Alma mía

Alma mía

Alma mía, delicada flor a la que todo hiere,
en el páramo de esta vida
¿Cuánto durará tu primavera?
Tus pétalos rojos ya tienen
las huellas oscuras
de las heridas del viento de la duda,
las quemaduras de los hielos
de los desamores,
las arrugas profundas de la vejez temida.
Vanidosa te hallarán algunos,
porque sostienes mi vida.
Estéril te dirán otros
que no quisieron buscar en ti ningún fruto.
Desesperada te hallarás tú misma,
encerrada en este físico que se desvanece.

Pero aguarda, no te asustes,
sonríe con tu cuerpo:
tu otra vida, esa que no comprendes,
estará llena
de lo que tus sentimientos crearon,
y las chispas de  tu alegría,
las punzadas agudas de tu dolor,
la desesperación que te asaltó
viniendo de tu propio juicio,
habrán sido simiente dorada
de un árbol frondoso y bello
que nacerá de ti hacia adentro,
en otra dimensión,
cuando la cadena que se ve y que te ata
se disuelva en el espíritu helado,
empapada por la lluvia,
convertida en podredumbre,
signo de libertad verdadera.
Final para otras muchas cadenas,
pero fértil desierto para ti
que te pierdes en el olvido.

Loading

Los comentarios están cerrados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *