Frontera II

La frontera móvil (Frontera II)

Hablo de la frontera en la que me siento:
No es algo estático sino un límite móvil
que parece que se adapta a mi pensamiento.
Está allí donde he llegado.

Es un lugar para buscar la paz
y, en algunos momentos,
creer que la has alcanzado.
Pero no es verdad:
Nunca has renunciado a tanto
como es preciso para cruzar
al otro lado, al lado incierto.

A veces, por un momento,
quieres  perderte en el Todo,
y luego vuelves a sentir
el peso del cuerpo,
ridículamente leve pero abrumador
con su presencia ineludible,
como huella sobre el presente
del destino cumplido en el pretérito.

Los límites cambian pero no porque lo desees:
Debes renunciar pero no puedes.
En la frontera no hay libertad,
ni apariencia.
Sólo es posible dejarse llevar, poco o mucho,
por la misma mano que dibujó el pasado,
el futuro es como la capitulación
de la vela ante el sueño:
rendición de la voluntad adormecida.
Y esa suave somnolencia se parece a la paz.

Mientras, mi pensamiento se adapta a la frontera.

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