Categoría: General

Reconocer

o       Pero, decidme, ¿por qué habláis de coherencia?, ¿no aprendimos de las cosas por sus diferencias?. o       Claro que sí, pero acaso ¿qué pudisteis decir de ellas?.o       Que eran diferentes. o       ¿Creéis así conocerlas? o       Quizá sólo diferenciarlas. o       Y ¿cómo podríais hablar de ellas? o       No podríamos. o       ¿No deberéis para indagar en su conocimiento relacionarlas de alguna manera?. o       Parece que sí. Pero y, ¿por qué han de relacionarse con nosotros?. ¿No se relacionan ellas aún siendo diferentes? o       Sí, y cuando lo hacen ¿qué son? ¿igual a una de ellas, a las dos, o bien, algo diferente a las otras?o       Podría ser algo diferente. o       ¿Crees que así conoceríamos algo? o       Pero entonces, ¿sólo podemos hablar de lo común? o       Eso pondría en relación la tercera con las dos anteriores. Por sus diferencias andaríamos hacía el infinito sin saber más que cantidades, cosas diferentes que nos rodean. o       Pero, ¿y lo común? ¿hasta donde nos llevaría? o       Debería llevarnos a las dos primeras que se relacionaron. o       Y éstas, ¿guardaban algo en común? o       Eso es lo que quiero que aprendas porque lo importante -en este punto- no es descubrir lo que guardaban en común que no podía ser todo, porque hubiera aumentado sólo la cantidad, y porque jamás hubiera existido la diferencia. Sino que lo fundamental es que se relacionaron. o       Luego en esa relación existía la diferencia. o       Parece que sí. o       Entonces la diferencia vuelve a ser la razón. o       Deberás de aprender que una cosa es la generación que se produce gracias a la diferencia –o sólo hablaríamos de cantidades- y otra lo que tienen de común que es el único objeto posible de nuestro conocimiento. o       Si en cada tres hay dos comunes y una diferencia, hay más de común que diferencias. o       Podríamos decir que sí.o       Así que antes o después conoceríamos todo lo común.o       Sin duda o       ¿Es eso a lo que llamáis coherencia? o       Te haré una pregunta. ¿Te reconoces en tus padres? o       No. o       Cuando encuentres en tí lo común que tienes con ellos no sólo te pondrás en comunicación con ellos sino que hallarás tu diferencia. Sólo con ésta os relacionareis con dificultad.  o       Pero como conoceré todo ésto. o       Deberás relacionarte con el único objetivo posible para el conocimiento, buscar lo común. o       Y cuando lo encuentre, podré decir que conozco. o       No, podrás decir que reconoces. o       Ya creo entender que es la coherencia. Pero podré entonces indagar en la diferencia. o       Siempre que encuentres con ella algo que le es común lo reconocerás. Sin ello lo más que podrás decir es lo que no es y eso, amigo mío, no es conocer.     

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DESAFORISMOS IV

La prueba del que el hombre no es ningún animal es que no existe ningún ejemplar de dicha especie en los zoológicos. Pero a cambio de desterrar al hombre de los zoológicos, ha creado otros zoológicos dentro de su propia especie, y ha hecho proliferar cárceles y gulags, campos de refugiados y ergástulas de esclavos, cenobios y manicomios, sólo para poder así confinar a aquellos ejemplares que se aproximan peligrosamente a la animalidad, con la intención de despistarnos y hacernos olvidar que el hombre es el más grande animal. (más…)

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VENDRÁN MÁS AÑOS MALOS Y NOS HARÁN MÁS TONTOS

Uno de los motivos de la inseguridad del hombre es que desconoce cómo va a ser el futuro. Sabe, cuando echa una ojeada a los periódicos o al telediario que el mundo presente es más pobre y crítico, más violento e inhumano, tal vez más injusto y desigual, pero mantiene la esperanza que todo este pésimo panorama mejore en algún futuro próximo. Pero también le agobia el temor de que acaso no esté asistiendo más que al comienzo de un cataclimo que empeorará drásticamente la condición humana. Pero de lo que uno puede estar seguro en el día de hoy, después de haberse asomado al periódico, es que el mundo de mañana será mucho más tonto de lo que lo es hoy, si es alguno dudaba de se pudiera traspasar el actual límite de tontería al que premeditadamente se está llegando. Y me baso en dos noticias que paso a presentar sin más preámbulos, porque hablan por sí mismas. (más…)

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DESAFORISMOS III

Quien ama a una persona ama a la humanidad entera. Pero no logramos dar ese salto porque nos falta la imaginación suficiente. Vemos obstáculos en los otros allí donde deberíamos ver puentes. En vez de cruzar los puentes nos estrellamos contra los obstáculos. (más…)

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DESAFORISMOS II

Todo hombre sabe en el fondo que su acto más importante tuvo lugar el día de su nacimiento y pasa toda su vida deslumbrado por ese protagonismo inesperado, esperando que llegue el siguiente momento importante. Y lo que más le molesta es saber que no le va a ser posible estar presente en ese segundo acto.
***

Con qué seriedad y virtud representamos el papel que hemos elegido para disfrazarnos.
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Entre las infinitas cosas valiosas que pueden contemplarse en este mundo, a menudo el hombre suele elegir la más insignificante: acaba contemplando su propio ombligo.
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Todos tenemos el complejo de Segismundo. Esperamos que nos liberen de la prisión en la que no merecemos estar y que nos traten como al príncipe ignorado que todavía no ha sido descubierto.

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Si el mundo es cada vez más incoloro, más inodoro y más insípido es porque las grandes marcas comerciales han colonizado al fin las calles de nuestras ciudades.

