Esto no es filosofía 1

Meditaciones provisionales II.
12:06:2014

1.- Esto no es filosofía

Las ideas platónicas, el Deus sive natura de Espinosa, la cosa en sí o noumeno kantiano, el Yo de Fichte, el Absoluto de Hegel, alguna voluntad de Schopenhauer (hay varias a escoger) y la Voluntad de poder de Nietzsche… más o menos hasta aquí llega la filosofía. Y es sólo semántica, o flatus vocis que diría Ockham. Lo escrito que sigue no es filosofía.

Pensar es un placer. No el pensar en la solución de un problema. Pensar dejando que las ocurrencias resbalen siguiendo trayectorias curvas, onduladas, en un espacio sin dimensiones, sin resultado. Ese pensamiento es una obra de arte más efímera que las esculturas de hielo pero tan arte como las manzanas de Cézanne. O más: el cuadro se podría vender. Esos pensamientos deslizantes son invendibles; no son de este mundo. son para el único disfrute del pensador.

Paradójicamente ahora que apenas me queda tiempo por vivir es cuando tengo más tiempo para pensar. Pensamientos lentos, que se superponen a cualquier otra actividad, como si estuviera ya cerca del Atman, o a punto de alcanzar la ataraxia de Menekles el pirrónico.

Veo el mundo inmediato como algo externo, ajeno a mí. Algo que debo abandonar, no me preguntes cómo. En cambio, si miro adelante, en la lejanía intuyo un universo en el que es mi necesario destino confundirme. Lo necesario no puede ser triste. Morir no puede ser un drama porque es cumplir con el destino, completar el ciclo para el que fuimos creados, si es que eso nos pasó. Una enorme geometría imposible, sin espacio y sin tiempo, sin sentido externo ni sentimiento interno eso es lo que percibo fuera y siento en mi interior un aliento de lo sublime kantiano: yo soy todavía mayor que ese espacio apeirónico.

Pero supongo que será un breve instante, algo como la visión de un veloz viajero que contempla, desde el proyectil imaginario que le arrastra, el mundo que deja atrás y desaparece. Y no se atreve a volverse y mirar hacia delante pues ignora cuál será su destino. Y siente miedo.

Llegados aquí, se puede imaginar cómo serán los pensamientos de alguien que ha escrito los párrafos anteriores. Evidentemente esos pensamientos no serán filosofía y el escritor no será, en modo alguno, un filósofo.

¿Qué hace entonces en una reunión de filósofos?

La más absurda de las esperanzas ha movido a cientos de escribientes a imaginar una estructura comprensible. No me interesan. Ese empeño es inútil. Algunos son muy buenos escritores; otros nunca serán leídos. Yo, como uno de ellos, grito desde el papel como si no supiera que soy el único y solipsista habitante de mi mundo. Un mundo en el que no hay eco. Mi grito es inútil, pero siento por mi pensamiento un profundo interés desinteresado, que diría Kant, aunque sea un mensaje sin destinatario y sin respuesta.
Para mí, mi pensamiento es una obra de arte, incomprensible, incomunicable, perfectamente inútil, incluso efímera. Se podría adjetivar a este pensamiento de “artístico”, pero no es filosofía. Ni tampoco erudición.

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