La V

La Uve

Deslizarse

La frontera no es una alambrada.
Es el ángulo de la V.
Trampa del espíritu
de la que nada escapa,
quintaesencia de la finitud.

Por ella estoy resbalando, sin sentir,
desde que existo.
Sin saber.

Y el alma se hace dúctil
y se estira con el tiempo
como un hilo bien fino,
como un cabello liso y brillante
que se hunde en lo desconocido,
perforando el umbral del espíritu.
Pero no ve.

Y por esa mínima fibra
me llega el eco del universo,
la música de las esferas,
el destilado del Todo,
que se llama ansiedad: Falta de amor.

Y por ese estrecho umbral
busca su camino mi espíritu.

Dolor de la incapacidad de comprender
el significado de la débil música
que me llega por encima
de la inútil necesidad creada sin razón.

He ignorado el ritmo y la melodía
en tanto me sentía inmortal.
Si alguna vez me llegaba alto y claro
volvía la mirada.
Pero el fin se aproxima,
ya veo el fondo de mi uve,
Ya comienzan
a perder importancia las cosas,
y poco a poco aquella suave música
me adormece y me resigno
en la esperanza de alcanzar,
por una vez, eso que imagino
Amor perfecto.

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