Categoría: Poesía

POETAS 5. Octavio Paz V (Piedra de sol)

En 1958 Octavio Paz publica en México el libro titulado la «Estación violenta», donde recopila nueve poemas extensos, apareciendo por primera el poema «Piedra de sol», una de sus obras maestras. El título de «estación violenta» deriva de un verso de Apollinaire -«ya viene el verano, la estación violenta/mi juventud ha muerto como la primavera»-, que el propio Octavio Paz tradujo para una serie de programas de radio de la Universidad de México, y que más tarde aprovecharía para su libro «Versiones y Diversiones». Piedra de sol, el último poema seleccionado aquí, es un largo poema compuesto por 590 endecasílabos que dibujan una estructura circular: los 6 últimos versos replican los 6 primeros. Su estructura circular está inspirada en la estructura del calendario sagrado de los aztecas. El poema propone un viaje circular que termina donde empieza. También propone la experiencia de vivenciar el mundo desde el sacrificio de la personalidad, el encuentro con la otredad. Uno no se salva si no salva su circunstancia y su otredad: «Nunca la vida es nuestra, es la de los otros,/la vida no es de nadie, todos somos/la vida -pan de sol para los otros/los otros todos que nosotros somos».

HIMNO ENTRE RUINAS

Coronado de sí el día extiende sus plumas.
!Alto grito amarillo,
caliente surtidor en el centro de un cielo
imparcial y benéfico!
Las apariencias son hermosas en esta su verdad momentánea.
El mar trepa la costa
se afianza entre las peñas, araña deslumbrante;
la herida cárdena del monte resplandece;
un puñado de cabras es un rebaño de piedras;
el sol pone su huevo de oro y se derrama sobre el mar.
Todo es dios.!
Estatua rota,
columnas comidas por la luz,
ruinas vivas en un mundo de muertos en vida! (más…)

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El aguardo

El aguardo

El aguardo es un chozo de jara
al borde de una charca,
silente al amanecer.
Espera a la presa,
el cazador al aguardo,
y cuando se acerca a beber
la muerte estalla.
Su eco se oye hasta tres veces
el tiempo, lento, detenido.
Pero enseguida vuelve
el ruido del amanecer.
En la balanza del bien y el mal
la muerte de la presa
¿Quién está triste?
compensa el gozo del cazador.

Que otra cosa podría suceder
si somos presas con sed
y el destino es acechador.

 

 

 

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POETAS 85. William Blake II («El Matrimonio del Cielo y del Infierno»)

William Blake, (Londres, 1757-1827), fue Poeta, dibujante, grabador e ilustrador de sus propios libros, además de ganarse una reputación como escritor místico y herético . A pesar de que vivió aislado de los grupos y corrientes de su época, llegaría a convertirse en el más conocido representante del prerromanticismo europeo por su concepción singular del artista como un profeta iluminado: para Blake, “el Genio Poético es el Hombre verdadero”  y es a la vez el origen de todas las sectas filosóficas y de todas las religiones de la tierra. Nacido en Londres en el seno de una familia de comerciantes y artesanos, pronto entró como aprendiz en un taller de grabador y pudo perfeccionar su estilo copiando los grabados que decoraban las catedrales góticas, especialmente los de la Abadía de Westminster.  Más tarde acabará ganándose  la vida como grabador comercial mediante algunos encargos de importancia, especialmente las ilustraciones de la Biblia a Thomas Buts, con influencias pictóricas de Rafael y Miguel Angel. En sus escasos ratos de ocio, se dedicará a la composición de poemas a los que luego acompaña con ilustraciones realizadas mediante la técnica del aguafuerte. Para esta tarea iba a recibir el apoyo de Catherine Boucher, mujer analfabeta con quien contrajo matrimonio en 1782, y a la que enseñó a leer, escribir y  realizar grabados. Su formación literaria fue autodidacta y se nutrió tanto de la Biblia como de los pensadores radicales que trataban de importar las ideas de la ilustración francesa a Inglaterra: Joseph Priestley, Thomas Payne, y William Godwin, entre otros. Su poesía altamente simbólica, alegórica y visionaria registra la influencias de Jakob Böhme y Enmanuel Swedenborg. Su propia vida estuvo jalonada, al igual que la del visionario sueco,  por visiones de tipo místico desde que a las nueve años contemplara un árbol  lleno de ángeles, “adornando con destellos, como estrellas, cada rama”. Su primera producción poética ”Cantos de Inocencia y de Experiencia” , (1789- 1794), deja entrever la correspondencia antagónica entre “los dos estados opuestos del alma humana”: la visión inocente e imaginativa del mundo infantil  que se contrapone al desencanto vital de la experiencia sensible. En sus últimos años completará  una serie de libros proféticos:  ”Visiones de las hijas de Albión”, 1793;  “Milton”, 1804. De esta fase profética, 1790, data también su libro “Bodas del Cielo y del Infierno”,  en donde se vierte la afirmación de “el hombre no tiene un cuerpo distinto de su alma”. El cuerpo es la porción del alma percibida por los cinco sentidos.  Para Blake, el deseo constituye el motor de la existencia humana  y se traduce en energia, que es la única vida y, la cuál, procede del cuerpo. Las “Bodas del cielo y del infierno”  representa el intento de aliar tanto las pasiones que han sido difamadas como las que han sido canonizadas a lo largo de la historia moral, ya que “sin contrarios no hay progreso”: a juicio de Blake, atracción y repulsión, razón y energía, amor y odio resultan necesarios para la existencia humana. (La traducción de estos poemas se le debe a Jordi Doce. Existe una buena edición bilingüe de los poemas de William Blake en la Colección Visor de Poesía, con el título de «Ver un mundo en un grano de arena». También se acaba de editar, en la colección Atlanta ,»Los libros proféticos I»).

*****

A DIOS

Si eres tú quien trazó un Círculo a la entrada,
entra tú mismo, a ver cómo te las arreglas.

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AUGURIOS DE INOCENCIA

Ver un Mundo en un Grano de Arena
y un Cielo en una Flor Silvestre;
tener el Infinito en la palma de tu mano
y la Eternidad en una hora.
Un Petirrojo en una Jaula
pone furioso a todo el Cielo
Un palomar repleto de Palomas
estremece las regiones del Infierno.
Un perro hambriento a la Puerta de su Amo
predice la ruina de la Hacienda.
Un Caballo maltratado en el Camino
calma al Cielo pidiendo sangre Humana.
Cada grito de la Liebre cazada
rasga una fibra del Cerebro.
Una calandria herida en el ala
y un Querubín depone su canto.
El Gallo entrenado para la Lucha
al Sol Naciente atemoriza.
El aullido de cada Lobo y cada León
Recluta en el infierno un Alma Humana. (más…)

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POETAS 97. Jorge Guillen II (Clamor)

Jorge Guillén nace en Valladolid en 1893, donde realiza sus primeros estudios hasta que se traslada a Madrid para comenzar la carrera de Filosofía y  letras. En esta ciudad comienza a la vez una estrecha relación con la residencia de Estudiantes, en donde más tarde conocerá a alguno de los miembros más destacados de la generación  del 27. Entre 1909 y 1911 viaja por Suiza e Italia. Desde 1917 a 1923 sucede a su amigo Pedro Salinas como lector de español en La Sorbogne. Es en uno de esos frecuentes viajes que hace por Europa conoce en la localidad de Trégastel (Bretaña) a la que más tarde será su primera mujer, Germaine Cahen, con la que tendrá dos hijos. Al año siguiente de obtener en 1924 su doctorado en Madrid con una tesis sobre Góngora, ocupa la catedra de literatura en la Universidad de Murcia hasta el año 1929, y allí funda junto a unos amigos  la revista «Verso y Prosa». Es también, durante este periodo, cuando comienza a mandar a  revistas sus primeros poemas, que culminan con la publicación en el año 1928 de su primer libro, “Cantico”, que en una primera edición constaba sólo de 75 poemas, lejos todavía de su magna versión definitiva. Desde 1929 a 1931 hace un lectorado  en la Universidad de Oxford y más tarde se incorpora como catedrático en la Universidad de Sevilla hasta el año 1936. La guerra civil provoca su encarcelamiento en Pamplona y precipita su exilio en el año 1938.  Durante su etapa fuera de España ejercerá su labor docente en las Universidades de Middlebury, McGill (Montreal) y en el Wellesley College. Después de la muerte de Germaine y de jubilarse en el Wellesley College en 1957, marcha entonces a Italia, donde conocerá en el año 1958 a su segunda mujer,Irene Mochi-Sismondi, con la que regresa durante un breve periodo de tiempo a la ciudad de Malaga. Harvard y Puerto Rico son sus nuevos destinos docentes, hasta que una caída con rotura de cadera lo aparta definitivamente de la enseñanza. Durante los últimos años de su vida radicó su residencia definitivamente en la ciudad de Málaga donde le fueron llegando multitud de premios como reconocimiento a su categoría como poeta y ensayista, entre ellos el premio Cervantes en 1976 y el Alfonso Reyes en 1977. Murió en Málaga el 6 de febrero de 1984. A Jorge guillen se le ha considerado como discípulo de Juan Ramon Jimenez por su inclinación a la poesía pura, que el definía como «todo lo que queda en el poema después de haber eliminado todo lo que no es poesía». Jorge guillen comienza tardiamente su carrera poética con la publicación de los 75 poemas de Cántico en 1928, que será ampliada con sucesivos poemas hasta alcanzar los 334 en su versión final publicada en Mexico en 1950. Obra de actitud optimista en donde exalta el deleite de existir, la armonía cósmica y la plenitud de ser. Jorge Guillen concibió siempre su obra como un todo orgánico que se iría completando con más libros: Clamor (1963), Homenaje (1967), otros poemas (1973) y final (1982). Se ha considerado a Jorge Guillen como uno de los poetas más clásicos de la generación del 27, pero también como uno de los más herméticos, en la línea gongorista. Su ideal de poesía pura puede resumirse en la supresión de lo anecdótico, la precisión en las palabras y la concentración en los temas. Abundan las oraciones exclamativas, sin verbo,  y los versos de arte menor. Se dejan aquí una selección de poemas de su segundo libro: “Clamor”. Clamor es un libro compuesto por tres apartados aparecidos en intervalos de tres años en Buenos aires entre 1957 y  1962: «Maremagnum» , «Que van  a dar en la mar» y «A la altura de las circunstancias», con 285 poemas, alguno de ellos en prosa. En este libro el optimismo de «Cántico» es matizado por los desastres de la guerra civil y la posterior desesperanza del exilio, que provoca cierto compromiso político, ausente hasta entonces. El caos de la amenaza atómica, la grisura de la dictadura y el dolor de la muerte de su primera esposa en 1947 truecan sus preocupaciones existenciales por una visión crítica de la Historia que ahonda en la alienación del hombre contemporáneo.

*****

 

MUERTE DE UNOS ZAPATOS

¡Se nos mueren! Han vivido
con fidelidad: cristianos
servidores que se honran
y disfrutan ayudando,

Complaciendo a su señor,
un caminante cansado,
a punto de preferir
la quietud de pies y ánimo.

Saben estas suelas. Saben
de andaduras palmo a palmo,
de intemperies descarriadas
entre barros y guijarros.

Languidece en este cuero
triste su matiz, antaño
con sencillez el primor
de algún día engalanado.

Todo me anuncia una ruina
que se me escapa. Quebranto
mortal corroe el decoro.
Huyen. ¡Espectros-zapatos!

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Otoño

Otoño

Suena el viento en la chopera
castañuelas livianas
que amarillean y desaparecen.
Y el frío sorprende a mi cara.
¿Otoño?
Seguramente sí.
Sobre todo por la lejana esperanza
de vivir otro verano.

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Vacío

Vacío

Sentimientos como las olas,
van y vienen entre silencios.
Alma dormida que ignora el dolor:
¿Qué cantar si no siento?

Tiempo. Vida perdida, desamor.
Como una muralla entre el Atman y yo.
Tal vez sea ese dejar
correr los minutos sin búsqueda.
Cerrar los ojos,
y los oídos,
dejar que la pluma se seque
porque me da miedo lo que escribe,
tal vez esa soledad sin yo
sea lo que me impide volar,
fundir, confundirme,
ser dios.

Que horrible negrura
no poder comprender:
todo tan ajeno, tan distinto.
Y ahora que creí comenzar a entender
el porqué, empiezo a intuir
que debo dejar de ser,
clarísimo mensaje el del morir,
para ser lo que en verdad soy,
y no me creo.
Vacío en espera de amor.

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POETAS 67. Konstantino Kavafis VI (Historia de una vida)

