Poesía

Si hay un escrito que clama por su lectura, aunque sea en el desierto, es el poético. Pero la poesía es más una intención que un logro. Esa compresión extrema de los sentimientos, que necesita el ritmo para estar completa, está tan fuera del discurso frecuente de los pensamientos que es muy difícil que alcance a transmitir todo lo que contiene. Si acaso se produce una excitación de los sentimientos, una sintonía, que produce en quien la sufre o goza cierto efecto que no tiene por qué ser parecido al estado que provocó en el poeta su exabrupto.

Como en todo arte algunos genios han conseguido que sus versos trasciendan tiempo y lugar. Incluso que produzcan sensaciones en muchos individuos de muy distinta naturaleza.

La poesía de los no-genios puede ser entrañable, amable en el sentido de ser amada, pero no se le puede pedir trascendencia. Baste creer que ha servido como descarga de los pesares de un alma, alivio de la finitud, para respetarla.

Si para leer ficción hace falta estar en un estado de ánimo especial, es mucho más necesario para leer poesía, sobre todo la que podría llamarse “eco de sentimientos”. Leer, además, no completa el mensaje. Hay que declamar, leer en voz alta intentando asumir el tono del autor. No son frecuentes las “veladas poéticas”… “video kill the radio star”, pero aseguro a quienes no hayan gozado del placer de oír a un buen declamador, que la interpretación, como en la música, es importantísima.

Hay muchas clases de poesía. Las hay que nacen para no ser publicadas. Otras para divertir. Otras como divertimento. En fin, cada uno escoja la que le mueva, o no escoja ninguna. A lo mejor el silencio es la mejor poesía.

Con la conciencia plena de que el demiurgo me negó las llaves de lo bello doy aquí dos ejemplos para su discusión o su crítica: ¡Que el demiurgo me ampare!

La primera muestra es el seudo soneto que un tertuliano al que llamaré J.C. criticó severamente, aunque con cariño e ironía. Y Enrique el filólogo desgranó en un análisis de tres páginas al final del cual ya no quedaba nada… nada… ¿será porque no lo había?

Tome vuecencia su propia opinión.

Debe decirse que forma parte de un relato de argumento manido, que tal vez algún día publique para defender la idea de que la descripción es, en algunos casos lo importante del escrito.

Seudo soneto
¡Hermana, hermana mía cuanto te amo!
Dolor de dolores es en mí tu lejanía,
y esta locura postrera del alma mía
es el grito silente con que a ti yo llamo.
Eres dolor y placer, mi amada herida,
tu eres luz y más oscura sombra, hermana,
y has hecho brotar en mí pasión que mana
una angustia tal que no puede ser querida.
Roja sangre llorada de esta vida mía,
que quemas mis entrañas con ardiente mano,
dame pronto un olvido, como muerte fría
o un loco amor profundo, en que no gano,
porque esta duda que a mi razón rocía
me duele más que de mi corazón el vano.

Aquí debe hacerse una pausa, como un silencio apocalíptico porque para ver lo que es un soneto de verdad, y para que cada cosa quede en su sitio, si lo anterior descolocó algo, no puedo menos que añadir este de Quevedo en el que… bueno ¿que más puedo añadir?

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

* * *

Y aquí otra pausa para pensar en las mil y pico páginas condensadas en una poesía de verdad.La poesía no tiene por que buscar el ritmo en la métrica. Tal vez esto sea una blasfemia filológica. Para escribir lo siguiente no conté ni una sílaba y fue el joven Hegel y su absoluto quiénes me lo inspiraron. No estaría mal este fin de la finitud.

Fusión:
Confundirme que persigo sin querer
perderme en el Absoluto.
Disolución que se promete sin que mi yo
y sus amores sean inevitable preterido.

Verdad:
Yo verdad, suma de mis verdades y parte
de otra Verdad más infinita.
Y trabajo incesante, sin fruto si todo será destruido.
Ansia eterna de lo sido.

Deseo:
Que todo junto, amado y recuerdo temido,
se fundan en una paz de perdones ciegos.
Que lo que no puedo reparar sea nada.
Que lo amado reviva y no muera.

Sin tiempo:
Tú y tú y tú y tú y yo contemplándonos sonriendo.
Quietud infinita, apéiron amable para nunca y siempre,
tiempo sin sentido, y espacio a ceniza reducido.
Y el amor verdadero del infinito apoderado.

***

Y ya está bien por hoy. Si habéis llegado hasta aquí, ¡que no os queden secuelas!

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Una respuesta a “ Poesía ”

  1. Pobrecito hablador dice:

    De acuerdo con lo dicho sobre la poesía. Deberían ser obligatorios en la escuela los ejercicios poéticos. Como los filosóficos o los de oratoria. ¿Pero qué enseñan ahora en la escuela? Se olvidan de lo que más forma y enseñan lo que más deforma. Ahora mismo la escuela es un laboratorio para deformar al hombre. Engendra monstruos. Nosotros somos el mejor ejemplo. Menos mal que de vez en cuando sale algún poeta que se desmontruiza. Así que gracias por intentar desmonstruizarte.

    ¿Podemos poetizar el mundo que nos rodea? Poetizar el mundo es una manera de volverlo bello. Luego hacer poesía es una manera de piropear al mundo. Es una manera de amar al mundo, pues sólo quien ama al mundo es capaz de percibirlo como belleza y sentido.

    Pero por qué no escribimos o hacemos poesía? ¿Qué es lo que nos pasa? ¿Alguien me puede responder a esta pregunta? ¿Tan prosaicos nos hemos vuelto? Tan feos somos nosotros y el mundo que nos rodea que no somos capaces de producir belleza por medio de la poesía? menos mal que todavía quedan poetas… ¿Pero por qué no los leemos? ¿Hacen falta los poetas? ¿Habrá que expulsarlos de la república como se atrevió a preconizar aquel poeta renegado? ¿No seremos todos un poco poetas renegados que nos volvemos prosaicos por rencor al don que se nos fue negado? En fin, aunque todos nos volvamos rencorosos y ya no quede ningún poeta sobre la tierra, hay que recordar siempre las palabras del poeta, así que yo también traigo aquí una estrofa de aquel tipo alucinado que durante una época se paseaba atónito por los billetes de cien pesetas -¿qué pensaría de semejante rareza?-
    «No digáis que agotado su tesoro
    de asuntos falta, enmudeció la lira
    podrá no haber poetas, pero siempre
    !Habrá poesía!»
    «Mientras la ciencia a descubrir no alcance
    las fuentes de la vida
    y en el mar o en el cielo haya un abismo
    que al cálculo resista,
    mientras la humanidad siempre avanzando
    no sepa dó camina,
    mientras haya un misterio para el hombre
    !habrá poesía!

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