OTRA VEZ AMARILISMárgara Saenz (Guayaquil, Ecuador, 1937-Lima, Perú, 1964)
El tiempo ha pasado y vuelves a mi memoria.
Tu auto trepando hacia la sierra, la Cream-Rica
¿Recuerdas?, volteando a la derecha, todos esos moteles.
Entonces éramos nosotros; no tú, no yo. Me quiérote, te
gózame, me amándonos, decíamos.
¿A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas ¿Quién
pega de alaridos y triza los espejos donde nos
repetíamos bestiales y dulcísimos?
Qué otro vientre tu miel mía, peruano? Di qué frívola
Puta, qué sórdida hipócrita limeña, qué casada
Cuidadosa del cornudo.
Hijo de perra, ¿lo haces? Pero allí no, nunca, con nadie
vuelvas a la habitación 35. Que se te muera para
siempre, que se te pudra si regresas.
Una vez dije allí no ¿recuerdas?, dije después donde
quieras. Tú me observas igual que un entomólogo, eras
un médico lascivo examinando una muchacha muerta
de amor: no hables, eres una muñeca, un cuerpo sin
voluntad, y me tocabas probándome y fui un durazno
de esos que se abren con la mano.
Un durazno, dijiste a mis espaldas, a luz de la tarde,
Separando con suavidad mis carnes, descubriendo lo
Que ni yo conozco, mi zona más oscura, la que guarda
Esa caricia atroz, obscena y tuya que no olvido.
Júralo: no has de volver a esa cama con nadie. Me has
Negado tu cuerpo, el que gustaba mirar impúdico y
Erecto viniendo a mí, el tuyo que era el mío.
Concédeme esto entonces: anda a otro sitio a hacer tus
porquerías.
O vuelve a la habitación 35. El tiempo ha pasado, ya no hay
Sino recuerdos y Amarilis qué puede sino juntar
Palabras. Ahora somos tú y yo, no existe más nosotros.
Uno y uno, dos solos: yo y esa mierda que tú soy y yo
Añoras, desgraciado.