POETAS 91. Nicanor Parra II (Versos de salón)

Nicanor Parra fue el «hijo mayor de un profesor primario/ y de una modista de trastienda», que nació en San Fabián, Chile, el 5 de septiembre de 1914, en medio de una numerosa familia con varios miembros dedicados a la música popular. Con 18 años gana una beca de la «liga de estudiantes pobres» y se traslada a Santiago para terminar sus estudios de educación secundaria, ampliándolos luego con su ingreso en la facultad de Física y Matemáticas. Comienza durante este tiempo a publicar en revistas sus primeros poemas, en los que acusa la influencia de Federico García Lorca y Walt Whitman. En 1937 regresa a Chillán para ejercer de profesor de matemáticas y física en el mismo instituto donde había sido estudiante, obteniendo al año siguiente el premio municipal de Santiago por su contribución a la física y a la matemática. Otra beca del Institute of International Education le permite en 1943 residir en Estados Unidos para estudiar mecánica avanzada. A su vuelta a la Universidad de Chile, en 1946, toma posesión de su plaza como profesor de mecánica racional y comienza a escribir sus primeros antipoemas. La concesión de una nueva beca en 1949 le permite pasar dos años en la Universidad de Oxford estudiando con el cosmólogo Edward Arthur Milne. Es en este periodo cuando compone, influido por las lecturas de Auden y Eliot, su largo y célebre «Soliloquio del individuo», que acabará formando parte de la publicación, en 1954, de su libro «Poemas y Antipoemas», recibido con gran éxito de crítica y público pero también acompañado de una fuerte polémica, debido a su tono iconoclasta. En este libro escrito con «el lenguaje de todos los días», utiliza  frases hechas y  dichos populares, reforzados con un agudo sentido de la ironía y una visión excéptica de la civilización y de la cultura. En estos poemas da vida a un sujeto poco fiable, al que le gusta retocar su biografía de manera sarcástica, utilizando monólogos entrecortados e inconexos que expresan su neurastenia vital. Poco después de la publicación, en 1958, de «Cueca larga», Nicanor Parra emprende un viaje que le lleva por Suecia, Moscú, Pekín, Roma y Madrid, y  a relacionarse con los poetas norteamericanos Allen Ginsberg y Ferlinghetti. En 1962 Pablo Neruda es nombrado académico de la facultad de Filosofía de Chile y a Nicanor Parra se le invita a dar el discurso de recepción: lo que pretende ser un homenaje es transformado por Parra en una parodia que muestra la distancia entre dos concepciones divergentes de la poesía, distanciamiento que se hace aún más marcado cuando meses más tarde publica «Versos de Salón». En este libro aparece la figura del «energúmeno», un sujeto disociado, algo esquizofrénico, que está sacado de sus casillas y que no responde de sus actos. La unidad de su poesía, según señala el propio Parra, no es ya la palabra, ni la estrofa, ni la frase, sino el mismo verso, que aparece como aislado, dando en esa retahila de versos casi escupidos una sensación de desorden controlado, de automatismo irónico que acaba reflejando los cliches del pensamiento y los lugares comunes de la conversación cotidiana. Años más tarde, para explicar el impacto de su obra en las generaciones más jóvenes, Parra definiría el antipoema como «la punta de un alfiler que toca un globo que está por reventar». Después de la publicación en forma de cartel del poema «Manifiesto», donde lanza su andanada contra los tres iconos de la poesía chilena, (es decir, Huidobro, De Rokha y Neruda: «Nosotros condenamos/-y esto sí lo digo con respeto-/la poesía de pequeño dios/la poesía de vaca sagrada/la poesía de toro furioso»), Parra pasó varios meses en la Unión Soviética, y en los años siguientes viajó a Cuba, Perú, Venezuela y Checoslovaquia, llegando a pasar por algunas ciudades norteamericanas como poeta invitado. Unas de las mayores conmociones en la vida del poeta se produce el año en que publica Canciones Rusas (1967), con motivo del suicidio de Violeta Parra, hermana menor a