POETAS 41. Francesco D´Assisi

 Al margen de ser uno de los primeros textos de la poesía italiana, la obra de Francesco D´Assisi es testimonio de una ética y de una estética; también de una manera global y radical de ser. Francesco D´Assisi fue el fundador de la espiritualidad franciscana, manifiesta en el «Cántico del hermano sol». Se dice que fue compuesto durante el invierno de 1224 a 1225, en la celda de San Damiano. Su tono, a la vez humanista y panteista, es clave dentro de la lírica universal y ha suscitado una gran cantidad de comentarios filológicos, literarios y religiosos. (Esta introducción y la traducción del poema es obra de Antonio Colinas, y han sido extraídos de su «Antología esencial de la poesía italiana»)

CANTICO DEL HERMANO SOL

Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y la bendición.

A tí solo, Altísimo,
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.

Alabado seas, mi Señor, por todas las criaturas,
especialmente mi señor, el hermano sol,
el cual proporciona el día y gracias al cual nos alumbras,
y el es bello y radiante y con gran esplendor:
y de tí, Altísimo, lleva la significación.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y el es bello y alegre y pleno de fuerza y vigor.

Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos, como las flores de colores y la hierba.

Alabado seas, mi Señor, por aquellos que por tu amor perdonan,
y soportan la pena y la tribulación.

Bienaventurados aquellos que perseveran en la paz,
Que por ti, altísimo, han de ser coronados.

Alabado seas, Señor, por la hermana nuestra muerte corporal,
de la cual ningún hombre vivo puede escapar:
!y ay de aquellos que morirán en pecado mortal!
Bienaventurados aquellos
a quienes encontrarás haciendo tu santísima voluntad,
porque la segunda muerte no les hará daño.

Alabad y bendecid a mi Señor y dadle gracias
y servidle con gran humildad.
 

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