Rapsodia de otoño
He ido por esos caminos largos
que conducen al ocaso
y he vuelto cuando ya las campanas
doblaban por el verano muerto.
He visto caer el sol en el horizonte apacible
y a las aguas azules, ya sin ninfas,
tersas, profundas, llenas de vidas nuevas, verdear.
He oído al pájaro ignorado gritar
un canto gris que hablaba de frío.
He visto oscurecer a los pinos, deshojarse las rosas,
cambiar los vientos, mi corazón llorar.
He tenido en mis manos brumas de la mañana
que esta tarde serán nube y mañana lluvia.
He sentido adormecerse el espíritu,
vacilar la vida, callar el rumor de la savia,
caer las hojas, crujir mis pasos, gritar mis recuerdos.
Ya es otoño y la tarde cae. Ya no hay juventud.
Tal vez la campana no doblara por el verano,
tal vez por una parte de mí que ha muerto.