POETAS 100. Rûmi (I)

Yalal Ad-Din Muhammad Rûmi, también conocido como Mevalâna, que en árabe significa «nuestro señor», fue un poeta místico musulman persa y erudito religioso que nació el 30 de septiembre de 1207 en Balj, actual Afganistán, y murió en Konia, en 1273. Hijo de un notable académico en Teología, fue educado en los valores islámicos tradicionales. Rûmi se casó a los 21 años, enviudó, se volvió a casar, y tuvo de ambos matrimonios cuatro hijos. Cuando con 24 años Rûmi sucedió a su padre en el cargo, ya era un afamado experto en jurisprudencia, ley islámica y teología. La inciación en los primeros misterios del sufismo se  debe al interés mostrado por uno de los amigos de su padre, Sayyid Burjanedín, que regresó a Konia  para tutelar su aprendizaje, que incluyó una serie de peregrinajes a los centros sufís más conocidos. (A modo de aclaración, se podría sintetizar el sufismo  como una forma mística de espiritualidad dentro del islam que afirma la doctrina de la unidad absoluta del ser, según la cual ninguna existencia puede colocarse fuera de Dios. El sufí ve lo real divino en la creación; el rostro de Dios en el rostro del hombre. El sufí es, en definitiva, el que ha realizado el objetivo de ver a Dios mostrándose en todas partes, y llevando a cabo la culminación del hombre universal y perfecto que ya habita en nuestro interior). Una vez  que Rûmi se convirtió en un maestro del sufismo, creó en Konia, en 1240, un círculo de enseñanza y meditación que aglutinaba un nutrido grupo de estudiantes. De relevante importancia para la evolución mística de Rûmi fue el encuentro, cuando el poeta contaba 37 años, con Sahms E-Tabrizi, un maestro sufí que durante mucho tiempo había estado vagabundeando en busca de un conocimiento más auténtico, inquiriendo a todo aquel que se encontraba en el camino y tratando de liberarse de la ortodoxia de teólogos y académicos. Bajo la tutela y amistad de Shams, Rumi se emancipó de la atadura de las convenciones y los dogmas en los que había sido educado y abandonó sus ambiciones de teólogo y erudito por la búsqueda del ser universal. La extraña desaparición de su maestro y amigo en diciembre de 1248 -acaso asesinado por los discípulos de Rûmi, que recelaban de su ambigua influencia- llevó a Rûmi a una infructuosa búsqueda de su paradero por diversas regiones, que se prolongó por espacio de dos años. Ya de regreso a Konia creo la «sama»-literalmente: audición, escucha-, una especie de danza espiritual ejecutada por los derviches giróvagos que, a decir del especialista en sufismo Halil Barcena, es una plegaria en movimiento que utiliza la corporeidad como instrumento, un movimiento en círculo que expresa el viaje alquímico, induciendo a la transformación interior y a la apertura extática. La ausencia de su amigo y maestro produjo en Rûmi una experiencia tan intensa, que su deseo de encontrarlo se convirtió en un acicate para su propia búsqueda espiritual. La distancia que separaba el alma de Rûmi de la imagen de su admirado maestro fue salvada por medio de una laboriosa identificación. Según Reza Arasteh en su libro sobre Rûmi, éste llegó a vislumbrar la imagen de Sahms en todos los objetos naturales del cielo y de la tierra. Mediante la comprensión sufí de que la esencia de la creación es una, al lograr identificarse y fundirse con la imagen de su maestro, Rûmi logró al mismo tiempo la fusión con el resto de las criaturas, alcanzando así un elevado estado de conciencia que comenzó por su propio vaciamiento: «no ser nada es la condición necesaria para ser», escribió en cierta ocasión. En su esfuerzo por fusionarse con la figura de su  maestro, descubrió que tras cualquier imagen u objeto late la misma fuerza creativa del amor. Esta fuerza creativa que entrelaza todas las cosas del universo es lo que produce el cambio y la evolución de todo:»salvo la melodía del amor -llegó a escribir Rûmi- toda melodía que en el mundo he escuchado fue el sonido de un tambor». De esta manera, Rûmi llegó a convertirse en el poeta del amor por antonomasia. Entre sus creaciones poéticas, se pueden destacar el «Diwan-e-Shams-e-Trabriz-i», dedicada a su amigo e inspirador y compuesta por más de 40.000 versos, y el «Masnavi-ye-Manavi», considerado una especie de segundo Corán y una de las cumbres de la poesía mística de todos los tiempos.

***** 

Ven, recitémonos poemas uno a otro,
por medio del Alma,
diciendo cosas secretas par los ojos y los oídos.

Sonríamos como un jardín de rosas,
sin labios ni dientes.
Conversemos con pensamientos
sin lenguas ni labios.

Nombremos todos los secretos
del mundo, hasta el final,
sin abrir nuestra boca,
como intelecto divino.

Algunos sólo pueden comprender
escuchando y mirando a las bocas.
Mantengámonos fuera de su tienda.

Nadie habla en voz alta a sí mismo.
Ya que nosotros somos uno,
hablemos así.

¿Cómo puedes decir a tu mano «toca»?
Ya que todas las manos son una,
hablemos así.

Las manos y los pies saben lo que quiere el Alma.
Cerremos nuestra boca y hablemos con el Alma.
El alma conoce el destino, paso a paso.
Si quieres, te daré ejemplos.

*****

Elige el Amor, Amor.
La vida, sin este precioso amor,
no es más que una carga, ya lo ves.

Como ves,
La alegría y la gloria del mundo
que alardean en el corazón de los amantes
son una maldición y una desgracia.