la que había apoyado en sus investigaciones sobre el folklore de la música chilena, con quien había colaborado en diversas grabaciones y a la que dedicó el poema «En defensa de Violeta Parra»: «Tu dolor es un círculo infinito/ que no comienza ni termina nunca». En 1969 le conceden el premio nacional de literatura y publica «Obra gruesa», donde recopila la obra escrita hasta entonces, e incorpora un libro inédito titulado «Camisa de Fuerza». Los textos se van haciendo cada vez más breves, y crea su propio discurso a contracorriente mediante la utilización paródica de otros textos y discursos -oraciones, textos legales o escolares, anuncios-, que van dirigidos a desvelar la falsa moral inoculada por las instituciones y todo aquello que oprime y enajena al ser humano. En 1972 da otro  giro de tuerca y publica «Los artefactos», caja con más de doscientas tarjetas que van acompañadas de ilustraciones, eslóganes y grafittis. Los artesfactos, por su función de desplazar al libro y al poema como vehículo de poesía, se acaban convirtiendo en antipoesía en estado puro. Por su intención transgresora y beligerante, los artefactos pueden comparse, en palabras de Parra, con los fragmentos de una granada. «La granada no se lanza entera contra la muchedumbre. Primero tiene que explotar: los fragmentos salen disparados a altas velocidades, o sea, están dotados de una gran cantidad de energía y pueden atravesar entonces la capa exterior del lector (…) porque se trata de penetrar, de romper, de sacar al lector de su modorra y pincharlo». Con el golpe de estado perpetrado por Pinochet en 1973, Parra cae aún más en el ostracismo, a pesar del intento del régimen por utilizar su imagen. Sin libertad de cátedra, abandona la Universidad y comienza a elaborar un discurso poético enmascarado bajo diversos alter egos, para poder así desafiar la censura de la dictadura. En 1977 y 1979 Parra publicó dos volúmenes de «Sermones y prédicas del Cristo de Elqui» en los que prestaba la voz poética a un personaje extravagante que había conocido en su juventud: Domingo Zárate Vega, alias el Cristo de Elqui, un iluminado que deambulaba por Chile en los años treinta, y que se instalaba en parques y plazas para predicar a los transeúntes y para venderles folletos de poesía. «En último término» -dice Parra- «lo que yo me proponía con el Cristo era poner de manifiesto lo siguiente: que no es posible predicar. Toda prédica cae en el Cristo de Elqui, y ahí se vienen abajo los discursos ideológicos, políticos o religiosos. Lo que hay en acción es una fuerza neurótica, con momento de lucidez voluntaria, y a ratos involuntaria». En algunos textos inéditos de la antología «Poesía política» y en la nueva caja de tarjetas postales «Chistes para desorientar a la policía poesía», ambas de 1983, eleva aún más el tono en su denuncia de la dictadura. También comienza a desarrollar una denuncia ecológica o ecopolítica cuya proclama queda esbozada en los siguientes versos: «entendemos x ecologismo/un movimiento socioeconómico/basado en la idea  de armonía/de la especia humana con su medio/que lucha x por una vida lúdica/creativa igualitaria pluralista/libre de explotación y basada en la comunicación/y la colaboración de las personas». En 1985 publica «Hojas de parra», retomando la línea antipoética de «Obra Gruesa». En los últimos años ha llevado a cabo con éxito por distintos países su obra poética y visual mediante exposiciones e instalaciones. Especial impacto causó la exposición en el palacio de la moneda de Santiago de Chile, en 2006, por su feroz intencionalidad política (en una de las instalaciones hace des-aparecer ahorcados a todos los presidentes del pais). Ya con 96 años, en septiembre de 2010, se une a la huelga de hambre que comuneros mapuche habían iniciado unos meses antes para protestar por su encarcelamiento abusivo -aplicación de ley antiterrorista- tras la ocupación de  tierras que consideraban de su propiedad. En diciembre de 2011 se le concedió por fin la gracia del premio Cervantes.

*****

LA MONTAÑA RUSA

Durante medio siglo
la poesia fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices.

                («Versos de Salón», 1962) 

*****

CAMBIOS DE NOMBRE

A los amantes de las bellas letras
hago llegar mis mejores deseos
voy a cambiar de nombre a algunas cosas.

Mi posición es ésta:
el poeta no cumple su palabra
si no cambia los nombres de las cosas.

¿Con qué razón el sol
ha de seguir llamándose sol?
!Pido que se le llame Micifuz
el de las botas de cuarenta leguas!

¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
que los zapatos han cambiado de nombre:
desde ahora se llaman ataúdes.

Bueno, la noche es larga
todo poeta que se estime a sí mismo
debe tener su propio diccionario
y antes que se me olvide
al propio dios hay que cambiarle nombre
que cada cual lo llame como quiera:
ése es un problema personal.

                  («Versos de Salón», 1962) 

*****

ADVERTENCIA

Yo no permito que nadie me diga
que no comprende los antipoemas
todos deben reír a carcajadas.

Para eso me rompo la cabeza
para llegar al alma del lector.

Dejénse de preguntas.
En el lecho de muerte
cada uno se rasca con sus uñas.

Además una cosa:

Yo no tengo ningún inconveniente
en meterme en camisa de once varas.

                   («Versos de salón», 1962) 

*****

MOMIAS

Una momia camina por la nieve
Otra momia camina por el hielo
Otra momia camina por la arena.

Una momia camina por el prado
Una segunda momia la acompaña

Una momia conversa por teléfono
Otra momia se mira en un espejo.
Una momia dispara su revólver.

Todas las momias cambian de lugar
Casi todas las momias se retiran.

Varias momias se sienta a la mesa
Unas momias ofrecen cigarrillos
Una momia parece que bailara.

Una momia más vieja que las otras
Da de mamar a su niño de pecho.

                     («Versos de Salón», 1962) 

*****

VIAJE POR EL INFIERNO

En una silla de montar
Hice un viaje por el infierno.

En el primer círculo vi
Unas figuras recostadas
Contra unos sacos de trigo.

En el segundo círculo andaban
Unos hombres en bicicleta
Sin saber dónde detenerse
Pues las llamas se lo impedían.

En el tercer círculo vi
Una sola figura humana
Que parecía hermafrodita.

Esa figura sarmentosa
Daba de comer a unos cuervos.

Seguí trotando y galopando
Por espacio de varias horas
Hasta que llegué a una cabaña
En el interior de un bosque
Donde vivía una bruja.

Un perro me quiso morder.

En el círculo número cuatro
Vi un anciano de luengas barbas
Calvo como una sandía
Que construía un pequeño barco
En el interior de una botella.

Me dio una mirada afable.

En el círculo número cinco
Vi unos jóvenes estudiantes
Jugando al futbol araucano
Con una pelota de trapo.
Hacia un frío salvaje.
Tuve que pasar la noche
En vela en un cementerio
Arrimado contra una tumba
Para no morirme de frío.

Al otro día continué
Mi viaje por unos cerros
Y vi por primera vez
Los esqueletos de los árboles
Incendiados por los turistas.

Sólo quedaban dos círculos.

En uno me vi yo mismo
Sentado a una mesa negra
Comiendo carne de pájaro:
Mi única compañía
Era una estufa a parafina.

En el círculo número siete
No vi absolutamente nada
Sólo oí ruidos extraños
Escuche unas risas espantosas
Y unos suspiros profundos
Que me perforaban el alma.

                («Versos de Salón», 1962) 

*****

LA DONCELLA Y LA MUERTE

Una doncella rubia se enamora
De un caballero que parece la muerte.

La doncella lo llama por teléfono
Pero él no se da por aludido.

Andan por unos cerros
Llenos de lagartijas de colores.

La doncella sonríe
Pero la calavera no ve nada.

Llegan a una cabaña de madera
La doncella se tiende en un sofá
La calavera mira de reojo.

La doncella le ofrece una manzana
Pero la calavera la rechaza
Hace como que lee una revista.

La doncella rolliza
Toma una flor que hay en un florero
Y se la arroja a boca de jarro.

Todavía la muerte no responde.

Viendo que nada le da resultado
La doncella terrible
Quema todas sus naves de una vez:

Se desnuda delante del espejo
Pero la muerte sigue imperturbable.

Ella sigue moviendo las caderas
hasta que el caballero la posee.

                 («Versos de Salón») 

*****

MUJERES

La mujer imposible,
La mujer de dos metros de estatura,
La señora de mármol de Carrara
Que no fuma ni bebe,
La mujer que no quiere desnudarse
Por temor a quedar embarazada,
La vestal intocable
Que no quiere ser madre de familia,
La mujer que respira por la boca,
La mujer que camina
Virgen hacia la cámara nupcial
Pero que reacciona como hombre,
La que se desnudó por simpatía
(Porque le encanta la música clásica)
La pelirroja que se fue de bruces,
La que sólo se entrega por amor,
La doncella que mira con un ojo,
La que sólo se deja poseer
En el diván, al borde del abismo,
La que odia los órganos sexuales,
La que se une sólo con su perro,
La mujer que se hace la dormida
(El marido la alumbra con un fósforo),
La mujer que se entrega porque sí,
Porque la soledad, porque el olvido…
La que llegó doncella a la vejez,
La profesora miope,
La señorita pálida de lentes
(Ella no quiere nada con el falo),
Todas esas walkirias,
Todas estas matronas respetables
Con sus labios mayores y menores
Terminarán sacándome de quicio.

                («Versos de Salón, 1962) 

*****

LA POESÍA TERMINÓ CONMMIGO

Yo no digo que ponga fin a nada
No me hago ilusiones al respecto
Yo quería seguir poetizando
Pero se terminó la inspiración.
La poesía se ha portado bien
Yo me he portado horriblemente mal.

Qué gano con decir
Yo me he portado bien
La poesía se ha portado mal
Cuando saben que yo soy el culpable.
!Está bien que me pase por imbécil!

La poesía se ha portado bien
Yo me he portado horriblemente mal
La poesía terminó conmigo.

                   («Versos de Salón», 1962)

*****

TRES POESÍAS

1

Ya no me queda nada por decir
Todo  lo que tenía que decir
Ha sido dicho no sé cuántas veces.

2

He preguntado no sé cuántas veces
Pero nadie contesta mis preguntas.
Es absolutamente necesario
Que el abismo responda de una vez
porque ya va quedando poco tiempo.

3

Sólo una cosa es clara:
Que la carne se llena de gusanos.

                («Versos de Salón», 1962) 

*****

VERSOS SUELTOS

Un ojo blanco no me dice nada
Hasta cuándo posar de inteligente
Para qué completar un pensamiento.
!Hay que lanzar al aire las ideas!
El desorden también tiene su encanto
Un murciélago lucha con el sol:
La poesía no molesta a nadie
Y la fucsia parece bailarina.

La tempestad si no es sublime aburre
Estoy harto del dios y del demonio
¿Cuánto vale ese par de pantalones?
El galán se libera de su novia
Nada más antipático que el cielo
Al orgullo lo pintan de pantuflas:
Nunca discute el alma que se estima
y la fucsia parece bailarina.

El que se embarca en un violín naufraga
La doncella se casa con un viejo
Pobre gente no sabe lo que dice
Con el amor no se le ruega a nadie:
En vez de leche le salía sangre
Sólo por diversión cantan las aves
Y la fucsia parece bailarina.

Una noche me quise suicidar
El ruiseñor se ríe de sí mismo
La perfección es un tonel sin fondo
Todo lo transparente nos seduce:
Estornudar es el placer mayor
Y la fucsia parece bailarina.

Ya no queda muchacha que violar
En la sinceridad está el peligro
Yo me gano la vida a puntapiés
Entre pecho y espalda hay un abismo
Hay que dejar morir al moribundo:
Mi catedral es la sala de baño
Y la fucsia parece bailarina.

Se reparte jamón a domicilio
¿Puede verse la hora en una flor?
Véndese crucifjo de ocasión
La ancianidad también tiene su premio
Los funerales sólo dejan deudas:
Júpiter eyacula sobre Leda
Ya la fucsia parece bailarina.

Todavía vivimos en un bosque
¿No sentís el murmullo de las hojas?
Porque no me diréis que estoy soñando
Lo que yo digo debe ser así
Me parece que tengo la razón
Yo también soy un dios a mi manera
Un creador que no produce nada:
Yo me dedico a bostezar a full
Y la fucsia parece bailarina.

              («Versos de Salón», 1962) 

*****

EL PEQUEÑO BURGUÉS

El que quiera llegar al paraíso
Del pequeño burgués tiene que andar
El camino del arte por el arte
Y tragar cantidades de saliva:
El noviciado es casi interminable.

Lista de lo que tiene que saber:
Anudarse con arte la corbata
Deslizar la tarjeta de visita
Sacudirse por lujo los zapatos
Consultar el espejo veneciano
Estudiarse de frente y de perfil
Ingerir una dosis de cognac
Dinstinguir una viola de un violín
Recibir en pijama a las visitas
Impedir la caída del cabello
y tragar cantidades de saliva.

Todo tiene que estar en sus archivos.
Si su mujer se entusiasma con otro
le recomiendo los siguientes trucos:
Afeitarse con hojas de afeitar
Admirar las bellezas naturales
Hacer crujir un trozo de papel
Sostener una charla por teléfono
Disparar con un rifle de salón
Arreglarse las uñas con los dientes
y tragar cantidades de saliva.

Si desea brillar en los salones
El pequeño burgués
Debe saber andar en cuatro pies
Estornudar y sonreír a un tiempo
bailar un vals al borde del abismo
Endiosar a los órganos sexuales
Desnudarse delante del espejo
Deshojar una rosa con un lápiz
y tragar toneladas de saliva.

A todo esto cabe preguntarse
¿Fue Jesucristo un pequeño burgués?

Como se ve, para poder llegar
Al paraíso del pequeño burgués
Hay que ser un acróbata completo:
Para poder llegar al paraíso
Hay que ser un acróbata completo.

!Con razón el artista verdadero
Se entretiene matando matapiojos!

Para salir del círculo vicioso
Recomiendan el acto gratuuito:

Aparecer y desaparecer
Caminar en estado cataléptico
Bailar un vals en un montón de escombros
Acunar un anciano entre los brazos
Sin despegar la vista de su vista
Preguntarle la hora al moribundo
Escupir en el hueco de la mano
Presentarse de frac en los incendios
Arremeter con el cortejo fúnebre
Ir más allá del sexo femenino
Levantar esa losa funeraria
Ver si cultivan árboles adentro
Y atravesar de una vereda a otra
Sin referencias ni al porqué ni al cuándo
Por la sola virtud de la palabra
Con su bigote de galán de cine
A la velocidad del pensamiento

               («Versos de Salón», 1962) 

*****

Se me pegó la lengua al paladar
Tengo una sed ardiente de expresión
Pero no puedo construir una frase.

Ya se cumplió la maldición de mi suegra:
Se me pegó la lengua al paladar.

¿Qué estará sucediendo en el infierno
Que se me ponen rojas las orejas?
Tengo un dolor que no me deja hablar
Puedo decir palabras aisladas:
Árbol, árabe, sombra, tinta china
Pero no puedo construir una frase.

Apenas puedo mantenerme en pie
Estoy hecho un cadáver ambulante
No soporto ni el agua de la llave.

Se me pegó la lengua al paladar
No soporto ni el aire del jardín.

Algo debe pasar en el infierno
Porque me están ardiendo las orejas
!Me está saliendo sangre de narices!

¿Saben lo que me pasa con mi novia?
La sorprendí besándose con otro
Tuve que darle su buena paliza
De lo contrario el tipo la desflora.

Pero ahora me quiero divertir
Empezad a cavar mi sepultura
Quiero bailar hasta caerme muerto
!Pero no me tilden de borracho!
Veo perfectamente dónde piso
¿Ven como puedo hacer lo que me place?
Puedo sentarme con la pierna encima
Puedo tocar un pito imaginario
Puedo pegarme un tiro imaginario.

Hoy estoy, además, de cumpleaños
Pongan todas las sillas a la mesa
Voy a bailar un vals con una silla
Se me pegó la lengua al paladar.

Yo me gano la vida como puedo
Pongan todas las sillas a la mesa
Yo no mezquino nada a los amigos
todo lo pongo a su disposición
-Pueden hacer lo que mejor les plazca-

Mesa a disposición de los amigos
Trago a disposición de los amigos
Novia a disposición de los amigos
Todo a disposición de los amigos.

!Pero que no me vengan con abusos!

¿Que el alcohol me hace delirar?
!La soledad me hace delirar!
!La injusticia me hace delirar!
!El delirio me hace delirar!

¿Saben lo que me dijo un capuchino?
!No comas nunca dulce de pepino!
¿Saben lo que me dijo un fraciscano?
!No te limpies el traste con la mano!

Se me pegó la lengua al paladar.

                 («Versos de Salón», 1962) 

*****

LO QUE EL DIFUNTO DIJO DE SI MISMO

Aprovecho con gran satisfacción
Esta oportunidad maravillosa
Que me brinda la ciencia de la muerte
Para decir algunas claridades
sobre mis aventuras en la tierra.
Más adelante, cuando tenga tiempo
hablaré de la vida de ultratumba.

Quiero reírme un poco
Como lo hice cuando estaba vivo:
El saber y la risa  se confunden.

Cuando nací mi madre peguntó
Qué voy a hacer con este renacuajo
Me dediqué a llenar sacos de harina
Me dediqué a romper unos cristales
Me escondía detrás de los rosales.

Comencé como suche de oficina
Pero los ducumentos comerciales
Me ponían la carne de gallina.

Mi peor enemigo fue el teléfono.

Tuve dos o tres hijos naturales.

Un tinterillo de los mil demonios
Se enfureció conmigo por el «crimen
De abandonar a la primera esposa».
Me preguntó «por qué la abandonaste»
Respondí con un golpe en el pupitre:
«Esa mujer se abandonó a sí misma»

Estuve a punto de volverme loco.

¿Más relaciones con la religión?
Atravesé la cordillera a pie
Disfrazado de fraile capuchino
Transformando ratones en palomas.

Ya no recuerdo cómo ni por qué
«Abracé la carrera de las letras».

Intenté deslumbrar a mis lectores
A través del sentido del humor
Pero causé una pésima impresión.

Se me tildó de enfermo de los nervios.
Claro, me condenaron a galeras
Por meter la nariz en el abismo.

!Me defendí como gato de espaldas!

Escribí en araucano y en latín
Los demás escribían en frances
Versos que hacían dar diente con diente.

En esos versos extraordinarios
Me burlaba del sol y de la luna
Me burlaba del mar y de las rocas
Pero lo más estúpido de todo
Era que me burlaba de la muerte
¿Puerilidad tal vez? – !Falta de tacto!
Pero yo me burlaba de la muerte.

Mi inclinación por la ciencias ocultas
Hizome acreedor al sambenito
De charlatán del siglo dieciocho
Pero yo estoy seguro
Que se puede leer el porvenir
En el humo, las nubes o las flores.
Además profanaba los altares.
Hasta que me pillaron infraganti.
Moraleja, cuidado con el clero.

Me desplacé por parques y jardines
Como una especie de nuevo Quijote
Pero no me batí con los molinos
!Nunca me disgusté con las ovejas!

¿Se entenderá lo que quiero decir?

Fui conocido en toda la comarca
Por mis extravagancias infantiles
Yo que era un anciano respetable.

Me detenía a hablar con los mendigos
Pero no por motivos religiosos
!Sólo por abusar de la paciencia!

Para no molestarme con el público
Simulaba tener ideas claras
Me expresaba con gran autoridad
Pero la situación era difícil
Confundía a Platón con Aristóteles.

Desesperado, loco de remate
Ideé la mujer artificial.

Pero no fui payaso de verdad
Porque de pronto me ponía serio
!Me sumergía en un absimo oscuro!

Encendía la luz a medianoche
Presa de los más negros pensamientos
Que parecían órbitas sin ojos.
No me atrevía ni a mover un dedo
por temor a irritar a los espíritus.
Me quedaba mirando la ampolleta.

Se podría filmar una película
Sobre mis aventuras en la tierra
Pero yo no me quiero confesar
Sólo quiero decir estas palabras:

Situaciones eróticas absurdas
Repetidos intentos de suicidio
Pero morí de muerte natural.

Los funerales fueron muy bonitos.
El ataúd me pareció perfecto.
Aunque no soy caballo de carrrera
Gracias por las coronas tan bonitas.

!No se rían delante de mi tumba
Porque puedo romper el ataúd
Y salir disparado por el cielo!

                («Versos de Salón», 1962) 

*****

MANIFIESTO

1963

Señoras y señores
Ésta es nuestra última palabra
-Nuestra primera y última palabra-:
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad.
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Éste es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de biblioteca.

Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos
!Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hiceron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesia de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
!Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

!Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Éste es nuestro mensaje
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.

Los poetas bajaron del Olimpo.

 

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Una respuesta a “ POETAS 91. Nicanor Parra II (Versos de salón) ”

  1. Leonor Leiva Abarca dice:

    Leer aquí estos poemas fue una oportunidad para conocer más al poeta. No al impuesto al libro.

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