Mes: mayo 2011

Risas

Risas

Si piensas te vuelves triste.
Siempre hay pequeñas grietas
por las que se filtra esa sed que no tiene cura.
Detenido contemplas como crece el charco
de tus frustraciones.
Se extiende y llenaría todo.
Te queda comer del fruto del árbol prohibido:
Tentación sufrida.
Pero sospechas que sería demasiado amargo.
Y entonces te ríes, sin saber por qué, te ríes mucho,
muy fuerte, a carcajadas.
Te ríes porque no hay remedio, o porque lo hay.
Y ese ruido te parece música, te distrae,
te asombra hasta el próximo pensamiento

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POETAS 74. Fabián Casas

 Fabián Casas (Buenos Aires, 1965) es poeta, ensayista, periodista y narrador. Estudió filosofía y durante la década de los 80 viajó por distintos países de Sudamérica. En los 90 comienza a ganarse la vida como periodista en el diario “Clarín” (“el periodismo es un oficio que rara vez se cruza con la poesía”, llega a declarar en una entrevista). La obtención de una beca le permite trasladarse a Estados Unidos. Reside durante seis meses en Iowa. Sus versos están marcados por el coloquialismo, los tonos narrativos y la poesía concreta. Entre sus libros de poesía, destacan “Oda” y “Spleen de Boedo”. Recientemente  ha publicado en España un libro de relatos titulado “Los Lemmings y otros”.

*****

MEDITACIÓN

Sitiado por los cigarrillos y el whisky,
escucho que alguien mete mal un cambio en la calle.
La noche es dura y las noticias son malas.

¿Guardo la Elegía en el freezer
para comerla cuando llegue la inspiración?

Esos globos inflados con gas
pegados al techo
donde hubo una fiesta,
son mis sentimientos.

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Olvido

Olvido

Desearía dilatar el gozo
de mi espíritu enternecido,
retrasar la muerte, inevitable,
de todos los personajes, imaginarios,
que han tejido mi vida con su vida.
Pero sé que,
como otras muchas veces,
las horas, los días, las semanas
cubrirán con un espeso manto
de niebla, los picos agudos
con que mi imaginación
quiebra el paisaje de la rutina.
Y quiero que, pronto,
como otras muchas veces,
el amor muera en el hastío,
las entrañas rotas se unan solas,.
el olvido transforme el dolor
de mi alma no tan joven
en arrugas de mi rostro viejo.

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LOS UTOPISTAS 2. La resistencia de Ernesto Sábato.

Ahora tocaría dedicarle una necrológica a Sábato. Es una pena que sólo seamos capaces de dedicar buenas palabras tan sólo a los muertos. Y es que esto es lo que ocurre: que los muertos nos suelen venir de uno en uno, mientras que los vivos se nos agolpan y acumulan igual que se nos van hacinando los muertos en un gran cementerio. Y no conseguimos dar a basto. Los muertos saben morirse en el momento exacto en qué empezamos a hablar bien de ellos. La muerte produce magnificos conciertos de alabanza, abrazos fraternos y exultaciones de paz. ¿Pero cómo saber cuándo podemos empezar a hablar bien de los vivos? Los muertos, como las madres, son siempre ciertos; los vivos, en cambio, pueden llegar a engañarnos. La muerte nos da ya esa certidumbre que nos sentencia al oído: “ya puedes pronunciar tu discurso, ha llegado la hora del panegírico y de la oración y del sermón fúnebre, y el muerto ya no tiene derecho a réplica”. Sin embargo creo que es bueno dedicar unas palabras de salutación a los que se van a despedir. Quien sabe dedicar buenas palabras a los muertos, demuestra que ya sabía apreciar sus palabras y obras mientras estaba vivo. El aprecio del muerto es el mismo aprecio que se le tenía al vivo, pero todo mucho más condensado y sintetizado y ajustado. Aquí hay que recomponer de otra manera la vida del muerto. Lo bueno de la imaginación es que podemos poner del revés el mundo, lo podemos poner patas arriba para que se nos caigan encima cosas que antes no llegamos a descubrir, ni siquiera a sospechar. Imaginar es mostrar con los ojos del espíritu lo que nuestros desorbitados ojos de la frente no aciertan ni a ver. Igual es ahora buen momento para que se nos caiga encima algún informe Sábato sobre el más allá de las torturas y las desapariciones. Quizás es buen momento para que Sábato nos revele cuál es el secreto de los pobres diablos torturados y de los crueles diablos torturadores; quizás ahora Sábato podría divulgarnos el secreto de su resistencia durante casi un siglo en ese gran campo de concentración en que a veces se nos convierte el mundo: “que el mundo es horrible es una verdad que no necesita demostración –nos asegura el protagonista de «El tunel»-. Bastaría un hecho para probarlo, en todo caso: en un campo de concentración un expianista se quejó de hambre y entonces le obligaron a comerse una rata, pero viva”. More…
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Tú la esencia

Tú que eres la esencia

Llama
que arde sin luz
pero que a mi alma quema.
Ilusión
que no eres nadie
sino todo el femenino.
Tú que eres la esencia
de la compañía buscada,
que no existes,
porque eres el amor
y el amor es engaño…
Ven,
pero no llegues.
Vete,
sin perderte en la lejanía.
Pues si te tengo me seco
y si no te tengo me consumo.

