FRANCISCO DE QUEVEDO (Amor constante más allá de la muerte)

Pensé: ¿qué poema de amor podría dialogar con el soberbio poema de Lope? No me costó mucho pensar en éste de Quevedo, muy distinto al de Lope, mucho más severo, desafiante y temerario, sacrílego y rebelde, con mucha música de adagio. (Al revés del soneto de Lope, este no me hace reir, me pone en disposición acuosa de comenzar a echar una lagrimita). Pensé luego que a T no le hubiera disgustado que fuera Quevedo con este poema quien contestara a Lope: me consta que te gusta mucho. Cuanto más perfecto parece un poema, más comentable es. No les sobran ninguna palabra, y cada palabra parece llevar a otras y multiplicarse por muchas, y por eso resuenan en la memoria con eco propio. Este poema me resulta memorable. Tanto, que durante mucho tiempo me lo recitaba de memoria. Si tuviera que llevarme un poema para atravesar el más allá -como un óbolo para persuadir a Caronte de que no fuí una sombra en vida-, me tatuaría éste de Quevedo. (Creo que Caronte me acusaría de pasarle moneda falsa y me ahogaría por no acuñar moneda propia)

(Trataba de no comentar lo que por sí solo se comenta, pero no puedo resistirme a añadir un comentario más: hay que algo que choca cuando uno decide vincular el mejor poema amoroso con el nombre de Quevedo. Y es que Quevedo es mucho Quevedo. En Quevedo habitan muchos «otros» disonantes y antágonicos -. O como decía Borges, «Quevedo es menos un hombre que una dilatada y compleja literatura». Visto desde uno de sus perfiles -el del poeta burlón que ve hombres ridículos a una nariz pegada-, Quevedo nos parece incapaz de crear un poema amoroso. Incluso hubiéramos asegurado que era el poeta de la lírica castellana más negado para el amor. Y al contrario: en este poema no podemos encontrar ni un rastro de burla o ironía. Y es que Quevedo se borra a sí mismo cada vez que escribe, y es capaz de resurgir de sus cenizas de forma heterónima («mi decir es más valiente / por ser tantos y por ser uno»). Su multiformidad de Proteo asusta: el mismo poeta que parece tomarse a pecho las cosas del amor y cantarlas del modo más extremo, es también el poeta capaz de burlarse del amor con ironía hiriente).

*****

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansiosa lisonjera;

mas no, desotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama en agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

*****

Loading

2 respuestas a “ FRANCISCO DE QUEVEDO (Amor constante más allá de la muerte) ”

  1. Tupacalos dice:

    Nada que comentar. Hace mucho lo comentamos y su rastro quedó en las profundidades del blog. No sólo es una belleza merecedora de un desmayo stendaliano sino una fuente de esperanza. Yo también deseo ser enamorado aunque sea polvo.

  2. Mariano Jose dice:

    Está bien, si, me hace gracia lo de las profundidades (también lo de los desmayos stendalianos). Está bien que el blog tenga profundidades. Según esto, el presente estaría siempre en la superficie, el pasado en las profundidades freudianas, y el futuro estaría en la altura (de miras) y en el horizonte. Bueno, para desbarrar gansamente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *