POETAS 12. Friedrich Hölderlin

POEMAS DE LA LOCURA

 

VIDA MÁS ELEVADA

Su vida escoge el hombre, su objetivo,

Gana libre de error sabiduría, pensamientos,

Recuerdos que perdiéronse en el mundo

Y nada puede contrariar su valor íntimo.

 

El esplendor de la Naturaleza embellece sus días,

Otórgale su espíritu nuevas vestiduras

En su interior, y así contempla la verdad,

Y el más alto sentido, y las más singulares preguntas.

 

Puede así el hombre conocer entonces el sentido de la vida,

Nombrar su meta lo más alto, lo más elevado,

Saber que uno es el sentido de la humanidad y de la vida,

Considerar que el más alto sentido es la más noble vida.

Scardanelli

 

HUMANIDAD MÁS ELEVADA

Otorgado en su interior es a los hombres el sentido,

Hacia lo mejor él ha de guiarlos,

Esa es la meta, la verdadera vida,

Ante la cual más espiritualmente los años van contando.

Scardanelli.

EL HOMBRE

Quien honra el Bien no se causa ningún daño,

Altísimo se guarda, no es vana su existencia,

El valor conoce, el provecho de vida semejante,

En lo mejor confía, por senderos de bendición camina.

Hölderlin.

 

EL BIEN

Cuando lo interior se guarda, claro se muestra el Bien,

Digno de valor, por los hombres nombrado,

Cuánto en tal lucha aprende el hombre,

Cuánto y qué provechoso y necesario para la vida.

Hölderlin

 

EL ESPÍRITU DEL TIEMPO

La vida es la tarea del hombre en este mundo,

Y así como los años pasan, asi como los tiempos hacia lo más           alto avanzan

Así como el cambio existe, así

En el paso de los años se alcanza la permanencia;

La perfección se logra en esta vida

Acomodándose a ella la noble ambición de los hombres.

Humildemente

24 de Mayo de 1748                                        Scardanelli

 

AMISTAD

Cuando conócense los hombres por su valor interno

Pueden con alegría llamarse amigos,

Pues la vida es algo ya tan sabido para ellos

Que sólo en el Espiritu más alta encontrarla pueden

 

El espíritu noble no es a la amistad ajeno.

Los hombres gustan de las armonías

Y a la confianza se sienten inclinados, viviendo para conocer.

También a la humanidad esto le fue otorgado.

Humildemente

20 de Mayo 1758                                                 Scardanelli

 

EMPÉDOCLES

Buscas y buscas la vida y surge y reluce para ti

un fuego divino desde las profundidades de la tierra,

y en tu estremecedor anhelo

te arrojas allá abajo, a las llamas del Etna.

 

Así disolvió perlas en vino la altiva

reinaaa, !y a conciencia! Ojalá no hubieras

ofrendado tu riqueza, oh poeta,

en ese cáliz hirviente

 

Pero para mí eres sagrado, como el poder de la tierra

que te arrebató, !oh intrépida víctima!

Y, si no me retuviera el amor,

seguir quisiera al héroe a las profundidades.

 

(exeptuando este último poema dedicado a Empédocles,  que pertenece al libro «Odas», el resto de poemas escogidos pertenecen a sus Poemas de la locura, con traducción de Txaro Santoro y José María Alvárez. La nota biográfica pertenece a la introducción de este último libro)

 

 

Johann-Christian Friedrich Holderlin  nació el 20 de de marzo de 1770 en Lauffen (Condado de Wurtenberg), en la Suabia del Neckar.

Su padre administraba un seminario protestante -«Stift»- y su madre era hija de un pastor de tal Iglesia. Dama muy joven viuda (en 1772), volvió a contraer matrimonio en 1774 con el consejero Gock, burgomaestre de Nurtingen. Del primer matrimonio tuvo a Friedrich y a Heinrike. Y con el burgomaestre añadió un hermanastro, Karl.

La muerte de su padre dotó a Friedrich de una prematura tristeza, que refleja en varias cartas.

En 1784, Holderlin es destinado al servicio divino y enviado a estudiar Teología al  al seminario de Denkendorf. Allí escribirá sus primeros poemas y descubrirá a Schiller y, según parece, a Klopstock.

En 1786 Holderlin proseguirá esos estudios en Maulbronn. Allí tendrá su primer amor con Louise Nast. Se abre a Ossian.

Pasa en 1788 al seminario de Tubingen. Se enamora de la hija de un profesor, Elisa Lebret. funda con Neuffer la «liga de los poetas», y estrecha su relación con Hegel y Schelling, amantes todos de la Revolución Francesa. En el Almanaque de las Musas es publicado por primera vez. Y conoce a quien seguira siendo amigo suyo toda su vida: Isaac von Sinclair.

