Ápeiron

Ya no hay naves que quemar

La vida se remansa

Cuando el agua se remansa
y el rio del alma acostumbra a la pena.
Cuando la vida se ve en sombra
y todas las batallas se saben perdidas.

A esta edad tan suave,
presta a vivir sin sobresaltos,
aun quedan lecciones por aprender y
pasiones traicioneras que vivir,
como actor que acude al teatro
y debe representar su papel.

Amigo del alma: nos puede sorprender
la rama verde del olmo de Machado,
o la brasa enterrada en la ceniza
de las aspiraciones rendidas.

Si malo es sentir el corazón vacío
peor dejarse llevar por ilusiones vanas:
La pasión es sublime,
pero ya no hay naves que quemar
y nos puede despertar la razón
clavando en el corazón la verdad.

Inútil huir de la realidad prevista:
que no hay placer sino dolor
en el dejarse llevar por la pasión.
Que es breve y si se arranca
queda un vano  todavía mayor.

Si te ha tocado, volvamos al teatro,
es la vida, disimulemos el dolor.

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