Soledad en calma

La soledad.
No creas que es lo peor, ni siquiera malo,
porque ahora me puedo quedar en el andén
y ver los trenes marchar sin sentir
que se me empequeñece el corazón.
Trenes antiguos, llenos de vapor y ruido
que reducían lo importante a un partir
y la vida entera a una presencia.
Ahora desaparecen de mi conciencia
las nubes de ruidos olores y lágrimas
y puedo ver, con calma, perderse en la distancia
las sonrisas y los besos, las palabras de amor,
efímeros todos, aunque vengan de quien más te quiere,
seguro de que en breve y al fin encontraré de nuevo
mis paraísos perdidos
y el trasunto de mis amores verdaderos.

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