Frontera IV


Frontera IV

La noticia del fin:
"Todo lo que sientes acaba",
es siempre sobre algo lejano
que me atañerá pero no me atañe:
Moriré de viejo. De muy viejo.

No hay conciencia de la inmediatez:
porque percibimos la frontera
como límite entre dos estados
de la misma naturaleza,
y, en realidad, nadie ha visto
lo que hay más allá.

Es que es distinto, inimaginable.
El bien y el mal son allí otra cosa,
incluso la verdad y la belleza
son diferentes, de modo que
si aquí tengo límites
tras la frontera no los hay.
El más allá me invade, me asume
más acá del tiempo y el espacio.
Me sobrepasa, me engloba en sí
antes de que el tiempo existiera.

Por eso la frontera que percibo
está siempre en el ahora,
en el momento presente
porque es parte de nuestra naturaleza,
cuando nacemos comenzamos a morir,
vivimos,
que es apurar las heces de la copa del tiempo
que el inventor de la casualidad y la evolución
nos ha deparado. En la infancia
o en la senectud.

La frontera es mi representación
de un cambio incomprensible
pero desde la voluntad de Arturo
no hay cambio, no hay un cumplirse,
no hay límite.
Sólo un resurgir de lo oculto
tras la cortina del tiempo y el espacio.
Algo que somos sin saberlo.

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