PENSAMIENTOS 4. Joseph Joubert (1745-1824)

No hay que ocuparse de los males y desgracias del mundo sino para aliviarlos. Limitarse a contemplarlos y deplorarlos equivale a agriarlos sin provecho alguno. Todo el que los incuba con los ojos hace que surjan de ellos tempestades.

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No es feliz quien no quiere serlo.

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Ser libre no es hacer lo que uno quiera, sino lo que se ha considerado mejor mejor y más conveniente.

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Aquellos que han negado a su espíritu pensamientos graves caen en ideas sombrías.

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El espíritu es la atmósfera del alma

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Las preguntas ponen de relieve la amplitud del espíritu, y las respuestas su finura.

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La imaginación es la vista del alma.

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Sólo a la cabeza le incumbre reflexionar, pero todo el cuerpo tiene memoria. Los pies de un bailarín, los dedos de un músico hábil poseen, en grado eminente, la facultad de acordarse.

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El sentido común se acomoda al mundo. La sabiduría trata de ser conforme al cielo.

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Si aspiráis a vivir dichosos, no exageréis los males de la vida, ni desconozcáis sus bienes.

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Tememos poseer y mostrar un espíritu limitado, pero nadie teme poseer y exhibir un corazón mezquino.

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Las pasiones de los jovenes son vicios en la ancianidad.

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Hay personas que sólo tienen la moral en paño; es un género con el que jamás hacen un traje.

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El hálito del espíritu es la atención.

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Llamo imaginación a la facultad de tornar sensible lo que es intelectual, de hacer corpóreo lo que es espíritu; en una palabra, de sacar a la luz, sin desnaturalizarlo, lo que de por si es invisible.

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Ningún tiempo futuro será bueno si no recuerda a los pasados.

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NOTA BIOGRÁFICA DE JOSEPH JOUBERT

Nacido en Montignac (Perigor), hijo de un cirujano, estudió en Toulouse con los doctrinarios; más tarde permaneció con ellos como novicio, aunque sin profesar, y luego como profesor en su colegio hasta la edad de veintidós años. En 1778 se instala en París, donde conoce a Diderot, del que parece haber sido secretario. Entra en contacto con diversos escritores: Louis de Fontanes, la Harpe, Marmontel, más tarde con Restif de La Bretonne (será amante de su mujer) y en 1801 con Chateaubriand. En los años 1780  cree en la primacía de la razón y comparte las ansias de libertad y de menor desigualdad social de muchos contemporáneos. Pero entre 1790 y 1792 sufre un importante cambio en su pensamiento. Regresa al catolicismo, concede una menor importancia  a lo material frente a lo espiritual y se interesa cada vez más por Platón, filósofo en el halla la misma fascinación por el bien, la verdad y la belleza que marcará su obra.

En junio de 1793 Joubert se casa y, descorazonado por el Terror de la Revolución, en noviembre se instala en la casa de su familia política en Villeneuve-sur-Yonne (Borgoña). En 1808, durante el Imperio, es nombrado inspector general de enseñanza, gracias a su amigo Fontanes, al que Napoleón ha nombrado ministro de la Educación NACIONAL: Pierde su cargo con la caída del Imperio y en adelante reparte su tiempo entre París y Villeneuve.

Los contemporáneos nos han dejado de él la imagen de un extraordinario conversador, de un hombre de gusto exquisito y de un excelente amigo. Emprendió diversas obras literarias que nunca terminó. En vida sólo publicó algunos ensayos y artículos. vivió fascinado por la búsqueda de la expresión perfecta, lo que sólo consiguió en las formas breves. Como Chamfort, debe su celebridad a sus publicaciones póstumas. A petición de su viuda, Chateaubriand publicó, en edición no venal, una selección de sus pensamientos. Unos años después, en 1842, su sobrino político, Paul de Raynal, publicó una nueva selección de sus «Pensamientos, ensayos y máximas», más extensa que la anterior. Sainte-Beuve lo dió a conocer y, en 1894, Jules Lemaître lo consideró un precedente del simbolismo, lo que es en pensamiento como «Los buenos versos son los que se exhalan como sonidos o como perfumes». Fue admirado por Baudelaire, Barbey D´Aurevilly, Proust, y en España Menéndez Pelayo, Eugenio d´Ors, etc. En el siglo XX, contribuyeron decisivamente a darlo a conocer Maurice Blanchot, que veía en él a un precursor del pensamiento estético de Mallarmé, y Georges Poulet, que destacó su platonismo.

(La nota biográfica corresponde a Alicia Ylera y la traducción a José Antonio Millán Alba y Salustiano Masó. Los pensamientos de Joubert están extraídos del libro titulado «Moralistas Franceses», publicado por la editorial almuzara en su colección Biblioteca de Literatura Universal.)

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2 respuestas a “ PENSAMIENTOS 4. Joseph Joubert (1745-1824) ”

  1. Claudio dice:

    Te hago una consulta sobre el tomo de «Moralistas franceses», ya que ni la editorial ni casas que lo distribuyen fueron claros: ¿están completas las obras que trae el tomo, o son selecciones? ¿Es buena la edición?
    Muchas gracias.

  2. Pobrecito hablador dice:

    Disculpas por la tardanza en contestar, pero es que no sabía que contestar y acabo de leer el comentario no hace mucho.. Además, quería contestar como es debido, cosa que no voy a lograr.. Pero contesto lo que opino sobre el libro. El precio es caro, creo recordar que 59 euros. Pero teniendo en cuenta otro tipo de libros, también caros, éste puede resultar incluso barato. Creo que vale la pena comprarlo. El libro está bastante cuidado, bien editado, con pasta dura y su caja (quizás lo más endeble), el papel parece bueno, tiene una introducción notable y una cronología que abarca a todos los moralistas incluídos. El libro es elegante, creo, bastante aparente. El único defecto es el de este tipo de libros. Abruman un poco; no sabes por donde empezar. Pero puede ser un buen libro de cabecera. Para años.
    Los pensamientos de Pascal, creo que están todos. Pero no soy un experto. Los demás, no sé. Te copio de todas formas parte de las NOTAS DE TRADUCCIÓN. Algo te aclara. No están completas, pero se ha completado con lo que merece completarse, más o menos viene a decir eso. Aquí copio:

    «La traducción de los Pensamientos de Pascal, siempre problemática, sigue el ordenamiento de la edición francesa de Michel Le Guern, la más completa y rigurosa de la que disponemos. La parte dedicada a la Rochefoucauld recoge la totalidad de las «Máximas» -incluida las suprimida y las póstumas- así como las «Reflexiones diversas», igualmente en forma de máximas. En lo que atañe a «Los Caracteres» de La Bruyere , se han tomado como textos de referencia de la Bryere, se han tomado como textos de referencias las ediciones de Julián Benda, Garapon, etc. Aunque la producción de Vauvenergues contiene un «Ensayo sobre algunos caracteres», se ha preferido incluir en esta colectánea su obra fundamental, «Reflexiones y Máximas». La obra de Chamfort contiene también un opúsculo titulado Caracteres y Anécdotas» que tampoco ha sido traducido al castellano por las mismas razones que en el caso anterior. Sí, en cambio, se han incluido integros y con sus apendices, sus «Máximas y Pensamientos». Respecto de los Pensamientos de Joubert, la edición francesa de base ha sido la R. Dumay, tanto en la selección de los textos como en su ordenamientos y titulación. Para quienes se interesen por la obra de este escritor; al que no pocos deben una vocación literaria no confesada, en 1965, apareció una completísima edición en dos volúmenes de sus «Carnets». Tal vez su obra mereciera una mayor atención por parte del ámbito editorial español de lo que han permitido estas páginas».

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