Yo pienso III

Teoría del pensamiento III

Escribo sobre pensamiento.
No sobre conocimiento.
No es gnoseología ni epistemología.
Trato de describir con toda la seriedad
que el buen humor permite,
mi forma caprichosa de pensar,
que no es demostrar,
ni montar silogismos o entimemas,
ni tampoco denunciar falacias,
con el único interés que presta al escrito
la sospecha de que somos muchos
los que estamos en esa otra frontera,
tal vez ancha,
que separa la parálisis mental
de la actividad intelectual tomada en serio.

La existencia no puede ser
más que una broma.
Y el pensamiento el destilado diario
de los objetos y de los actos,
que padecemos,
producido por el calor del fuego
interior que nos hace desear lo mejor
sin saber exactamente que sea ello.
Si nos parece que la vida,
queremos ser inmortales.
Si nos parece que Dios,
o el amor de Dios,
queremos ser un todo uno con él,
místicos enamorados.
Si el saber, sabios.
Si las riquezas, riquísimos.
Si el poder, los más poderosos.
Y pensamos.
Cavilamos como llegar a ser
inmortales, místicos, sabios, ricos,
poderosos.
Y añado, conocedores de la verdad
Y hermosos, bellos, sobre todo bellos.
Es decir, felices por la satisfacción,
por el hartazgo.
Y, más aún, pensamos, imaginamos,
cómo será el serlo,
pero no pretendemos alcanzar
una verdad seria, absoluta, cierta,
sólo dejarse llevar por el interés desinteresado.
Todo esto podría ser pensamiento líquido
flotando como una nube
sobre mi yo pienso, que se me antoja
recostado en un ribazo
próximo a la verdadera frontera .

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