal para cuantificar el tiempo:(¿O no?)…

Boecio también aparece, lanza su modelo de gloria. Schopenhauer igualmente, pero en clave pesimista, el aburrimiento es el alcance de la satisfacción a costa de asomarse a un profundo pozo vacío: el próximo objetivo. El prisionero del puente respira en acto: el bien está alcanzado. A Don Arturo le queda comenzar de nuevo su ascético vencimiento sisífico[12] de la voluntad que deseaba otra cosa y se vuelve ascética. Ambos están contaminados de temporalidad.

¿Qué tipo de purificación sería aplicable?: ¡Química artística! : filtremos de cualquier desarrollo la variable tiempo… Aunque sea extraño en principio, imaginemos uno de esos matraces de decantación agitados por la imaginación. Pasado un tiempo de reposo tendríamos dos estratos: en el fondo uno que contendría todas las variables del proceso, excepto las indisolublemente ligadas con el Tiempo. Lo imagino como un líquido (¿?) incoloro, denso, de alta viscosidad… ¿Sólido?, ¿Frio? con propiedades contradictorias… como los gases super enfriados cerca del cero absoluto… Pura invención sin base, en espera de un milagro.

Por encima  un extracto de todo lo temporal que ahora suprimimos de algún modo provisional. ¿Caliente?: Es una sensación, nada más.

Eliminado el tiempo…  cómo lapso o cómo medida de antigüedad, tiempo Absoluto o cualquier otro parámetro similar que invente un pensador atrevido. Si quitamos todo lo  tenga relación temporal con el intrínsecamente “Ser” estamos acercándonos a una fenomenología husserliana. (¿O no?) O también mezclando Ser y tiempo, tratamos de entender a Heidegger… y su ser que es más ser porque lo aprecio… intuyo que el tiempo no pertenece a la esencia del fenómeno[13] y puede ser incluido en la reducción eidética (¿?). Eliminado el tiempo, las tres dimensiones espaciales vuelven a estar solas…

Doy un salto en el vacío: ¿Qué ha sido de la Verdad al sustraer una dimensión del esquema que estábamos siguiendo?:Un misterio que no podemos imaginar porque sólo tenemos información espacial. ¿Es la mentira (la no verdad) más válida?

En el experimento, podemos jugar con el tiempo y lo demás, la Verdad con mayúsculas, no la conocemos pero podemos comprobar que cuando salimos de este mundo dos sensaciones nos ocupan: la del no-sentir de los que mueren y la sospechada pero incógnita de los que ya han salido del tiempo y están en otro universo que tampoco nos pertenece. De los no natos ni eso. ¿Sienten las almas no nacidas? ¿Qué nos diría Agustín? Probablemente que serán personas en el futuro pero… ahora en su almario: suspendemos el juicio.

Quiero decir que en un entorno atemporal cuando nazco es cuando muero. O las dos cosas en el mismo momento, que no tiene duración ni lapso.  Es primavera pero las flores ya han muerto. La estación es ya otoño o verano, o invierno, o las tres cosas… este proceso parece lento si es autoconsciente impresión… me  parece que algo ha cambiado pero es únicamente la sensación[14] de estar en otro lugar, también sin duración y sin extensión, en el que probablemente hayamos muerto y renacido, como partícula elemental o cómo polvo enamorado.

¿Y las galaxias? Parecen inmensas pero no tienen tamaño… Todas caben en el punto adimensional con el que jugaba el Demiurgo o Brahma cuando se distrajo. Todo el universo es una alucinación. ¿O no? Y vuelvo a pensar que todos los entes, supuestos, imaginados o artísticamente detectados caben en ese lugar[15] en el que coinciden la nada y el todo, lo que será real pero aún no es… ¡Y el pasado inamovible!

Y Brahma volvió la vista. Y todo se hizo luz.

Lo llamamos Big bang y ya está en el Ahora temporal.

¡Qué poder el de la imaginación del hombre! No sé explicar cómo ni qué es algo fuera del tiempo pero percibo la huella que ha dejado y me atrevo a imaginar sus efectos. ¿Alguna religión osa enumerar algunos?

Nómina desordenada y conjunta de cualesquiera religiones[16]: (No hay método ni categoría):

Dieciocho huríes esperando caricias de algún tipo: (¿ y los varones?)

La inmortalidad;

La integración en el Atman;

La ubicuidad;(estar en dos o más lugares a la  vez)

La presencia absoluta de Dios ( y si no estaba en aquel momento, visita al intelecto agente y carta a los averroístas latinos);

El vestido blanco sin tacha;

 el deseo cumplido y no agotado;

La íntima comunión con lo amado (sea cual sea su diferencia…)

(textualmente en mi “cultura”: el ciento por uno y después la “vida eterna”.

¡Ah! Y curar a los enfermos y perdonar los pecados…

Resucitar a algunos muertos…

Pueden añadirse deseos…

¿Qué ha sido del mal? El mal nunca fue un absoluto, ni siquiera un concepto. Y el “por qué” aún está más lejos que antes de comenzar.

Volveremos a los átomos y los tiempos…


[1] ¡ Qué tontería!

[2] Disculpablemente

[3] A y B están en la conciencia cuántica del experimentador.

[4] Permítaseme la repetición de términos por la novedad de la       

propuesta… no hay más entes físicos que los que hay.

[5] Si suponemos menos válida la teoría del vacío imperfecto.

[6] ¿Artístico?, ¿Informal?.

[7] O un líquido, o un gas… en su caso. Los artísticos estados de la materia, incluyendo el plasma, a los que me refiero, no tienen por qué coincidir en propiedades con los “naturales”. Son figuraciones provisionales…

[8] Todos los escritores de Ciencia Ficción han investigado en este enorme espacio vacío.

[9] Ver en el apéndice.

[10] Tratar cómo otra variable más. O expresarlo matemáticamente.

[11]

[12] Cómo el de Sísifo.

[13] O “cómo sí”…

[14] El sentimiento.

[15] Lugar sin espacio y sin tiempo.

[16] Todas son bastante parceidas.

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