Categoría: Poemas de Tupa

Como si pudiera

¿El amor dónde está?

Como si pudiera,
como si yo tuviera un poder,
repaso los lances que la vida me impone.
Uno tras otro, así pasan los días
sin justicia.
En lo profundo, me altero y me agito
porque nada puedo hacer
para cambiar todo aquello que me disgusta.
Ni siquiera un poco.
Ni lo mínimo.
Y el problema que me asalta
crece en el instante.
O me parece que crece:
el futuro está preñado de dolor,
que llena todo, y se vuelve lo único.
Si es de día me malhumoro,
si es de noche, no duermo.

De lo más recóndito de mi yo
surge una voz que me dice:
-«No eres tentado como Job:
¿Es que no ves que estás en la frontera?
Cómo la lluvia vienen los males.
Quédate como el que oye llover.
Quédate como si pudieras.»

A mi espalda el ruido es atronador,
Miles de voces me llaman: ¡Vuélvete!
¡Olvida! ¡Carpe diem!
Húndete en la fantasía del hoy, del ahora.

Y yo me pregunto: ¿El amor dónde está?

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Amén

Amén. Que así sea.

Pero debiera decir: Que así es.

Billones de pensamientos simultáneos.
Todos distintos, todos lejos de la verdad
porque no hay rumbo que la alcance.
En la parte que me acoge, de esos
miles que hacen hervir mi razón,
sin un por qué, ni un cuando, ni un cómo,
un pensamiento asalta al sentimiento amigo
con un fin que ignoro: sale de mi recóndito
empujado por la vida y grita su mensaje:
¡Voluntad de vivir!
descripción ininteligible de un futuro forzoso,
que ya se ha cumplido y no deja margen
a la esperanza ni a la libertad.
Inaprensible en lo correcto
huye de toda lógica
y busca en la gramática forzada
y en la escritura rota
que quién lo vea añada su novedad
y crea que se ha acercado a la verdad.

Que así sea. Que así es.

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Música

Música

Las sensaciones son como una sonata,
de piano. O un «nocturno» quizás.
Los sentimientos como un «solo»,
de violín.
Quitad los instrumentos
y continua la pasión.

Las sensaciones recuerdan
a otras sensaciones.
La 331 es un patio de Sevilla
con cortinas de dril volando,
suave,
en la corriente de aire:
de la cancela a la azotea.
No veo a nadie,
pero mi madre, al piano, suena.
Y añoro el momento,
quiero volver y permanecer.
Y podría llorar porque las cítaras
colgadas de los sauces no cantan.

Los sentimientos surgen del interior:
se arrastra un vacío
que necesita ser llenado.
¡Qué difícil explicarlo!
Esos agudos que vibran
no son lo importante
como no lo es el quejido
sino el dolor: no oyes
pero del alma, que ahí sí está,
surge la conciencia de esa ausencia
que deforma la realidad
poco a poco.
Y quisieras que el arco
no se agotara nunca
para que cuando reencuentres lo perdido
lo halles como lo recuerdas.

Ilusión del volver a ser feliz.

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Religión

Resumen del saber más
allá de la filosofía.

-«Es lo que es»
dijo el rústico.
-«Es lo que hay»
Dijo su compañero.
-«Eso es como todo»
Terció, naturalmente, el tercero.
La realidad, la política
y la economía en tres frases.

¿Y la religión?:
Entró el cuarto, que se llamaba Blas,
en la vacía iglesia del pueblo,
se sentó en un banco
y, con la vista perdida en el techo, dijo:
-«Señor, aquí está Blas».

Eso, me explicó mi madre,
era la religión,
el resto no importaba.
Yo lo entendí:
Tenía entonces diez años.

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Latir

Latir

Tac-tic
así late mi corazón
por llevar la contraria
a la razón.

Quise estudiar y leí. Fue un tic.
Quise escribir y escribí,
torpemente. Tal vez un fallido tac.
Supe que ya había pasado
el tiempo de aprender,
por culpa de la capacidad:
inanidad de la vejez. Tic - tac.
¿Es todo inútil?: No,
creo que me queda el imaginar,
claro que eso tiene poco valor:
No saber deconstruir.
ni hermeneutizar,
ni siquiera epojar. Tac.
Figurarme que la Naturaleza,
el Absoluto, la Voluntad de vivir,
y de poder, todas, y otras más, son
el Dios compensador de Kant,
al que no puedo abordar
ni siquiera comprender,
sólo, a coro, postular.
Y que, al fin, es otro nombre,
el más sencillo quizás. ¿Tic o tac?

