Mes: enero 2012

POETAS 93. Ernesto Cardenal

Ernesto Cardenal nació en Granada (Nicaragua) en 1925. Procedente de una de las familias más adineradas del país, estudia literatura en Managua y más tarde en México, hasta 1946. Durante dos años continua sus estudios en Nueva York. Después de un viaje por Europa, con escala en España, regresa en 1950 a Nicaragua para integrarse en el movimiento revolucionario que ya se estaba gestando para derrocar al tirano Anastasio Somoza. Tras un fallido golpe de Estado en «La revolución de Abril» de 1954,  y después de ver como muchos de sus compañeros de armas fueron perseguidos y ejecutados, marcha a Estados Unidos para ingresar en el monasterio de Gethsemaní, en Kentucky, donde permanece hasta 1959, año en que parte a Cuernavaca para estudiar Teología. Ya ordenado como sacerdote, regresa a Nicaragua en 1965 con varios libros publicados: «Epigramas», 1961; Gethsemaní, Ky», 1960; «Salmos», 1964; «Oración por Marilyn Monroe y otros poemas», 1965. Al año siguiente, y apreciando el consejo de su maestro Thomas Merton -no ingresar en una orden religiosa donde no se tenga la vida contemplativa de una forma natural, sencilla y sin reglamentos-, funda en una de las islas Solentiname una comunidad religiosa que sigue, a la vez, el modelo utópico de las comunidades primitivas. Durante este periodo se organizaron cooperativas agrícolas entre los campesinos y se promovió una escuela de pintura primitivista de gran influencia en Sudamérica. Fruto de esta experiencia colectiva, que agitó la vida religiosa y cultural del continente, fue su libro de poemas «El evangelio en Solentiname», al mismo tiempo que su poesía se va comprometiendo en contacto con el Frente Sandinista de Liberación Nacional y su batalla contra el dictador Somoza.  Cuando en julio de 1979 triunfa la revolución sandinista, es nombrado ministro de cultura, cargo que ocupará durante casi una década. Activista comprometido de la teología de la liberación, sus desviaciones respecto a la política vaticana le valieron una de las admoniciones papales más encarnizadas que se recuerdan. A pesar de ser afeado por la autoridad como sacerdote díscolo, y luego suspendido, el poeta no dejó de mantener su fidelidad al evangelio y al marxismo. «Desobedecimos al Vaticano y obedicimos la enseñanzas de Santo Tomás -llegó a declarar en una entrevista-. La máxima autoridad debe ser siempre la propia conciencia. Incluso cuando pesa la amenaza de excomunión». Elegido en 2010 miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, ha obtenido el premio iberoamericano de poesía Pablo Neruda y ha sido nominado para el nobel en 2004.

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EPITAFIO PARA JOAQUÍN PASOS

Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto,
y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento.
                                                               Pero

recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.

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POETAS 92 T. S. Eliot II (Tierra Baldía)

Hacia 1921 T. S. Eliot tiene ya escrito ya gran parte del material que integrará «Tierra Baldía», pero una crisis nerviosa le aparta de la escritura y le obliga a viajar a Lausanne en busca de una cura psicoanalítica. Del largo poema que al final publicará en 1922 bajo la tutela y supervisión de Ezra Pound, llegará a decir: «Para mí, fue sólo el desahogo de un agravio, personal y totalmente insignificante, contra la vida: es sólo un trozo de refunfuñamiento rítmico». El poema se convirtió pronto en el símbolo de una época de desintegración, aplicando mitologías y formas heredadas del pasado para restructurar el presente, tal como su amigo James Joyce trataba de lograr con la reciente publicación del «Ulises»: se toma las formas clásicas para ordenar lo contemporáneo. Para su publicación, le fue sugerido al poeta que añadiera notas explicativas que luego han acompañado al libro siempre que ha sido publicado. Esas notas -que aquí se omiten por su prolijidad- permiten rastrear las abundantes referencias a ceremonias de fertilidad y la remisión constante al simbolismo del Santo Grial. También se puede atisbar al Rey-Pescador como figura central, protector del santo grial en las leyendas artúricas,  personaje que queda estéril al ser herido en la ingle, y que va transmitiendo su esterilidad a todo su reino. La única manera que tiene el rey de evitar que su tierra se vuelva para siempre baldía es conquistar la lanza y el cáliz o grial.  Con esta figura del Rey-Pescador, también reconvertido durante otros pasajes en Tiresías -el profeta ciego y andrógino-, se rescata el mito de la caída y retorno de la vida con las estaciones, filtrado a través de los mitos órficos y retomado en la edad media con el tema de la crucifixión. La traducción del poema es de José María Valverde, que en más de una ocasión se mostró crítico con el hermetismo de este célebre poema. Se reproduce a continuación parte de sus objeciones. » Se ha dicho que el secreto de la comprensión de «La tierra baldía» estaría en tomar todo el haz de imágenes simultáneamente, no de modo sucesivo; su eje es una metáfora de alcance simbólico, entretejida con otras subsidiarias: la tierra baldía, con su rey y sus súbditos aquejados de esteriliad, etc. Pero se ha dicho simultáneamente y aquí radica el problema. No basta dar una imagen, ni aun un buen símbolo, para su encarnación verbal sea un poema: puede quedarse en alegoría lógica, por mucha transcendencia que lleve. Y es que un poema es un objeto sonoro, musical, como una sonata; es decir, transcurre, tiene un principio y un fin, una cabeza y unos pies en el tiempo. No se puede ver simultáneamente: por eso la recomendación de entender a la vez todas las imágenes de «La tierra baldía» equivale a recomendar que se lea empezando por el fin y acabando por el principio. Lo que ello significa es que es un poema fuera del tiempo, sin transcurso temporal». Sobre este tema del tiempo en abstracto va a reflexionar con más fortuna en su «Cuatro cuartetos»,  libro aparecido en 1943 y del que se hará mención en próxima entrega.

VIAJE DE LOS MAGOS

«Buen frío que pasamos con aquello,
exactamente el peor momento del año
para un viaje y un viaje tan largo:
los caminos ahondados y el tiempo que mordía,
lo peor mismo del invierno»
Y los camellos irritados, llagados en las patas, recalcitrantes
tirándose la nieve que se fundía.
Hubo veces que añorábamos
los palacios de verano en laderas, las terrazas,
y las  muchachas sedeñas trayendo sorbetes.
Además, los camelleros maldiciendo y gruñendo
y escapándose, y queriendo sus tragos y mujeres.
Y las hogueras nocturnas apagándose, y la falta de cobijo,
y las ciudades hostiles y los pueblos poco amistosos
y las aldeas sucias y cobrando precios altos:
muy duro que lo pasamos.
Al final preferíamos viajar toda la noche,
durmiendo a trechos,
con las voces que cantaban en nuestros oídos, diciendo
que todo eso era locura.

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