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POETAS 73. Aleksandr Pushkin I

(Rusia (Moscú, 1799-San Petesburgo, 1837). Descendiente de una de las familias más aristocráticas de la antigua Rusia y lector incansable desde temprana edad, se convertirá en poeta nacional de su país y genio inventor de toda una literatura, hasta el punto de que el influyente crítico Belinski lo define como el primer poeta-artista de Rusia. En 1820 consigue un cómodo puesto en el Ministerio de Asuntos Exteriores que le permite vivir una vida bohemia, se implica en movimientos reformistas y escribe composiciones subversivas que provocan el destierro por parte del Zar Alejandro I a las regiones meridionales del imperio. Es en este periodo de alejamiento cuando toma contacto con la poesía de Byron e inicia los primeros cantos de su obra maestra, Yevgueni Onieguin (1823-1831), historia de amoríos y desplantes de un héroe muy al estilo del Don Juan Byroniano. Durante su ausencia de la capital tuvo lugar el alzamiento decembrista que provocó una dura represión entre amigos del propio poeta, a los que dedicará sentidas composiciones. Poco después de su regreso a la corte, el poeta contrae matrimonio con una célebre belleza de 16 años, Natalia Goncharova, admirada hasta por el mismo Zar, quien para evitar su alejamiento nombra a su marido “gentilhombre” de cámara. Durante los últimos años de su vida, a Pushkin le cercan las deudas, le persiguen las intrigas, y se siente espiado y vigilado, hasta el punto de que las cartas que dirige a su mujer son abiertas por la policía y leídas por el Zar. Sus últimos años resultan amargos; su final dramático. Decepcionado de la vida –“aunque la vida es una dulce costumbre, hay en ella tanta amargura que a la larga se hace repugnante”- y con dificultades para encontrar su inspiración creativa, unos meses antes de su muerte llega a escribir a su mujer: “El diablo dispuso que naciera en Rusia con espíritu y talento”. En 1836 el repetido asedio de su mujer por parte de un diplomático francés, Georges d’Anthès, provoca un desafío a duelo. La manipulación del arma del poeta hace que la primera bala le alcance el pecho sin  opción a defenderse. Cuando el médico que le atendió en su larga agonía le preguntó si no quería despedirse de sus allegados, Puskhin sólo fue capaz de responder caústicamente, no sin antes volverse hacia sus libros: “Adios, amigos”. Puskhin fue un prosista afortunado –“La hija del capitán”- que preludió los rasgos del realismo ruso posterior caracterizado por una gran elevación poética, y todo ello logrado mediante un lenguaje rico, vivo y palpitante –“quisiera dejar en nuestra lengua cierta obscenidad bíblica”, escribirá en cierta ocasión-. Para Puskhin cualquier aspecto de la existencia es digno de tratamiento literario, siempre que se enfoque de manera apropiada. A juicio del traductor de los poemas que se presentan a continuación, Víctor Gallego Ballesteros, el principal protagonista de toda su producción es la vida: “insertó en el clasicismo el hálito de vida y el lenguaje de los hombres” Belinski trató de sintetizar el carácter de sus versos señalando que: “en la poesía de Puskhin hay cielo, pero está siempre impregnado de tierra”.

*****

EL PAJARILLO

En tierras extrañas, con respeto,
observo una ancestral tradición:
suelto al aire un pajarillo
en la luminosa fiesta de la primavera.

Y ya puedo sentirme consolado:
¿por qué murmurar contra Dios
cuando al menos a una criatura
he podido donar la libertad?

                                              (1823)

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Ladrón de sentimientos

El cuerpo se me ha quedado grande.
O mi Yo pequeño, muy pequeño.
Así que rebota por su interior
como una pelotita agitada dentro de un pellejo.

De vez en vez me asomo a los ojos
hacia fuera de las cuencas,
y veo el mundo, las personas,
y creo que todas son como yo,
pequeñas esferas hechas de sentimientos espontáneos
aprisionadas en un cuerpo demasiado importante.

Y siento una capacidad de amar que se me escapa
deprisa deprisa.
Y envidia de saber lo que saben y yo ignoro.

Antes de que se acabe…
Como un ladrón quisiera entrar en su cuerpo
y hacerme con sus sentimientos.
Mi pequeñez robando todo su amor
saltando en su interior, tocando su piel por dentro,
inocente y perverso. ¿Y el dolor?
Duele saber que no es posible.

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Domingo de gloria

Domingo de gloria

Un demonio llora una ausencia…
Alguien abandonó el infierno dejando un vacío: añorancia inmensa.
Demonio enamorado más allá de la frontera,
no cabe tanto dolor  junto a la gloria.
Y los hombres, sin comprender nada, hacen una fiesta.
Cristo ha resucitado.

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