Mes: septiembre 2012

Otoño

Rapsodia de otoño

20-Noviembre, 2007

He ido por esos caminos largos
que conducen al ocaso
y he vuelto cuando ya las campanas
doblaban por el verano muerto.
He visto caer el sol en el horizonte apacible
y a las aguas azules, ya sin ninfas,
tersas, profundas, llenas de vidas nuevas, verdear.
He oído al pájaro ignorado gritar
un canto gris que hablaba de frío.
He visto oscurecer a los pinos,
deshojarse las rosas,
cambiar los vientos, mi corazón llorar.
He tenido en mis manos brumas de la
mañana que esta tarde serán nube y mañana lluvia.
He sentido adormecerse el espíritu,
vacilar la vida, callar el rumor de la savia,
caer las hojas, crujir mis pasos, gritar mis recuerdos.
Ya es otoño y la tarde cae.
Ya no hay juventud.
Tal vez la campana no doblara por el verano,
tal vez por una parte de mí que ha muerto.

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Yo pienso III

Teoría del pensamiento III

Escribo sobre pensamiento.
No sobre conocimiento.
No es gnoseología ni epistemología.
Trato de describir con toda la seriedad
que el buen humor permite,
mi forma caprichosa de pensar,
que no es demostrar,
ni montar silogismos o entimemas,
ni tampoco denunciar falacias,
con el único interés que presta al escrito
la sospecha de que somos muchos
los que estamos en esa otra frontera,
tal vez ancha,
que separa la parálisis mental
de la actividad intelectual tomada en serio.

La existencia no puede ser
más que una broma.
Y el pensamiento el destilado diario
de los objetos y de los actos,
que padecemos,
producido por el calor del fuego
interior que nos hace desear lo mejor
sin saber exactamente que sea ello.
Si nos parece que la vida,
queremos ser inmortales.
Si nos parece que Dios,
o el amor de Dios,
queremos ser un todo uno con él,
místicos enamorados.
Si el saber, sabios.
Si las riquezas, riquísimos.
Si el poder, los más poderosos.
Y pensamos.
Cavilamos como llegar a ser
inmortales, místicos, sabios, ricos,
poderosos.
Y añado, conocedores de la verdad
Y hermosos, bellos, sobre todo bellos.
Es decir, felices por la satisfacción,
por el hartazgo.
Y, más aún, pensamos, imaginamos,
cómo será el serlo,
pero no pretendemos alcanzar
una verdad seria, absoluta, cierta,
sólo dejarse llevar por el interés desinteresado.
Todo esto podría ser pensamiento líquido
flotando como una nube
sobre mi yo pienso, que se me antoja
recostado en un ribazo
próximo a la verdadera frontera .

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Yo pienso II

Teoría del pensamiento II

Los pensamientos líquidos
son de diversa calidad:
para empezar,
los hay miscibles e inmiscibles.
Rojos y amarillos.
Azules y morados.
Hay familias, géneros y especies
con sus propiedades diferentes.
Pero su más preciosa cualidad común
es que son incomunicables.
Como se adaptan a la forma
de la inteligencia que los contiene,
resultan parecer distintos,
cuando, en realidad, todos son
el pensamiento único, es decir:
Que lo que es es y no puede no ser.

Otros consideran, erróneamente,
que el  "Soy libre" es
su máxima,
pero sólo es una ilusión menor
que nos provoca el demiurgo
para que amemos la vida y
garanticemos la especie.
O, al menos, hagamos lo que nuestra
pareja nos permita. Otra ilusión.

Los pensamientos líquidos miscibles
parecen unirse: Falso. Ya eran uno.

Las teorías transparentes
deben estudiarse con cuidado:
diversos pensamientos sólidos
son solubles en algunas teorías líquidas
de modo que podemos llegar
a ingerir pensamientos políticos
o sociales, sin sospechar
lo que lo oculto en la mixtura
puede hacer en nuestra alma.
Suponiendo que tengamos una.

Tratar de vivir, que es una forma de existir,
soportando el yo por medio de una
estructura de pensamientos líquidos
es una obra de arte.
De hecho todas las obras de arte
verdaderas son pensamientos
líquidos en estado puro.

Con respecto a la influencia del pensamiento
en el quehacer transcendente,
en el deber perfeccionar,
hay varias opciones. Una es no vivir.
Es decir, suprimir de nuestro existir
todo intento de aproximarse a la verdad.
No pensar.
Tal vez sustituir la infraestructura
despreciada, líquida e insegura,
por un par de pensamientos sólidos,
o por uno que siempre estará lejos
de la tautología parmenidea.

Otra es aceptar la estructura vacilante
del pensamiento indefinido
no cejar en la búsqueda
a pesar de la inseguridad de los resúmenes
Pero pocos llegan hasta aquí.
Yo tampoco.
Fundamentalmente porque
no sabemos qué es "aquí" ni por dónde se va.

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Yo pienso I


Teoría del Pensamiento I

Un pensamiento es
un razonamiento, un deseo,
un recuerdo, un cálculo
una emoción, como amar,
una teoría, una ilusión.
Casi todo es pensamiento.

Las cuatro quintas partes
de los pensamientos son líquidos.
Un quinto es sólido.

Debe haber pensamientos gaseosos
pero sólo son sublimaciones menores
de los otros pensamientos.
Son esas ideas que se nos escurren
entre las premisas rompiendo
la unidad del discurso,
o las palabras con el significado
exacto que necesitamos
y que no podemos recordar.

El pensamiento sólido
es terriblemente peligroso.
Cuando se aplica empíricamente
produce fanatismo o creencia.
Un pensamiento sólido
nos hace sentirnos dios,
sabernos poseedores de la verdad.
Pero ni somos dioses
ni conocemos la verdad.
Hasta la exactitud del cálculo matemático
resulta peligrosa: Huyamos
de los pensamientos sólidos.

Hay dos fuentes de pensamientos sólidos
Unos son propios de la senectud,
vistos por un joven un tanto liberal,
frutos de la rigidez mental propia de la edad.
Vistos desde otra vejez
algo ridículo,
consecuencia de no haber alcanzado
una mínima parte de la verdad,
verdad completa decepcionante:
Nunca alcanzare la verdad.

Otros nacen en la juventud.
Las ideas toman impulso
y la crítica al pequeño mundo
del adolescente se convierte
en oposición a lo distinto.
Si el joven se siente triunfante,
conquistador de su mundo,
cristaliza su experiencia
en un pensamiento sólido.
Mas ¡basta!, por ahora, de sólidos.

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