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Una rara justicia: tratamos a los demás de la misma manera que ellos se tratan a sí mismos. Respetamos a los demás en la medida que se respetan a sí mismos. A quienes no se respetan no les podemos conceder respeto. Nos doblegamos en función de la fuerza con el que el otro nos hace inclinar la cerviz.

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El desafío de todo hombre es realizarse eternamente entre cosas caducas, perfeccionarse entre cosas imperfectas, ir volviéndose virtuoso entre hombres defectuosos.

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Uno sólo puede llegar a ser aquello que ya es: la paradoja reside en que para llegar a ser, necesita ser eso que quiere llegar a ser. Por eso lo principal es sentir que ya se es quien se quiere ser. Darse cuenta de que es en el propio presente donde está la llave de los sueños. Traer a presencia eso que todavía no se ha traído porque lo vemos como una lontananza, pero que es algo con lo que ya se cuenta y que tiene que hacerse proximidad.

***

El desajuste con los sueños, con aquellos que soñamos en convertirnos viene precisamente de nuestra disconformidad con el presente. No somos lo que soñamos porque en el presente nos sentimos lejos de nuestros sueños; pero todo presente es la materialización y confluencia de muchos proyectos antiguos, el despliegue de un plan y un sueño que en un tiempo pasado albergamos para este presente. Toda nuestra vida se puede ver como la ejecución de un sueño sostenido, vivido y dirigido. Si no lo logramos ver así es porque vivenciamos la vida con absoluta discontinuidad.

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Ríos de poesía perdidos

 

¡Cuantos ríos de poesía
se han perdido en los desiertos
de mi duermevela solitario!

Despertar es olvidar un mundo
y amanecer a otro, rutinario.
Recorro cada día mi tedio,
deprisa,
por alcanzar en sueños
el placer tan profundo
que es sentirse comprendido,
esperado, todo uno contigo,
en los breves segundos,
plenos de ilusión y mentira,
que median entre la vida,
despreciable,
y la muerte consentida
que es el sueño.

 

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Aviso a los navegantes. (De parte del Sr. Unamuno)

El que os diga que escribe, pinta, esculpe o canta para propio recreo, si da al público lo que hace, miente; miente si firma su escrito, pintura, estatua o canto. Quiere, cuando menos, dejar una sombra de su espíritu, algo que le sobreviva. .(Unamuno.- Del sentimiento trágico… III)

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Escribir, leer poesía

Escribir poesía, leer poesía.

La poesía es algo más que un género literario. Pertenece al mundo de las cosas trascendentes e intangibles, “ingrávidas y sutiles como pompas de jabón”. Para mí siempre es un exabrupto, algo que surge repentinamente y que es un producto del mundo de la libertad kantiana, como la religión, de la que Schleiermacher dice que debe abordarse desde la intuición y el sentimiento. La poesía surge del sentimiento y la intuición la lleva al papel.
Por ejemplo un repentino sentimiento de ausencia, tal vez promovido en lo profundo por un recuerdo o tal vez por el vacío existencial, lleva a escribir algo como:

Ausencia

Miré al monte, tan lejos…
Sentí el calor de sus piedras
y oí tu respirar.

Grité muy fuerte en mi silencio,
seguro de que el eco
te hará llegar mi voz.

Pero tú no estabas en el monte,
tan lejos…

Pero nadie busca al amado a cien kilómetros con unos prismáticos, ni oye el respirar a esa distancia, ni grita fuerte en su silencio. El poema es un acorde que cuando se publica pretende generar otros sentimientos, y de ningún modo intenta contar una historia. Es más, si el mismo autor la relee puede sentir algo diverso, tal vez ampliado, porque ¿Qué ausencia promueve ese sentimiento?: Cambiaré sólo una minúscula por mayúscula y en el fondo del alma sentiré el absurdo deseo del imposible parecerme a San Juan de la Cruz: Las montañas son sagradas y Dios está en la brisa , que puede ser su respirar. El silencio de Dios es doloroso:

Miré al monte, tan lejos…
Sentí el calor de sus piedras
y oí tu respirar.

Grité muy fuerte en mi silencio,
seguro de que el eco
te hará llegar mi voz.

Pero Tú no estabas en el monte,
tan lejos…

Claro, es posible que el poema sea tan malo que no despierte sentimientos en un hipotético lector. Entonces no hay nada que hacer.

Tampoco puede surgir algo interesante si el lector no desea ponerse en el modo de “leer poesía”. Es decir, si no quiere que la lectura, como un psicotrópico, le altere el sentir, y a través de unas modestas palabras promueva en su alma sentimientos, otros, pero de la misma intensidad que los que tuvo el escritor. Es un desperdicio de tiempo tratar de encontrar tras un poema una historia, un motivo e incluso un ritmo. Lo que importa es “que el viento ha estremecido a la flor”. En consecuencia no es buena práctica fijarse en las palabras, interpretarlas, torcerlas, imaginar otro poema que el lector hubiera escrito si hubiera cambiado su papel en esta historia. Todos los lectores son mejores escritores en potencia, de poesía también, si dejan sobre el papel sus sentimientos, no un análisis ni un reflejo.

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Ausencia

Ausencia

Miré al monte, tan lejos…
Sentí el calor de sus piedras
y oí tu respirar.

Grité muy fuerte en mi silencio,
seguro de que el eco
te hará llegar mi voz.

Pero tú no estabas en el monte,
tan lejos…

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LOS UTOPISTAS II (Lev Tolstoi: «Sobre la revolución»)

La actividad espiritual es la fuerza más grande y más poderosa. Mueve al mundo. Pero para que sea la fuerza que mueva al mundo es preciso que los hombres crean en su potencia, que se sirvan de ella sin mezclar procedimientos de violencia que destruyan su fuerza. (más…)

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