Nada puedo demostrar, tac,
ni conozco a otro que lo haga,
pero no dejo de pensar en un Uno
Mundo o universo o Apeiron,
esto último mejor, tac,
porque tampoco sé lo que es
aunque es. Tic.

Y todo es una historia de frontera, tic-tac,
que yo suelo contar,
cada vez de un modo distinto,
porque olvido poco a poco,
tac-tic, tac-tic, tac-tic,
todo cuanto supe, y lo debo
compensar con lo que imagino
con el corazón, por si alguien quisiera
mi teodicea oir, tac-tic, tac-tic, tac-tic,
antes de que todo acabe.

Isaias 65:17
Porque he aquí que yo crearé
un cielo nuevo y una tierra nueva;
y no se recordarán ya las cosas
antiguas ni vendrán a la imaginación.

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Canto de soledad

Canto de soledad

IV

¿Por qué gritas a la montaña
si son sólo piedras?
¿O es que quieres que el espíritu
se convierta en carne
para poder hundirte en ella?

Tan lejos.

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Despertar

Despertar

¡Cuantos ríos de poesía
se han perdido en los desiertos
de mi duermevela solitario!

Despertar es olvidar un mundo
Y amanecer a otro, rutinario.
Recorro cada día mi tedio,
deprisa,
por alcanzar en sueños
el placer tan profundo
que es sentirse comprendido,
esperado, todo uno contigo,
en los breves segundos,
plenos de ilusión y mentira,
que median entre la vida,
despreciable,
y la muerte consentida
que es el sueño.

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Sosiego

Sosiego

Sosiego.
Es la perfección de la ataraxia
pues tiene tras sí el cimiento
del ser sosegado
sobre quien se construyen
esos sentimientos imprecisos,
como de duda,
que levantan las novedades
sean buenas o malas.

Casi detenerse, mirar sin turbar,
esperar.
Pero no es un no hacer,
Vivir con sosiego es cumplir
con el trozo de vida
del que se es deudor
sin alterar la calma de los calmos,
y contemplando la ira de los iracundos
sin intentar comprenderla.
Amar sin decirlo,
si decirlo fuera indiscreto.
y dejar de amar cuando toca,
sin publicar un poema.
(Aunque se escriba)
Echar de menos las mismas cosas
sin que eso enturbie la mirada.
Volver siempre a pensar
lo repensado sin que nos azore
el conocer ya el resultado.
Y afrontar la decadencia
con una profunda ironía
pues cuando todo enseña su final
lo perdido muestra
que eran sentimientos sin valor.

Sosiego.
Una de esas bonitas palabras
tan cargadas de paz
que su grafía sola
en un pliego de papel
sirve para llenarlo.

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Amiga enmudecida

A una amiga enmudecida

¡Qué belleza contiene la pasión con objeto!
¡Qué dichoso el mortal que logra asirla!
Doble dicha si los dioses le concedieron
el don de llevarla a lo escrito.

Ojalá que ese hierro al rojo blanco,
capaz de quemar las entrañas,
se moldee solo, para siempre,
que el martillo del herrero sea inútil,
que el objeto de la pasión
sea infinitamente hermoso.

Y que seas muy feliz, aunque,
ya sabes, la felicidad no exista,
y de la abundancia de tu corazón
hable tu verso y los otros mortales,
los de hierro gris y duro,
superemos nuestra envidia y
disfrutemos de tus palabras
sin término.

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Sólo alguna escapa

Sólo alguna escapa

Hierve el caldero de las ideas,
son miles,
y sólo alguna escapa
de vez en cuando
y pide para su consuelo
un poema o una melodía.
Esa idea es la huella
de una pena, o un recuerdo,
o un amor,
algo que rompe la membrana
que contiene y retiene todos
los pensamientos de la vida diaria:
Comían y bebían y se casaban… [Lucas 17:27]

Sin aviso, la verdad se muestra
como un dolor o una arruga.
O la apariencia entera
que ya no me gusta.
O una ausencia real,
el hueco de un amor
que debía estar y no es,
porque estuvo y se fue
o nunca se mostró
más acá de los sueños.

Soñar:
¿Quién no ha soñado
una presencia amiga?
Una mano que nos ampara,
el calor de otro cuerpo
que no se separa,
la paz que da la confianza
en quién nos vela.

Y debo decirlo
por si alguien lo oyera,
y, movido a sentir cariño,
de ese amor que le sobra
diera un poco a aquél otro
que no sabe escribir poemas.

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