Sin querer

Sin Querer

Tan cerrada parecía la Amazonía,
tan oscura,
que hasta los exploradores
que habían luchado por llegar hasta allí
se detenían sólo con ver la frontera.

Nosotros nacemos en la frontera,
sin querer. Pero no la vemos,
no la miramos,
y cuando se nos muestra,
sin querer, apartamos la vista:
Nos sospechamos inmortales.
Los muertos que vivimos,
sin querer, los olvidamos.
No vinimos, nos pusieron
y cubrieron con un velo
el reloj que marca nuestra hora.
Hasta que sentimos, sin querer
la inevitable llamada próxima
que nos lleva, enmudecidos,
a hundirnos en la selva: sin querer.

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