Espera (Frontera III)
Escribo como un marinero
que echa la última carta
en un buzón del puerto
antes de que zarpe su barco.
Los dos queremos dejar
un mensaje a quienes amamos.
Escribimos aquello que no podemos decir,
porque la realidad que deseamos pintar
está en esa zona de niebla
en la que no sabes si piensas,
sientes o sueñas despierto.
Amamos, y eso nos lleva
allí dónde las palabras y los actos
tienen otro significado,
difuso, recóndito, cambiante,
desconocido pero intuido,
tal vez sólo imaginable,
deformadas por la lente del amado.
Quizás sólo digan de mí: «fui»,
y a los amados otros: «sed».
Con mi firma en el estilo,
en las palabras escogidas
no por su contenido
sino por el ritmo o la melodía:
que sea fácil de leer
y rico en sentimientos provocados.
Así es: el barco pronto zarpará.
En la frontera esperas inquieto
la señal que marca tu turno
y quieres acabar el poema
antes de que lo puramente físico
te impida encontrar las palabras.