POETAS 101. Allen Ginsberg («Nota a pie de página para Aullido», 2ª y 3ª parte)

Por ser Aullido un poema demasiado extenso, se prefirió aplazar la segunda y tercera parte, más breves, para esta entrega, a la que se le añade la poética nota a pie de página y un interesante proemio de aullido, con el que replica el poeta William Carlos Williams a otro poeta que cuando lo conoció aún no merecía mucho crédito. Y es que todavía no tenía la sabiduría poética, como nos recuerda Williams, del que ha experimentado su propia temporada en el infierno…

 

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AULLIDO PARA CARL SALOMON, escrito por William Carlos Williams

«Cuando conocí a Allen Ginsberg, los dos éramos más jóvenes. Era un joven poeta, hijo de un poeta de renombre, y vivía en Paterson, Nueva jersey, donde nació y se crió. De constitución menuda en lo físico, en lo mental estaba muy trastornado por la vida que había llevado en Nueva York durante los años que siguieron a la Primera Guerra Mundial. Siempre estaba a punto de «marcharse», aunque no parecía importarle demasiado adónde, y me causaba una profunda desazón, pues siempre temí que no viviera lo suficiente para escribir un libro de poemas. Su capacidad para sobrevivir viajar y escribir me asombra, sinceramente. Y no me asombra menos que haya sido capaz de desarrollar y perfeccionar su arte.

Y ahora, al cabo de quince o veinte años, nos ofrece un poema sensacional. Todo demuestra que, literalmente, ha viajado a los infiernos. Y durante el viaje conoció a un hombre llamado Carl Salomon, con quien compartió, en medio de las jugarretas y las penalidades de la vida, algo que sólo puede describirse con las palabras que ha utilizado él para hacerlo. Es un aullido de derrota. Aunque, en realidad, no se trata de una derrota, pues ha pasado por esa experiencia igual que si fuera algo corriente, trivial. En esta vida todos sufrimos derrotas, pero un hombre, si lo es de verdad, nunca se siente derrotado.

Es Allen Ginsberg, el poeta, quien ha padecido en su propia carne las horripilantes experiencias de la vida que describe en estas páginas. Lo más maravilloso de todo no es que haya sobrevivido, sino que en las profundidades del abismo haya encontrado a un compañero al que amar, un amor que celebra en estos poemas de un modo claro y directo. Pensemos lo que pensemos, no demuestra que, aunque pasemos por las experiencias más degradantes que la vida le pueda deparar a un hombre, el espíritu del amor sobrevive para ennoblecer nuestras vidas si tenemos buen humor, valor y fe -¡y arte!- para persistir.

Es la fe en el arte de la poesía lo que ha acompañado a este hombre en su Gólgota, mientras experimentaba padecimientos similares en todos los aspectos a los que sufrieron los judíos durante la Segunda Guerra mundial. Pero él los experimentó en nuestro propio país, sin salir de esa tierra en la que tan a gusto nos encontramos. Somos ciegos, y nuestras vidas transcurren en la ceguera. Los poetas están malditos, pero no están ciegos: ven con los ojos de los ángeles. Este poeta ve en todas partes, a su alrededor, los horrores de los que nos hace participar hasta en los más íntimos detalles con su poema. No trata de evitar nada, sino que apura la copa de la experiencia hasta el fondo. A hace suya. La reclama como propia y, según podemos comprobar, se ríe de ella e incluso tiene el tiempo y el descaro suficientes para amar a un compañero de su elección y dejar constancia de ese amor en su magnífico poema.

Levántense los bordes del vestido, señoras, porque vamos a cruzar el infierno.»

                       William Carlos Williams

*****

II

¿Que esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?

¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!

¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!

¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!

¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es una dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!

¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!

¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!

¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupavergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!

¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mmi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!

¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas! ¡capitales ciegas! ¡Industrias demoniacas! ¡naciones espectrales! ¡invencibles manicomios! ¡vergas de granito! ¡bombas monstruosas!

¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!

¡Visiones! ¡presagios! ¡alucinaciones! ¡milagros! ¡éxtasis! ¡arrastrados por el río americano!

¡Sueños! ¡adoraciones! ¡iluminaciones! ¡religiones! ¡todo el cargamento de mierda sensible!

¡Progresos! ¡sobre el río! ¡giros y crucifixiones! ¡arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del Tiempo!

¡Auténtica risa santa en el río! ¡ellos lo vieron todo! ¡los ojos salvajes! ¡los santos gritos! ¡dijeron hasta luego! ¡saltaron del techo! ¡hacia la soledad! ¡despidiéndose! ¡llevando flores! ¡hacia el río! ¡por la calle!

*****

III

¡Carl Salomon! Estoy contigo en Rockland
donde estás más loco de lo que yo estoy
Estoy contigo en Rockland
donde te debes sentir muy extraño
Estoy contigo en Rockland
donde imitas la sombra de mi madre
Estoy contigo en Rockland
donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
donde te ríes de este humor invisible
Estoy contigo en Rockland
donde somos grandes escritores en la misma horrorosa máquina de escribir.
Estoy contigo en Rockland
donde tu condición se ha vuelto seria y es reportada por la radio
Estoy contigo en Rockland
donde las facultades de la calavera no admiten más los gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
donde bebes el té de los pechos de las solteras de Utica

Estoy contigo en Rockland
donde te burlas de los cuerpos de tus enfermeras las arpías del Bronx
Estoy contigo en Rockland
donde gritas en una camisa de fuerza que estás perdiendo el juego del verdadero ping pong del abismo
Estoy contigo en Rockland
donde golpeas el piano catatónico el alma es inocente e inmortal jamás debería morir sin dios en una casa de locos armada
Estoy contigo en Rockland
donde cincuenta shocks más no te devolverán nunca tu alma a su cuerpo de su peregrinaje a una cruz en el vacío
Estoy contigo en Rockland
donde acusas a tus doctores de locura y planeas la revolución socialista hebrea contra el Gólgota nacional fascista
Estoy contigo en Rockland
donde abres los cielos de Long Island y resucitas a tu Jesús humano y viviente de la tumba sobrehumana
Estoy contigo en Rockland
donde ha veinticinco mil camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de la Internacional
Estoy contigo en Rockland
donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas los Estados Unidos que tosen toda la noche y no nos dejan dormir
Estoy contigo en Rockland
donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas angelicales el hospital se ilumina a sí mismo colapsan muros imaginarios Oh escuálidas legiones corren afuera Oh estrellado shock de compasión la guerra eterna está aquí Oh victoria olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
en mis sueños caminas goteando por un viaje a través del mar sobre las carreteras a través de América llorando hasta la puerta de mi cabaña en la noche del oeste

San Francisco, 1955-1956

*****

NOTA A PIE DE PÁGINA PARA AULLIDO

¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!

¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz es santa! ¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del culo son santos!

¡Todo es santo! ¡Todos son santos! ¡Todos los lugares son santos! ¡todo día está en la eternidad! ¡Todo hombre es un ángel!

El vago es tan santo como el serafín! ¡el demente es tan santo como tú mi alma eres santa!

La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los oyentes son santos el éxtasis es santo!

¡Santo Peter santo Allen santo Solomon santo Lucien santo kerouac santo Huncke santo Burroughs santo Cassady santo los desconocidos locos y sufrientes mendigos santos los horribles ángeles humanos!

¡Santa mi madre en la casa de locos! ¡Santas las vergas de los abuelos de Kansas!

¡Santo el gimiente saxofón! ¡Santo el apocalipsis del bop! ¡Santas las bandas de jazz marihuana hipsters paz peyote pipas y baterías!

¡Santas las soledades de los rascacielos y pavimentos! ¡Santas las cafeterías llenas con los millones! ¡santos los misteriosos ríos de lágrimas bajo las calles!

¡Santo el argonauta solitario! ¡santo el vasto cordero de la clase media! ¡santos los pastores locos de la rebelión! ¡Quien goza Los Ángeles ES Los Ángeles!

¡Santa New York Santa San Francisco Santa Peoria y Seatle Santa París Santa Tánger Santa Moscú Santa Estambul!

¡Santo el tiempo en la eternidad santa eternidad en el tiempo santos los relojes en el espacio santa la cuarta dimensión santa la quinta Internacional santo el ángel en Moloch!

¡Santo el mar santo el desierto santa la vía férrea santa la locomotora santas las visiones santas las alucinaciones santos los milagros santo el globo ocular santo el abismo!

Santo perdón! ¡compasión! ¡caridad! ¡fe! ¡Santos! ¡Nosotros! ¡cuerpos! ¡sufriendo! ¡magnanimidad!

Santa la sobrenatural extra brillante inteligente bondad del alma!

Berkeley, 1955

 

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