Lee mucho a Platón. Empieza a escribir Himnos.

En 1793 se licencia, pero no ejercerá nunca el sagrado ministerio o Misterio.

A finales de 1793, y gracias a Hegel, que lo recomienda a Schiller, y éste a su vez a la Casa, es aceptado como preceptor del hijo de Charlotte von Kalb, en Waltershausen. Se hace cargo del niño, habita junto a él en Weimar y allí comienza a escribir Hiperion. Cuando abandona este magisterio, la amistad con la madre ha llegado  a ser tan sólida, que Charlotte le ayuda a instalarse en Jena con la suficiente estabilidad económica para poder continuar sus trabajos.

En jena se encuentra de nuevo con Schiller, quien le publica en su revista, Thalia, un fragmento de Hiperión.

Pero en 1795 está otra vez sin recursos y ha de regresar a su casa materna en Nurtingen. A finales de ese año se emplea como preceptor, una vez más, en casa del banquero Contard, en Frankfurt.

Casi siempre una bella mujer acompaña al dinero. Será Susette, la esposa de Gontard. Una fascinante historia de amor que Holderlin fijará para siempre bajo el nombre de Diotima.

La primera parte de Hiperion aparece en 1797, y la segunda, en 1799. Pero a finales del 78 es despedido de casa del banquero, y se refugiará en hamburgo, con el amigo Sinclair. continúa viendo a Susette, trenzando los últimos filos de su aventura, hasta 1800. Y en esos días vidriosos escribe las tres versiones de «la muerte de Empédocles».

Son años de una actividad intensísima. Poemas, elegías. Hasta que, muy fatigado, en la primavera de 1800 tiene que volver a Nurtingen. Permanece allí hasta octubre, cuando marcha a Stuttgart invitado por unos amigos. Cuidado por éstos traduce a Pindaro y escribe sus grandes obras. La relación entre los «Himnos» y la influencia de Píndaro debía ser estudiada con detenimiento.

Pero necesita moverse. Y parte hacia Suiza para hacerse cargo de un puesto de preceptor en casa de los Gonzenbach, industriales de Hauptwill. Sólo permanecerá unos meses con ellos. Comienza a sufrir unas crisis que desembocarían en la Locura.

En 1802 marcha a Francia para ejercer por última vez como preceptor, en Burdeos, en casa del cónsul de Alemania, D. Christoph Meyer.

Bajo los cielos de Francia entrará en la Locura. Abandona su empleo y retorna para siempre a Alemania. En julio, «tocado por Apolo» (como él mismo aseguró), se instala con su madre. En Nurtingen se entera de jla muerte de Diotima. Su vuelo no tiene retorno. Sinclair se hace cargo de él y lo acompaña en un viaje de descanso por Regensburg y Ulm. Por los agujeros incendiados de esos días ve Holderlin sus grandes Himnos: «Patmos», «El Archipiélago». Durante 1803 y 1804 su actividad es febrirl. Poemas y traducciones (Sofocles). Sinclair lo recomienda como bibliotecario en la corte del Landgrave de Homburgo. Es un puesto tranquilo. Pero un año más tarde la Locura se apodera definitivamente de su criatura.

En agosto de 1806 Sinclair lo traslada a la clínica del Dr. Autehenrietch en Tubingen. Y poco después, a la casa del carpintero-ebanista Ernest Zimmer, donde vivirá hasta 1843. Treinta y siete años en una habitación sobre el Neckar. Todos aquellos que él amara -Schiller, goethe, Napoleón, Beethoven, Kleist, sus compañeros, sus damas- van encaminándose a la muerte. Holderlin no lo sabrá nunca.  Para él ya no existirá sino aquel recinto, el papel sobre el que escribe sus últimos poemas, su piano y las visitas a quienes no reconoce. Olvida su nombre. Fecha poemas con cien años de aelanto. El 7 de junio de 1843, después de contemplar desde su ventana los campos infinitos, murió en paz.

Cuanta Bettina von Arnin que cuando la princesa von Homburg regaló un piano a Holderlin, éste cortó casi todas las cuerdas, más dejó algunas, y sobre ellas improvisaba. Así son los «Poemas de la locura. Quizá nadie haya visto nunca de forma tan transparente. Es la Noche Sagrada.

No se puede traducir a Holderlin. 

 

 

 

 

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Una respuesta a “ POETAS 12. Friedrich Hölderlin ”

  1. Tupacalos dice:

    Ahora me ha dado por los traductores. Yo leí Hiperión en español. Y tengo que decir que no se «la verdad» que pasó de lo escrito originalmente a lo traducido, pero ninguna otra lectura me hizo intuir más emocionalmente eso que fue el romanticismo.

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