Konstantino Kavafis nació en Alejandría el 29 de abril de 1963 en el seno de una familia de comerciantes de clase elevada, siendo el menor de nueve hermanos. Kavafis contaba siete años cuando murió su padre, quien había dejado una menguada fortuna después de haberse convertido en uno de los comerciantes más ricos de la ciudad. En 1873 se traslada con su familia a Liverpool, donde su padre ya había fundado una compañía comercial de exportación de algodón que  también operaba en Londres. En esta última ciudad residió durante seis años, llegando a hablar un perfecto inglés que más tarde le sirvió para ascender dentro de la administración egipcia. Ante la quiebra de la compañía familiar, tras una serie de desafortunadas operaciones en bolsa, la familia regresó a Alejandría en 1877. Los tumultos ocurridos en  junio de 1882, atizados por los nacionalistas árabes contra los cristianos y europeos, con la posterior ocupación inglesa de la ciudad de alejandría, obligaron a los Kavafis a refugiarse en Constantinopla.  Tras residir en esa ciudad tres años, la familia regresó a  Alejandría, donde  Konstantino Kavafis comenzó a trabajar como corredor de la bolsa de Algodón. Más tarde consiguió un trabajo sin remunerar en la Oficina de Riegos con la esperanza de obtener un puesto fijo, lo que acabó logrando en abril de 1892. En esa misma oficina, con algún que otro ascenso, siguió trabajando hasta que en 1922 se acogió a una jubilación anticipada que le era favorable y que le permitió vivir sus últimos años ya dedicado a la poesía y a la escasa difusión de su obra. Se dice que Kavafis escogió adrede un trabajo mal remunerado con mucho tiempo libre para poder dedicarse por entero a su arte. Su propia familia había tratado de mantenerle lejos del mundo laboral con el propósito de que pudiera explotar su talento precoz a través de una carrera en el mundo de las letras. Aunque Kavafis no llego a gozar del mismo lujo que rodeó a su familia en vida de su padre, llegó a alcanzar una posición holgada que le permitió ciertos caprichos fuera del alcance de la mayoría de sus conciudadanos. Sin embargo, no resultaba raro oir a Kavafis maldecir de su trabajo precisamente porque le quitaba tiempo para su arte “Cuantas veces –confesó Kavafis a un joven poeta-, durante mi trabajo, me llega una bella idea, una rara imagen, con imprevistos versos del todo resueltos, y me veo obligado a abandonarlos porque el trabajo no se puede dejar pasar de largo”. Como oficinista disponía de un salario alto para la época  y su periodo de vacaciones llegaba a durar hasta 12 semanas anuales. Kavafis entró a trabajar en la oficina con la tarea de copiar cartas a mano. Más tarde pasó a ser el corrector de las cartas que copiaban otros y podía llegar a corregir la misma carta una y otra vez, cargando las tintas en cada signo de puntuación. Según alguno de sus subordinados, su disimulo en el trabajo llegaba hasta el extremo “de llenar su mesa de carpetas que abría y llenaba de papeles para dar la impresión de que estaba sobrecargado de trabajo. Luego, cuando llegaba la hora de salir, los recogía y los volvía a poner en su sitio” A pesar de que Kavafis comenzó a escribir a una edad temprana, él mismo fechó el inicio de su carrera poética a partir de 1891. Cuenta su confidente Melanos que durante esos primeros años, tras su vuelta a Alejandría, la pasión le dominaba de tal manera que pasaba noches enteras lejos de su casa, en los barrios bajos, a escondidas, relacionándose con jóvenes obreros en bares y colmados, y viéndose obligado a sobornar a sus propios criados para que no le delatasen. Pero a comienzos de la década de los noventa Kavafis comienza a volcarse en su obra y a publicar poemas en algunas revistas de Alejandría y Atenas, o imprimiéndolos en hojas sueltas, llegando, incluso,  a confeccionar panfletos e impresos para distribuirlos entre amigos y familiares en ediciones no venales. Parece ser que Kavafis nunca se ponía a escribir poemas de principio a fin. Los iba trabajando durante largos periodos, a menudo dejándolos dormitar años enteros, hasta que se le despertaba la inspiración y volvía sobre ellos. Su amigo Sarayannis escribió: “Kavafis no había nacido poeta; se hizo poeta año tras año. Halló su forma definitiva en 1911. Después él creía que sólo a partir de esta fecha había logrado ser poeta y a menudo renegaba de sus poemas anteriores, llegando a hacer desaparecer los panfletos que emitió en 1904 y 1911”. A partir de esa fecha, Kavafis se hace consciente de la singularidad de su obra e inicia un nuevo sistema de publicación para un público escogido, en donde combina las hojas sueltas con los folletos, haciendo engrosar un corpus canónico que al final alcanzaría 154 poemas. Con razón afirma Seferis que “a partir de cierto momento que podría situarse hacia 1910, la obra de Kavafis debería ser leída y juzgada no como una serie de poemas separados sino como un poema único”. Un poliédrico poema donde convergen el erotismo y la sensualidad, la vida de la historia y la memoria de su vida, o de otras vidas, todo ello profundizado por una aguda conciencia de su tarea de artista. También es a partir de 1911 cuando su vida amorosa y sexual comienza a hacerse más discreta, a la vez que comienza a apartarse de la vida social. Famosa fue la conferencia sobre la poesía de Kavafis que el 23 de febrero de 1918 dio en Alejandría su amigo Singópulos, y que otro grupo de amigos disidentes intentó impedir a toda costa. Según palabras de su biógrafo, Robert Liddell, en esta conferencia “se establece como una opinión de Kavafis  la de que el artista no puede llevar en su juventud una vida disciplinada, contrariamente a la que deben hacer el estudioso, el político y el comerciante. Sus actividades no tienen necesidad de altas horas en la noche ni de gasto de vitalidad y placer físico –necesitan sólo una cabeza clara por la mañana y durante todo el día-.  Para el artista esa vida disciplinada es imposible y no sería correcta. Kavafis no quiere decir que el artista deba disiparse, sino que debe liberarse”. A partir de 1921,  en que decide no renovar su contrato de trabajo –“por fin me veo libre de esta asquerosidad”, dijo al abandonar su oficina-, Kavafis se recluye en su modesto piso donde pasa los últimos años casi apartado de la vida literaria y rodeado de una cohorte de admiradores que iban a visitarle a diario. Era habitual verle pasear despacio por las calles de Alejandría, con las manos en los bolsillos, deteniéndose a mirar los escaparates y siempre hablando consigo mismo o informándose sobre temas históricos cuando encontraba a alguien que pudiera saciar su curiosidad. Kavafis llegó a ser una figura muy popular en su ciudad, conocido por casi todos los camareros de los cafés y restaurantes donde entraba ávido por estudiar  a los clientes y en donde entablaba conversación con comerciantes, corredores de bolsa y gentes de todas las condiciones y oficios. En su último año de vida perdió la voz y  se vió obligado a comunicarse por medio de notas manuscritas, tras ser sometido a una operación por un cáncer de garganta. Murió el día en que cumplió setenta años, el 29 de abril de 1933.

*****

DESDE LAS NUEVE…

(1918)

Doce y media. Rápidamente el tiempo ha pasado
desde las nueve cuando encendí mi lámpara
y me senté aquí. Estoy sentado sin leer
ni hablar. A quién podría hablar
en la casa vacía.

La imagen de mi cuerpo joven,
cuando encendí mi lámpara a las nueve,
vino a mi encuentro despertando un perfume
de cámaras cerradas
y pasado placer -!qué audaz placer!
También trajo a mis ojos
calles ahora no reconocibles,
lugares de otro tiempo donde la vida ardió,
teatros y cafés que una vez fueron.

La imagen de mi cuerpo joven
volvió y me trajo también memorias tristes:
las penas familiares, los adioses,
los sentimientos de los míos, los sentimientos
apenas atendidos de los muertos.

Doce y media. Cómo pasan las horas.

Doce y media. Cómo pasan los años.

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Luz vibrante

Luz vibrante

Luz vibrante de primavera tardía
tamizada por hojas blancas de chopo.
temblorosas y vivas,
alegres, de plata.

Goce de la vida promesa,
temor del verano profundo
en el que la carne parece el todo
y vivir tiene vocación confundida
de eterno.

Permanecer en el segundo,
las hojas quietas,
el viento silente.
Y que no haya más otoño,
o vivir como si no lo hubiera.

Pero mi alma cruje entre las hojas
estremecidas por el tiempo
y el calor de hoy no me basta
para olvidar el frío del invierno,
que ese sí, presiento desde mi carne,
será ausencia sin término.

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Sexo

De otro modo, sexo

Sexo, sexo, sexo
¿Por qué las religiones
miran tanto al sexo
y venden tan caro
lo que los dioses
regalaron?
¿Por qué olvidan hablar del dinero
… las riquezas, el poder?
De otro modo pero sexo, sexo, sexo.
La misma pulsión:
el sádico dominio
de los creyentes,
la esclavitud voluntaria
y masoquista de las mujeres.
La violencia contra natura.
El boato de los que deberían
ser servidores humildes.
La inútil acumulación de bienes,
el silencio profundo ante los poderosos.
¿Quién soportará el «Vende cuanto tienes»?
¿Temen que los ricos huyan?

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Amor y tiempo

Amor y tiempo

Todo el tiempo es uno.
El tuyo y el mío también.
Como el amor:
¿A quién quieres más?
No, no es posible querer más.
Esa pasión del cuerpo
crece, como la esfera perfecta,
para admitir un amor más,
o más amor para otro.
Los dos ganan.
El tiempo de amar es uno
y se da sin gastarse
o se gasta si no se da.
Es el mismo que el de existir.
Esta debía ser la gran lección:
No corras. Sin tu quererlo
la hora de cada cosa llega.
No te afanes. El tiempo fluye
sin remedio, todo lo escrito
ya ha ocurrido.
Sólo queda el amor.

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