Tu amor me llamó aparte y me preguntó
«¿Por qué pasas de largo y no te detienes?»
Entonces, tu Amor me dijo: «Mírame atentamente.
Es a mí a quien ves en todas partes.
Yo soy tu alimento, tu punto de parada.
Tomé tu corazón,
si me ocultas tu Alma,
ese Alma no te hará nada bueno».

*****

Oh, gente, abraza el amor.
Reponde a su llamado.
Corre hacia Él,
porque Dios dio la inmortalidad
únicamente al Amor.

Hoy, el Amor, que no duerme, está en el cielo
llorando a los corazones dormidos.

El amor es la vida y la sensibilidad
del universo.
La vida sin Amor
no es más que una concha vacía.

El que te aparta
del Amor a la tierra
no es tu amigo
es tu enemigo.

No hay palabras en el Amor.
Basta con gemir y gruñir
y la paciencia es lo único
que salva el amor.

Guarda silencio. No digas nada.
Deja que tus lágrimas lo diga todo.
Cuando el Corazón empieza a arder,
huele como incienso.

*****

Nadie ha llegado nunca al Señor
con caballo y armadura.
Hemos dejado el caballo y la armadura
y hemos llegado al Señor.

Hemos vertido muchísimas lágrimas
en este suelo, como nubes.
Hemos dejado las nubes
para alcanzar esa luna.

Tamborileros, tocad, tocad.
Ahora nos toca a nosotros. Tocad, tocad.
Turco, sal.
Hemos conseguido un sitio en la tienda.
Igual que José, estuvimos
en el fondo del pozo algún tiempo.
Entonces vino una cuerda de un lado
y salimos del pozo.

Seguimos rompiendo ídolos
delante de Mamad,
hasta que alcanzamos la Belleza
que es el deseo y la dirección del corazón.

Ven a mi lado. Hemos venido desde muy lejos.
Pregúntanos como lo hacemos
porque hemos recorrido el camino.

*****

No quiero contar tu secreto.
Sería como contar un cuento.
En cambio, voy a desatar tu nudo,
sin decir una palabra.

*****

El es el Único
que rige el Corazón y el Alma
en esta ciudad.
El es el Único
que rige como el destino de Dios
cientos, por la gloria de la fe,
han caído en adoración ante Su rostro.
¿Dónde está la nube de duda
que encontrará el camino de Su luna?
Lo mismo que desaparece la oscuridad
ante la luz de la luna,
cientos de yo y tú
quedarán aniquilados
por la luz de la Belleza
que ha liberado a él mismo del ser.

No hay más templo de paz para el destituido
que Su templo.
No hay querencia ni deseo,
sino la sombra de Su rostro,
que se parece al sol.

Escucha unas palabras que tratan de describirlo:
«No tengo poder suficiente para decir que es esto o lo otro»

Pero, si yo no pronuncio su nombre,
si yo no lo describo,
la botella del ama se romperá con este vino.
Sigue adelante.
Tu mano no debe temblar.
Toma este vaso de Amor.

Bebe.
Como tienes el antídoto,
el veneno no te hará daño.

*****

Hiciste un juramento
cuando eras todavía un Alma.
Me pregunto si lo recuerdas.
Si lo niegas,
puedo esperar con paciencia
hasta el día del Juicio.

*****

Tu eras una gota de esperma,
te convertiste en sangre y creciste
hasta ser una belleza.
Oh humano, ven junto a mí,
para que yo pueda hacerte mejor que eso.

*****

Pudrirse en el suelo
y renacer desde el suelo
es para los animales,
no para el Alma.

*****

En un tiempo fuiste fuego; después, viento,
luego te convertiste en agua, después, en tierra.
En otro tiempo te hiciste animal
y pasaste por todo el reino animal.
Como ahora eres un Alma,
trata de ser digno del Amado.

*****

Este es el tipo de vino
que tiene una luz que se refleja en el cielo,
que no está apoyado en polos ni muros.
Si bebes una gota de él,
comprenderás toda la exuberancia de mi Alma. 

Este vino afecta a tus interioridades,
perfila tu mente,
ilumina tus ojos, tu Corazón,
de tal modo que, con el tiempo,
verás la perla que hay
dentro de este cuerpo débil.

 

*****

Has tomado unas cucharadas de alimento
de las ollas de esta tierra.
No te preocupes. Todo lo demás es lo mismo.

MI discípulo es Dios.
Doy lo viejo a Dios.
Doy lo nuevo a Dios.

He sido dejado a los pies
de su destino y accidente.
El suelo que hay bajo los pies no se preocupa
de la limpieza o la suciedad.

No hay ni bueno ni malo
junto a la grandeza de Dios.
Incluso si una respiración me separa de Él
no es buena para mí.

No puedo apartarme de Su consuelo
ni de Su tortura.
El deseo de Dios me convierte a veces en una cerradura
y otras, en una llave.

Aunque me tape los ojos,
no puedo apartar mis ojos de Él.

Él es el ojo del espejo.
Mi alma, mi cuerpo resultan bellos
con ese ojo. 

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Una respuesta a “ POETAS 100. Rûmi (I) ”

  1. Tupacalos dice:

    Lo he leido dos veces, y lo volveré a leer, porque es uno de los poetas que mejor han puesto colores a mis sueños. ¡Y no lo conocía!

    No quiero contar tu secreto.
    Sería como contar un cuento.
    En cambio, voy a desatar tu nudo,
    sin decir una palabra.

    eso es lo que quería decir y no podía.

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